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Ajedrez | Maravillosa Jugada
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Carlsen vs Niepómniashi: oro para dos, y con tejanos

Análisis de dos polémicas decisiones de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE): sancionar al noruego por jugar en vaqueros y aceptar que comparta el oro con el ruso, su rival

Carlsen y Niepómniashi, durante la entrega de premios del Mundial Relámpago, este martes en Nueva York
Carlsen y Niepómniashi, durante la entrega de premios del Mundial Relámpago, este martes en Nueva YorkMicha? Walusza (Walusza Fotografia)
Leontxo García

El boletín de Leontxo García, que reproducimos en esta opinión, se publica excepcionalmente en abierto esta semana. Trata sobre el inédito final del Mundial Relámpago de ajedrez. Puedes apuntarte aquí para recibirlo en tu buzón cada semana.

No recuerdo, en mis 41 años como periodista profesional, otros seis días consecutivos en que la misma persona —en este caso, Magnus Carlsen— haya protagonizado noticias excepcionales cada día, como ha ocurrido en los Mundiales Rápido y Relámpago que he cubierto desde Nueva York: el 26 firmó el peor resultado de su carrera en esas modalidades; el 27 se retiró del Rápido, y anunció que no disputaría el Relámpago, tras ser sancionado por jugar con pantalones tejanos; el 28 firmó un contrato con la multinacional G-Star de ropa vaquera; el 29 negoció con la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) para jugar el Relámpago, con vaqueros, por supuesto; el 30 sufrió para entrar en cuartos de final; y el 31 propuso que hubiera dos campeones -y la FIDE aceptó- porque ya no quería jugar más con el ruso Ian Niepómniashi. Todos los detalles están en mis crónicas y columnas diarias, almacenadas en esta página.

He citado todo eso porque ayuda mucho a entender el contexto. Pero sólo son realmente polémicas las actitudes de Carlsen con respecto al código de vestimenta y a proclamar dos campeones. En el primer asunto hay dos planos que conviene separar: 1) Si las reglas son apropiadas y están bien escritas; 2) Si se deben cumplir tras haberlas aceptado al inscribirse en el torneo.

Creo que las reglas deben cambiarse y ser más flexibles, dejando margen para el sentido común de árbitros y directivos. Es imprescindible que haya un código de vestimenta porque el ajedrez mueve hoy más dinero que muchos otros deportes, y debe cuidar su imagen. Pero, como bien indicó Carlsen, no hay nada negativo en unos tejanos limpios que combinen bien con la chaqueta. Lo que el noruego hizo mal en este caso fue en protestar cuando el torneo le iba mal, en lugar de hacerlo antes de viajar a Nueva York, aceptando sus reglas al inscribirse. Y donde erró el presidente de la FIDE, Arkady Dvorkóvich, fue en no reconocer explícitamente en su comunicado que las reglas están mal, en lugar de insinuar que el árbitro debió ser más flexible, cuando lo único que hizo fue aplicarlas. En todo caso, Dvorkóvich acertó al tener la cintura de rectificar sobre la marcha y permitir que Carlsen, uno de los mejores ajedrecistas de la historia, jugase el segundo torneo -el Mundial Relámpago- con tejanos.

Llevo 18 horas dando vueltas al insólito desenlace de la final relámpago, prevista al mejor de cuatro partidas. Carlsen ganaba 2-0, pero perdió las otras dos. El reglamento establece que se dispute una partida de muerte súbita (tres minutos por bando más dos segundos de incremento automático tras cada jugada). Y si es tablas, otra, hasta que haya un ganador. Ocurrió que, después de tres empates, Carlsen propuso a Niepómniashi que los dos fueran campeones, con el argumento de que estaban cansados. Y la FIDE aceptó. Creo que es un error mayúsculo de los tres.

Proclamar dos campeones va contra la esencia del deporte profesional. Sólo debe ocurrir en situaciones muy excepcionales. De hecho, es muy raro que pase. Por ejemplo, en la historia del atletismo olímpico sólo recuerdo -he consultado con mi compañero, y muy experto, Carlos Arribas, quien coincide conmigo- el caso, en salto de altura, del catarí Mutaz Barshim y el italiano Gianmarco Tamberi en Tokio 2021. Y fue muy polémico: véase este artículo de Ramón Cid, muy atinado en mi opinión.

La situación en Nueva York el martes no era muy excepcional porque la jornada de fase final había durado menos de cinco horas hasta el momento en que Carlsen y Niepómniashi propusieron compartir el oro; todos los jugadores profesionales han disputado jornadas de más de cinco horas alguna vez. Ahora bien, aceptemos posibles factores que nos lleven a conceder el beneficio de la duda: la propia modalidad relámpago es muy exigente en cuanto al desgaste nervioso; y el de Carlsen fue probablemente muy grande cuando, pocas horas antes, sufrió mucho en cuartos de final para eliminar a Hans Niemann, a quien hace dos años acusó sin pruebas de hacer trampas (y luego tuvo que indemnizarlo en un acuerdo extrajudicial).

Arkady Dvorkóvich, presidente de la FIDE, el pasado día 13, durante la clausura del Mundial en Singapur
Arkady Dvorkóvich, presidente de la FIDE, el pasado día 13, durante la clausura del Mundial en SingapurEng Chin An (Eng Chin An)

Aunque la influencia del cansancio es un factor consustancial en el deporte de élite, puedo aceptar que el presidente de la FIDE quisiera evitar un esfuerzo excesivo de los dos finalistas. Pero entonces disponía de una solución muy sencilla. Seguir jugando partidas de desempate, tal como indica el reglamento; y si, por ejemplo, las tres siguientes también terminan en tablas, se aplica el sistema Armageddon: una sola partida, con sorteo de colores; las blancas tienen algo más de tiempo pero están obligadas a ganar; en caso de empate, el jugador de negras es el campeón.

