_
_
_
_

Mundial de ajedrez | Ding crea una obra maestra, gana la 12ª partida e iguala el marcador a falta de solo dos asaltos

Un día después de sufrir una de las derrotas más dolorosas de su carrera ante Gukesh, el campeón roza la perfección cuando parecía desahuciado

Mundial de ajedrez | Ding
Ding, durante la conferencia de prensa tras su victoria en la duodécima partida, este lunes en SingapurEng Chin An (Eng Chin An)
Leontxo García

Liren Ding dejó el domingo un pequeño hilo de esperanza tras sufrir una derrota brutal que lo dejó abatido: “En el Mundial anterior remonté precisamente en la duodécima partida. Mañana lo intentaré de nuevo”. Y hete aquí que lo hizo, y además convirtió a Dommaraju Gukesh en la víctima necesaria para crear una obra maestra de finísima estrategia, justo el ámbito donde el chino es más fuerte que el indio. Ahora están empatados (6-6) a falta de dos partidas. La penúltima se disputará el miércoles.

El mencionado antecedente, de abril de 2023 contra el ruso Ian Niepómniashi, y la extraordinaria resiliencia que el chino ha mostrado en momentos clave de su carrera incitaban a dejar una ventana abierta para una recuperación épica, a pesar de que la derrota de la víspera, tras malograr una posición muy ventajosa, es de las que duelen mucho. Sin embargo, los primeros lances de este lunes enfriaron esa esperanza: una vez más, Gukesh venía muy bien preparado. Tras sólo doce movimientos, la posición del indio, con las piezas negras, parecía muy cómoda; y encima disponía de mucho más tiempo que Ding, siempre dubitativo, incluso ante jugadas bastante evidentes.

Ello no obstante, el inseguro campeón estaba jugando bien, en porfía de cómo lograr una posición con muchas piezas, evitando las simplificaciones masivas que facilitarían el empate que su rival buscaba. Por el contrario, Gukesh reconfirmó con su decimotercer lance (torre a b8) que la profundidad estratégica es su aspecto más débil (o menos fuerte). Esa torre era como un chirrido en una orquesta bien afinada, mientras las piezas del campeón conservaban una armonía muy prometedora.

Todo cambió a partir de ese momento. Poco a poco, Ding demostró que el chirrido merecía castigo y encontró el más molesto. De pronto, el jugador alicaído de la víspera se reencarnaba en el mejor Ding, el campeón del mundo vigente. La posición era muy molesta para Gukesh, quien tuvo que conseguir tanto tiempo que se puso por detrás del chino también en el reloj.

Gukesh, en uno de los momento críticos de la duodécima partida, este lunes en Singapur
Gukesh, en uno de los momento críticos de la duodécima partida, este lunes en SingapurEng Chin An (Eng Chin An)

La situación era muy crítica para el aspirante más joven de la historia. Su padre, Rajinikanth, paseaba por el pasillo como un león enjaulado, siguiendo la partida en su teléfono móvil. El gran maestro neerlandés Anish Giri, comentarista en Chess24, hizo una original evaluación: “Es probable que Gukesh no sea consciente de lo mal que está posicionalmente, y eso le puede ayudar a encontrar el mejor contrajuego. Por otro lado, Ding sabe que tiene mucha ventaja, pero deberá arriesgar para ganar. Y ambos van a sufrir apuros de tiempo”.

Pero, por primera vez desde que empezó el duelo, el semblante de Ding denotaba una impresionante seguridad en sí mismo, 24 horas después de encajar un golpe tremendo. Y eso se reflejaba en que cada una de sus decisiones eran un puñetazo en el hígado de su rival. Gukesh, muy presionado en el tablero y en el reloj, luchó hasta que ya no tenía sentido hacerlo, y se rindió tras 39 movimientos y cuatro horas de exhibición del chino.

Luego, en la conferencia de prensa, el derrotado mantuvo el tipo y respondió a todas las preguntas con aplomo: “Las malas partidas siempre están ahí, y hoy yo he sufrido una. El marcador actual es justo aunque, lógicamente, yo estoy decepcionado. Pero quedan dos partidas para luchar”. Ding necesitó que cuatro periodistas insistieran en el mismo tema: por qué este lunes parecía una persona totalmente distinta, con una enorme confianza en sí mismo cuando la falta de confianza ha sido su principal punto débil a lo largo del duelo. Aparte de relatar dos veces que el domingo se acostó temprano, que durmió bien, que antes de la partida echó una siesta y se tomó un café expreso, por fin fue al grano: “Fue importante darme cuenta de que en la partida anterior hubiera tenido una posición excelente jugando e6 en lugar de g6; y de que hasta ahí había jugado bien. Hoy, obligado a ganar, he producido una de mis mejores partidas de los últimos años. Y al ver que mi ventaja era ganadora, me he convencido de que ya no había vuelta atrás”.


Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Leontxo García
Periodista especializado en ajedrez, en EL PAÍS desde 1985. Ha dado conferencias (y formado a más de 30.000 maestros en ajedrez educativo) en 30 países. Autor de 'Ajedrez y ciencia, pasiones mezcladas'. Consejero de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) para ajedrez educativo. Medalla al Mérito Deportivo del Gobierno de España (2011).
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_