El COI autoriza de forma excepcional que las ajedrecistas rusas jueguen como equipo el Mundial Femenino por Naciones con la bandera de la FIDE

El consenso de una gran parte del deporte mundial para castigar a Rusia por la invasión de Ucrania muestra cada vez más agujeros, que el Comité Olímpico Internacional (COI) no se esmera en tapar. Seis jugadoras rusas de muy alto nivel disputan desde este martes en Linares (Jaén) el Mundial Femenino de Naciones bajo el nombre “equipo FIDE [Federación Internacional de Ajedrez]”. En principio, el COI excluye concretamente las pruebas por equipos del permiso para que los rusos y bielorrusos puedan competir con bandera neutral; pero ha autorizado a la FIDE para hacer una excepción.

En una carta a la que ha tenido acceso EL PAÍS, y que el COI no desea publicar, su director de Deportes, Pierre Ducrey, aduce dos motivos para autorizar excepcionalmente al presidente de la FIDE, el ruso Arkady Dvorkóvich, a admitir a las jugadoras rusas en el Mundial de Linares. El primero es que no se trata de una competición olímpica, aunque es cierto que la Asamblea General del COI reconoció el ajedrez como deporte y a la FIDE como miembro en 1999, a petición del entonces presidente, el español Juan Antonio Samaranch.

La segunda razón que menciona Ducrey es que cada federación deportiva internacional tiene un cierto grado de autonomía, como se vio recientemente en el Mundial de Gimnasia celebrado en Indonesia, donde se admitió a los gimnastas rusos (bajo bandera neutral) pero no a los israelíes, contrariamente a los criterios del COI. La polémica creció aún más cuando se descubrió que la estrella rusa Angelina Melníkova es admiradora de Vladímir Putin y exmilitante de su partido político, al que renunció cuando el COI exigió, como una de las condiciones para competir con bandera neutral, no apoyar la invasión de Ucrania.

Ese requisito es muy resbaladizo. Por ejemplo, algunas de las ajedrecistas rusas que compiten en Linares han sido felicitadas en público por Putin o altos cargos de su Gobierno, al igual que Melníkova. O han participado en torneos organizados por Serguéi Kariakin, subcampeón del mundo en 2016, acérrimo defensor de Putin y de la invasión, y sancionado deportivamente por ello. Pero no consta que ninguna de esas jugadoras haya apoyado explícitamente la agresión a Ucrania. El presidente de la FIDE, Dvorkóvich, dijo a EL PAÍS este martes: “Comprendo bien la protesta de Ucrania desde un punto de vista emocional. Pero ahora mismo no hay un argumento sólido para impedir la participación de esas jugadoras rusas bajo la bandera de la FIDE, porque el COI la autoriza”.

El propio Dvorkóvich se encuentra en una situación paradójica y ambigua. Tras ser asesor económico de Putin (2008-2012) y primer ministro adjunto de Dimitri Medvédev (2012-2018), presidió el Comité Organizador del Mundial de Fútbol de 2018 y dirigió el Centro de Innovación de Skólkovo de 2018 a 2022, simultáneamente a su primer mandato en la FIDE. El Gobierno de Putin celebró su reelección como presidente de la FIDE (que agrupa a 201 países) en agosto de 2022 a pesar de que pocos meses antes se manifestó en público contra la invasión de Ucrania: “Las guerras son lo peor que uno se puede encontrar en la vida, incluida esta guerra”. Un jurista muy próximo a Putin, Andréi Turchak, lo calificó entonces de “traidor” y “quintacolumnista”, además de pedir “su inmediata caída en desgracia”. Y fue destituido de inmediato de la presidencia de Skólkovo después de publicar una carta abierta en la que se enorgullecía de la valentía de los soldados rusos.

En el terreno puramente deportivo, las rusas con la bandera de la FIDE ganaron por 2,5-1,5 a Kazajistán en la primera ronda, mientras España caía ante EEUU por el mismo resultado.

Leontxo García es, además de colaborador de EL PAÍS desde 1985, asesor de la FIDE para ajedrez educativo.

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