He preguntado a cuatro árbitros internacionales de muy alto nivel; los cuatro están de acuerdo en que hubiera sido la mejor solución de desbloqueo. Entonces he preguntado al presidente Dvorkóvich, ruso. Su respuesta: “El Armageddon es un cambio drástico de las reglas. Si lo hacemos una vez, tendríamos que cambiarlas en cualquier momento durante los torneos. Y jugar partidas adicionales hubiera sido una pérdida de tiempo, dado que los dos expresaron firmemente su deseo de terminar el duelo con empate”.

Mi réplica: 1) Si siguen haciendo tablas sin espíritu de lucha, y todo el mundo lo ve, sería un caso claro para que fueran sancionados por conducta antideportiva. Si juegan para ganar, es muy poco probable que muchas partidas relámpago consecutivas acaben todas en tablas; 2) El Armageddon habría sido una solución excepcional adoptada por el presidente de la FIDE, que está facultado para ello por un artículo del reglamento del torneo. Y se puede añadir a las reglas actuales. Por ejemplo: «Si se juegan diez partidas de desempate a muerte súbita y todas ellas son tablas, se aplicará el Armageddon»; 3) En mi opinión, en caso de desobediencia de los dos jugadores, declarar el título vacante habría sido mejor que aceptar dos campeones”.

Me ha contestado que respeta mi opinión. Sigo pensando -lo he dicho varias veces- que es el presidente más capacitado que ha tenido la FIDE en sus cien años de historia, por alto nivel de inteligencia, gran experiencia en gestión de asuntos muy complicados (fue primer ministro adjunto de Rusia, asesor económico de Putin y presidente del Comité Organizador del Mundial de Fútbol de 2018, entre otros cargos) y profundo conocimiento del ajedrez (su padre fue asistente personal de Gari Kaspárov). Pero el hecho de ser ruso y de haberse pronunciado en contra de la invasión de Ucrania le ha situado en una posición política muy delicada; además, el peso de la presencia de Carlsen a la hora de lograr patrocinadores probablemente está condicionando sus decisiones en exceso.

Entonces he conversado largamente con Henrik Carlsen, padre y representante de Magnus y persona muy inteligente, con quien siempre he tenido una relación muy cordial. Pero en este caso me cuesta mucho resumir lo que me ha dicho, porque a duras penas lo entiendo. Además de afirmar que mis preguntas eran “sesgadas”, él insiste en que Magnus propuso un cambio de reglas sobre la marcha, y que yo propongo otro porque el de su hijo no me gusta. Le he señalado dos matices importantes: 1) Yo sólo propongo recurrir al Armageddon como solución extrema si continuasen haciendo tablas en varias partidas más; 2) Mi propuesta busca que haya un solo ganador, como debe ser en el deporte profesional, y la suya no. Me ha dicho que tenía que desconectar, y le he pedido que terminemos la conversación con calma otro día.

Mientras escribía todo esto, un colega noruego me ha pasado un artículo publicado hoy por Leif Welhaven, el jefe de Opinión del periódico VG, que sigue a Carlsen por doquier (el ajedrez es ahora muy popular en Noruega). Coincide mucho con la mía, y va más allá, afirmando que “la arrogancia de Carlsen es insoportable”. Creo que conviene no olvidar en ningún momento lo mucho que Carlsen ha aportado al ajedrez; no sólo como uno de los mejores jugadores de la historia, sino por decisiones como la de invertir buena parte de su propio dinero en promover el ajedrez por internet cuando surgió la pandemia. Buena parte de la creciente popularidad actual del ajedrez en el mundo se debe a él.

Pero, aunque a buena parte de sus seguidores les duela mucho, también está cometiendo errores importantes, quizá porque es un genio millonario que vive con los pies alejados del suelo. Uno de ellos, gravísimo, fue acusar sin pruebas a Niemann, quien ahora tiene razón al criticar la decisión de la FIDE. Pero el verdadero trasfondo ahora es que el número uno, por muy genio que sea, no debe tener más poder que un organismo aglutinador de 201 países.

Fe de errores.- En la primera versión de este boletín, la última frase de Arkady Dvorkóvich se tradujo erróneamente, así: “Y jugar partidas adicionales hubiera sido una pérdida de tiempo, dado que los dos expresaron firmemente su deseo de seguir haciendo tablas”. El error de traducción se debió a que, en un vídeo publicado por ChessBase India, Carlsen le dice a Niepómniashi: “Y si no aceptan, haremos tablas rápidas hasta que se cansen”. El padre de Carlsen, Henrik, aclaro después que ese comentario “fue una broma”. Y Dvorkóvich ha aclarado en un mensaje a este periódico: “No vi ese vídeo hasta la mañana siguiente. Magnus nunca me dijo nada de eso. Sólo confirmó que proponía un empate en el duelo, y eso es lo único que yo quise decir”.

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Sobre la firma

Leontxo García
Periodista especializado en ajedrez, en EL PAÍS desde 1985. Ha dado conferencias (y formado a más de 30.000 maestros en ajedrez educativo) en 30 países. Autor de 'Ajedrez y ciencia, pasiones mezcladas'. Consejero de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) para ajedrez educativo. Medalla al Mérito Deportivo del Gobierno de España (2011).
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