Gerard Farrés: “Hay que saber ser el más rápido y el más lento”
El piloto de Manresa se embarca en su 17º Dakar, el sexto en coches, con el objetivo de “luchar por la victoria”
Gerard Farrés llega a un abarrotado concesionario en Barcelona sonriente, ataviado con la ropa de sus patrocinadores, esos que hasta hace poco más de un mes no sabía si tendría. Atiende a todo el que se le quiere acercar durante más de veinte minutos. Fotos dentro y fuera del coche, entrevistas, saludos, charlas distendidas aquí y allá…todo con una sonrisa. Es la presentación de su decimoséptimo Dakar, el sexto en coche desde que dejase de participar en moto. Un año más, comerá las uvas lejos de los suyos, entre las dunas de Arabia Saudí. Lo hará con su equipo, a los que no les habla de dinero porque están “pobres”; lo hace de “ilusión y ganas”. “Concentrados y convencidos, podemos optar a la victoria”, ha asegurado. En esta edición será clave “saber ser el más rápido y también el más lento”.
“Gerard, tú vas a ganar el Dakar”, le dijo Miguel Puertas, uno de los pilotos españoles más veteranos en la prueba del desierto por excelencia. De aquello han pasado ya varios años, pero es lo que todavía visualiza el piloto de Manresa. Ahora lo hace liberado, por partida doble. Llega sin órdenes de equipo y con la tranquilidad de quien ya se ha quitado el peso de creer que no iba a participar como piloto este año -incluso llegó a gestionar ir de mochilero-.
El ‘senglar Farreti’ no llega a la cita en las mejores condiciones, pues la última vez que compitió fue en la edición anterior. Aun así, la experiencia hace que tenga muy clara la estrategia para su quinto año en el South Racing Can-Am. “Tenemos que ser inteligentes, no podemos salir a hacer el loco. Hay que encontrar un margen de seguridad”, ha asegurado.
Lo hará acompañado con dos bolas de dragón, como las que aparecían en la mítica serie de dibujos animados. “Están ahí porque yo soy fan de ‘Bola de Dragón’ y nos llevamos los valores que tenía Son Goku, como la empatía, el trabajo y el sacrificio”, ha cerrado. Un signo más de que Farrés es un tipo especial.
“Me habría sentido mal si no lo hubiese cumplido”
Entre recuerdo y recuerdo, porque 16 ediciones dan para mucho, el piloto ha recordado las órdenes de equipo que hicieron que en 2022 le entregase la victoria a Austin Jones. “Me habría sentido mal si no las hubiese cumplido”, ha reconocido en un alarde de sinceridad. La picardía hizo que junto con Diego Ortega, su copiloto -que vuelve a repetir un año más-, supiesen jugar con el cronómetro a su antojo. Victoria para el líder del equipo y él mantuvo el podio. “Esos 300 metros esperando antes de meta es el rato más largo de mi vida. Le dije a Diego ‘tú salta del coche y que parezca que hemos pinchado’, pero lo conseguimos”, ha contado.
Su camino en la carrera francesa comenzó como mochilero de Marc Coma, ganador de cinco rallies en moto, de quien al principio “no entendía nada”. Ahora lo hace con Diego Ortega a su lado. Un piloto no profesional, que se ha convertido en un apoyo indiscutible. “Cuando veía que los patrocinadores no salían, me llamó y me dijo: ‘si hay que dormir encima de una piedra, yo duermo. Yo no cobro’. Tener alguien así al lado, con esa ilusión y esas ganas es impresionante”, ha revelado. Los ojos de Farrés se iluminan cuando habla de su mano derecha, que se vuelve cada vez más importante en una competición donde “la navegación es un 60%”.
“La moto no se compara con nada. Es mi felicidad plena”
La cabeza de Farrés ya está en el nuevo recorrido del Dakar 2024, donde las dunas serán más importantes que nunca. “El año que dicen que es fácil, es complicado. Así que no nos creemos nada, kilómetro a kilómetro. O se hace larguísimo”, ha explicado al ser preguntado por el itinerario de este año. Eso sí, con la sonrisa y la amabilidad impertérrita, ha dejado un recado a sus competidores: “a nuestro coche le gusta más la tierra, que la piedra”.
“Eso sí, la moto no se compara con nada. Es mi felicidad plena”, ha apuntado. Quizá por eso, no pierde oportunidad para recordar el podio que consiguió en 2017 sobre una moto no oficial. “Lo luchamos muchísimo, todo el equipo unido. No fue nada fácil”, ha contado. Ahora todos son sonrisas, hasta que pise territorio saudí. Allí, “ya no hay tiempo para risas, no se pueden perder ni tres segundos”. Palabras de Marc Coma, que Farrés aprendió de maravilla.
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