Tantos años después, nadie quiere hablar del Angolazo
La selección española vuelve a enfrentarse este miércoles a la africana, que puso fin a la etapa de Díaz-Miguel en los Juegos de Barcelona 92
El recuerdo del Angolazo es tan doloroso en el baloncesto español que 32 años después muchos de sus protagonistas no quieren revivir aquella mañana del viernes 31 de julio de 1992 en Badalona, cuando la selección africana derrotó a la española (63-83) y la eliminó con estrépito de los Juegos de Barcelona 92. “No son buenos recuerdos, prefiero no removerlos”, responde a este periódico uno de los jugadores españoles de aquella selección que entrenaba Antonio Díaz-Miguel. Han pasado tres décadas, pero muchos de los hombres que cayeron derrotados guardan silencio como si fuera todavía una pesadilla. España se reencuentra este miércoles con Angola (20.30, Teledeporte), en el segundo encuentro del preolímpico de Valencia, y más de uno piensa que no conviene revivir viejos fantasmas.
“Díaz Miguel entra en la historia de Angola”, tituló Luis Gómez su crónica en EL PAÍS. La selección cayó eliminada como última del grupo A después de perder ante Estados Unidos (81-122), Alemania (74-83), Croacia (79-88) y Angola, y tras solo ganar a Brasil por 101-100. Fue además el fin de la larguísima etapa de Díaz-Miguel al frente del combinado nacional, un periodo de 27 años que había hecho cumbre con la plata de Los Ángeles 84. Fue precisamente aquel éxito el que marcó un punto de inflexión en la gestión del grupo. Las relaciones entre el técnico y los jugadores fueron consumiéndose mientras el preparador acaparaba el protagonismo de la obra. El Angolazo terminó por avanzar un divorcio ya anunciado.
“El nivel de su trayectoria está muy por encima de ese tropiezo”, afirma Andrés Jiménez sobre el seleccionador y sobre aquella caída en Barcelona 92; “fue una derrota muy dura porque no podíamos esperarla. Éramos un equipo que estaba acostumbrado a ganar. Ellos jugaron con mucha intensidad. Y como estábamos nosotros ese día… Adiós”, añade el exjugador.
Ni el mismo Jiménez ni Jordi Villacampa, con 16 puntos cada uno, consiguieron levantar al equipo. Después de un primer tiempo igualado (36-37), la debacle española llegó en el segundo tramo: 27-46. España tardó casi 14 minutos en anotar la primera canasta en juego al volver del descanso, síntoma de que ni siquiera hubo conjura en el vestuario. Y terminó el encuentro con cero triples de 10 intentos y 15 tiros libres fallados. En el bando angoleño, Jean Jacques Conceiçao, uno de los tres únicos profesionales del equipo y que años después jugó en el Unicaja, fue el héroe nacional con 22 puntos. “No pienso dimitir. Esto no es el fin de una etapa”, aseguró tajante Díaz-Miguel tras el encuentro. Pero tenía las horas contadas. “Nos han dado un baño”, resumió Epi, más realista.
Curiosamente, un hilo generacional une aquel encuentro con el de esta noche. En España se alistaba Santiago Aldama Alesón (dos puntos en el partido contra Angola), padre de Santiago Aldama Toledo, hoy pívot de los Memphis Grizzlies y jugador en la actual selección de Scariolo. Además, un técnico español, Josep Clarós, dirige ahora al combinado africano, y uno de sus ayudantes, Aníbal Moreira, estaba en aquel grupo de 1992. También figura en la plantilla angoleña Silvio de Sousa, hijo de aquel Conceiçao que destrozó a la selección española. Guiños del destino.
España y Angola se han enfrentado desde aquellos Juegos de Barcelona en cuatro ocasiones más, en las citas olímpicas de 2000 y 2008 y en los Mundiales de 2002 y 2006. Siempre ha ganado la selección española, aunque aquella herida de 1992 sigue abierta.
ESPAÑA, 63; ANGOLA, 83
España: Villacampa (16), Arcega (5), Biriukov (0), Rafa Jofresa (3), Jiménez (16), Aldama (2), Tomás Jofresa (11), Fernández (0), Herreros (1), Orenga (7), Andreu (2) y Epi (0).
Angola: Romano (0), Moreira (12), Victoriano (3), Wacuaramba (0), Coimbra (0), Sousa (11), De Carvalho (2), Sardinha (0), Dias (15), Macedo (0), Guimaraes (18) y Conceiçao (22).
Parciales: 36-37 y 27-46.
Olímpico de Badalona. 31 de julio de 1992.
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