La fórmula de oro en el Mundial de baloncesto: ser el mejor equipo y no los mejores
España apela a la fuerza de su juego colectivo para competir por retener el título de campeones
Campeona del mundo. Campeona de Europa. Número uno del ránking FIBA. No hay mejor cartel posible que el de España ante el Mundial que se celebra desde este viernes hasta el 10 de septiembre en Filipinas, Japón e Indonesia. El grupo de Sergio Scariolo pone en juego la corona en una cita con muchos equipos de altura pero menor dosis de estrellato. Luka Doncic lidera a Eslovenia, pero respecto al pasado Eurobasket se han caído de la pasarela el griego Giannis Antetokounmpo, que se recupera de una operación de rodilla, y el serbio Nikola Jokic, con la gasolina justa tras conquistar el anillo de la NBA con Denver. El foco está en las orquestas más que en los solistas, y ahí España dicta un magisterio por esa filosofía gremial grapada a su ADN.
La Familia ha patentado la fórmula del éxito. Estados Unidos busca dar con la tecla después del séptimo puesto del pasado Mundial, su peor clasificación histórica. Steve Kerr alista a 12 debutantes con la misión de aparcar sus egos un par de semanas. La FIBA señala al conjunto norteamericano como el gran favorito por delante de dos grupos muy potentes y en buena forma, Alemania y Francia, comandados por el base Schröder y el pívot Gobert. España tumbó a los alemanes en semifinales del Eurobasket y a los franceses en la final, y ahora figura en el cuarto puesto de las quinielas por encima de la Canadá que tutela Jordi Fernández. La selección española vuelve a ese papel de tapada del que surgió como campeona continental en Berlín.
El debut llegará este sábado en la sede de Yakarta ante Costa de Marfil (15.30, La1), el equipo que coordina un viejo conocido español, el expívot Anicet Lavodrama, hoy director deportivo del equipo africano. Pese a la supuesta inferioridad del rival, Scariolo insiste en arrancar a tope. Si en el Eurobasket había pista por delante para coger velocidad, ahora toca apretar el acelerador a fondo desde el inicio. Brasil e Irán completan un grupo cuyos dos primeros clasificados acceden a una segunda ronda que completarán las dos mejores entre Francia, Canadá, Letonia y Líbano. Y de esa segunda liguilla saldrán dos plazas para cuartos.
La mirada al Eurobasket es inevitable. España acudió con un grupo en transición y siete debutantes en una gran cita. Siete de ellos repiten en el Mundial (Díaz, Brizuela, Parra, Rudy, Willy y Juancho Hernangómez y Garuba) dentro de una plantilla más experta, forrada con Llull, Claver y Abrines, y en la que se reducen a dos los novatos en un escenario de alto nivel: el base Juan Núñez, sustituto a los 19 años de Ricky Rubio, y el pívot Santi Aldama, de 22. El jugador de Memphis es hoy el único representante de la NBA después de que Oklahoma haya prescindido de Garuba, un mundialista sin equipo.
De regalo, el Mundial reparte billetes para los Juegos de 2024: en la cesta europea, dos pasaportes directos para los dos mejores sin contar a la anfitriona Francia. Cualquier otro resultado encamina a un preolímpico que es una trampa: Argentina, subcampeona mundial, está fuera de este cónclave asiático y de París. En contraste, el cuento de hadas de la Cabo Verde de Edy Tavares, el país con menor población (600.000 habitantes) en disputar jamás una Copa del Mundo.
Todo abierto en este Mundial exótico, antesala de Qatar 2027 (el jeque Sheikh Saud Ali Al Thani es el nuevo presidente de la FIBA). Con Doncic como súper estrella, con EE UU en busca de la redención, con Alemania, Francia y Canadá aspirando a la cumbre, con los Juegos en el horizonte. Y claro, con esa España campeona de todo que apela a su mayor fortaleza. Lo resumió ayer el capitán Rudy: “No nos planteamos ser los mejores. Queremos ser el mejor equipo”.
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