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Scottie Scheffler: “Echo menos las batallas con Jon Rahm”

El número uno mundial reflexiona en una charla con EL PAÍS y otros medios sobre la división del golf, su juego este curso y la fama

Scottie Scheffler
Juan Morenilla

La culpa es de unos raviolis. El número uno mundial del golf, Scottie Scheffler, no termina de encontrarse. No al menos en su versión arrasadora del año pasado. El estadounidense ha bajado a la tierra, y terrenales son sus resultados este curso: noveno en Pebble Beach, 25º en Phoenix, tercero en el Genesis, 11º en el Arnold Palmer y 20º en el reciente The Players conquistado por Rory McIlroy. Un palmarés más que decente pero lejos de su marcha triunfal de 2024, cuando aterrizó en abril en el Masters de Augusta con triunfos en Arnold Palmer y Players y otras cinco posiciones entre los 10 mejores. A nadie le extrañó que Jon Rahm le vistiera con su segunda chaqueta verde, pero esta primavera el cuento ha cambiado. El primer grande de la temporada ya asoma (del 10 al 13 de abril) y Scheffler es otro. Y la diferencia puede que haya que buscarla en la cocina.

Ocurrió el pasado día de Navidad. Scheffler preparaba unos raviolis para cenar en una casa alquilada con unos amigos y utilizó una copa de vino para cortar la masa. El vidrio se rompió bajo su mano derecha y el número uno sufrió un corte en la palma. Suerte que en el grupo había un cirujano y detuvo la hemorragia, pero tuvo que ser operado, pasó varias semanas sin coger un palo y no volvió a competir hasta el 30 de enero. Algo de su magia se perdió. “Sería una tontería decir que eso no me ha hecho retroceder un poquito. Soy diestro y una operación en la mano afecta. Pero no puedo vivir en una burbuja. Estábamos preparando la cena de Navidad y son cosas que pasan. Cada día mi mano está mejor y siento que estoy muy cerca de volver a jugar un buen golf. Durante casi un mes no pude usar cierto músculo, tenía que recuperar la fuerza. Eso lleva tiempo. Ahora mi swing está comenzando a estar bien”, contaba este miércoles Scheffler en una charla digital con varios medios internacionales, entre ellos EL PAÍS, organizada por el Masters de Augusta.

La recuperación ha sido dura, confiesa: “Cada vez que no estás a la altura de las expectativas es frustrante. Con el golf te frustras el 95% de las veces, y este año mi golpeo no ha sido tan bueno. Eso es lo que me ha retenido. Es cuestión de poner el cuerpo donde debe estar. La pausa no solo afecta a mi mano, que se está acercando al cien por cien, sino al resto de mi cuerpo. Alrededor del green tampoco estaba tan fino. Necesitaba sacudirme el óxido”.

Scheffler va recuperando sensaciones. El doble ganador del Masters (2022 y 2024) y oro olímpico en los Juegos de París es a los 28 años el número uno por delante de Rory McIlroy en una clasificación en que Jon Rahm, penalizado por su marcha a LIV (la Liga saudí no puntúa para el ranking), ocupa el puesto 65. Scheffler vistió con la chaqueta verde a Rahm en 2023 y el vasco le devolvió el honor el año pasado. El estadounidense añora ese careo ahora que ambos juegan en circuitos diferentes. “Por supuesto que echo de menos jugar contra Rahm”, responde el estadounidense a este periódico; “una de las grandes alegrías de mi carrera ha sido enfrentarme a él. Es un tremendo jugador, un tremendo talento. Me sorprendió que se fuera [a LIV]. Tuvimos grandes batallas a lo largo de los años, por ejemplo en la Ryder Cup, donde creo que estamos bastante empatados. Jon es un gran tipo contra quien competir, así que sí, extraño esas batallas. Ojalá pudiera jugar más a menudo con él y nos podamos enfrentar más veces en el futuro”.

“Sigo pensando que el PGA Tour tiene los mejores jugadores del mundo y es el mejor circuito. Ojalá algunos de los que se fueron se hubieran quedado, pero tomaron su decisión y sabían las consecuencias, y yo no estoy para hacerles cambiar de opinión ni decirles lo que tienen que hacer. No guardo rencor a ninguno. Tampoco puedo controlar su vida. Ya veremos cuándo el golf vuelve a estar unido”, añade el número uno, un tipo que fuera del campo intenta pasar por una persona corriente que acaba de ser padre de su primer hijo, Bennett, hace menos de un año.

“Intento separar las dos cosas”, cuenta; “tengo mi vida deportiva y mi vida personal. Cuando juego, estoy muy centrado en lo que hago. Cuando llego a casa, trato de dejar esas cosas fuera. A mi hijo no le importa si he tenido un buen o un mal día. Fuera del campo nunca he querido ser una persona famosa. Simplemente me encanta jugar al golf. Y simplemente vivo mi vida. Hago las cosas que normalmente haría, no me voy de fiesta, y a veces la gente me reconoce y a veces no. No me siento una persona famosa. Tengo los amigos con los que crecí. Voy a cenar con mi mujer y si alguien me pide una foto, es educado y he terminado mi comida, diré que sí”.

Como vencedor del Masters, Scheffler servirá el menú de la cena de los campeones: sopa, chili, albóndigas, chuletón y pescado. Invitará a su madre a jugar el campo, otro privilegio. Y se reencontrará con Rahm en una de esas batallas que echa de menos.

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Sobre la firma

Juan Morenilla
Es redactor en la sección de Deportes. Estudió Comunicación Audiovisual. Trabajó en la delegación de EL PAÍS en Valencia entre 2000 y 2007. Desde entonces, en Madrid. Además de Deportes, también ha trabajado en la edición de América de EL PAÍS.
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