Ingebrigtsen completa el puzle y Duplantis supera los 100 saltos de seis metros

Desde que Mondo Duplantis fue presentado, a las seis y media de la tarde en Nanjing, hasta que se coronó campeón, su tercer título universal bajo techo, pasaron dos horas y veinte minutos. Tiempo de sobra para que discurriera una jornada entera del Mundial. Hubo tiempo de ver a Jakob Ingebrigtsen completar el puzle y ganar, en la final de los 3.000m, la única medalla que le faltaba. Al noruego, de solo 24 años, al que se le ve más rápido en las últimas dos vueltas, le salió un rebelde, el etíope Berihu Aregawi, que tomó la cabeza después de pasar los dos primeros miles en 2m 46s y 2m 36s, y defendió la cabeza de la carrera en cada curva. Ingebrigtsen lo intentó tres veces en ese kilómetro final (2m 23s) y, sin perder la calma, acelerando en los últimos 500 metros (1m 08,93s), esperó a la última recta para acabar de sentenciar a su rival. El noruego ya tiene el oro olímpico y títulos mundiales y europeos tanto al aire libre como en pista cubierta. Ahora le falta redondear su actuación con un nuevo triunfo en la final de 1.500m (este domingo a las 13.15, Teledeporte).

Duplantis no hizo su primer salto (5,70m) hasta las 18.53. Luego esperó casi una hora, hasta las 19.47, para saltar 5,90m. Sus rivales se iban despidiendo y apenas aguantaban cinco oponentes mientras Grant Holloway volvía a mostrarse imbatible y se clasificaba para la final de los 60m vallas. El estadounidense, hijo de un marine que le inculcó disciplina y deporte, volvió a arrasar en la final con una victoria (7,42s) que es la número 71 desde que se hizo atleta profesional. El plusmarquista mundial no pierde una carrera de 60m vallas desde 2014, cuando estaba todavía en edad escolar. Aunque todavía anda lejos de los récords de 122 triunfos en los 400m vallas del estadounidense Edwin Moses y los más de 140 de la rumana Iolanda Balas en salto de altura.

Quien más sabe de récords es Duplantis, que comete un error, algo inusual, a las 20.34. Nulo sobre 6,10 después de que su amigo Manolo Karalis, hijo de griego y ugandesa, hubiera saltado 6,05, mejorando en tres centímetros su récord nacional. El sueco zanjó el debate en 11 minutos. A las 20.40 franqueó los 6,10 y a las 20.51, los 6,15m, amarrando su tercer título mundial bajo techo. Tantos saltos le impidieron regalar al público un nuevo intento de récord del mundo. Pero Duplantis, en realidad, ya había derribado otra barrera: cien saltos por encima de los seis metros (ya lleva 102).