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Supercopa de Europa - final - jornada 1
M. City
M. City
Cole Palmer 62'
1 1
5Finalizado4
Sevilla
Sevilla
En-Nesyri 24'

Cruel Supercopa para el Sevilla

Un error de Gudelj en el quinto lanzamiento de la tanda de penaltis da el título al City, que fue superado en muchas fases de la final por el conjunto andaluz

Rafael Pineda
Manchester City
Los jugadores del City celebran la conquista de la Supercopa después del error de Gudelj en la tanda de penaltis.Lexy Ilsley (Manchester City FC / Getty)

Un error de Gudelj en el último penalti de la tanda y el acierto de todos los jugadores del City le dieron la Supercopa de Europa al campeón de la Champions, que sufrió una barbaridad para superar a un Sevilla que siempre compite en Europa. El City, un equipazo, mostró su calidad en varias fases de la final, pero también se vio superado en otras por un gran Sevilla, que tuvo la final en las botas de En-Nesyri. En los primeros minutos de la segunda mitad, el marroquí, que marcó un golazo, tuvo dos claras ocasiones para ampliar la ventaja y otra para romper la igualada a uno. Ederson estuvo sublime. Esta vez, Bono, con un pie en el fútbol árabe, no pudo ser el héroe, como en la final de la Liga Europa en Budapest. A punto estuvo de detener el lanzamiento de Walker. Sus lágrimas al final del partido mostraron su desconsuelo, pero también el orgullo de un equipo que nunca se rinde y que tuvo contra las cuerdas a todo un City. Esta vez no ganó. La Supercopa fue cruel para un Sevilla que tuvo el título muy cerca. Le faltó rematar a un grande como el City, que celebró a lo grande el título. La familia sevillista puede estar orgullosa de su equipo.

MNCM. City
M. City
1
Ederson Moraes, Aké, Manuel Akanji, Walker, Gvardiol, Foden, Rodrigo, Kovacic, Erling Braut Haaland, Cole Palmer (Julián Álvarez, min. 85) y Grealish
SEV Sevilla
1
Sevilla
Bono, Gudelj, Loic Bade, Marcos Acuña, Jesús Navas (Montiel, min. 83), Rakitic, Lamela (Suso, min. 92), Óliver Torres (Juanlu Sanchez, min. 74), Lucas Ocampos, Joan Jordán y En-Nesyri (Rafa Mir, min. 92)
Goles 0-1 min. 24: En-Nesyri. 1-1 min. 62: Cole Palmer.
Árbitro François Letexier
Tarjetas amarillas Loic Bade (min. 33), Lamela (min. 61) y Juanlu Sanchez (min. 89)

Pep Guardiola lo había avisado. Por algo es considerado el mejor entrenador del mundo. “El Sevilla aguanta y se transforma en las finales”, había comentado el técnico del City en la previa. No solo resistió el Sevilla, amparado, por supuesto, en ese portero tan soberbio que es Bono. También golpeó. Lo hizo en otro de esos vuelos colosales de En-Nesyri, un delantero que apenas toca el balón, pero que por arriba remata como los auténticos dioses. Con el poderío de sus dos marroquíes y un enorme sacrificio defensivo, el Sevilla obró otra de esas transformaciones que lo definen como un equipo inclasificable, y más cuando juega en Europa. Ni rastro del equipo endeble y flácido que debutó en la Liga ante el bisoño Valencia. Un Sevilla serio, ordenado, que apenas pasó apuros en una formidable primera mitad.

El City, el mejor equipo del mundo, acusó la baja de jugadores como Bernardo Silva. Tampoco Akanji es Stones cuando se incorpora al centro del campo. Eso sí, el campeón inglés metió miedo en el primer cuarto de hora, cuando tres soberbias intervenciones de Bono mantuvieron al Sevilla. En especial una a Aké en el minuto ocho.

Poco a poco, el City fue perdiendo llegada. Perdido Akanji, sin espacios para Foden, Palmer o Grealish. Haaland, eterno ejecutor de los andaluces, era emparedado por Badé y Gudelj. El que se imponía era el Sevilla con un golazo de En-Nesyri, Impactante su salto para desarbolar a Aké y los 90 millones que le costó Gvardiol a Guardiola. En el camino, Mendilibar hizo cosas para que su equipo mejorara. Por ejemplo, cambiar a Ocampos y Lamela de banda para sorprender a los ingleses.

El Sevilla se sostenía en su trabajo, en la fe defensiva a pesar de meterse demasiado en su campo. En el orgullo de veteranos como Rakitic o Navas, inmensos ante un rival plagado de estrellas. En Europa y en las grandes citas, el Sevilla se transforma. Sin embargo, el tramo final del primer tiempo dejó señales preocupantes. Por primera vez en todo el choque, los andaluces fueron desarbolados por el acoso del City. Contra todo pronóstico, esas señales tan inquietantes para el Sevilla no tuvieron continuidad en el segundo tiempo. El conjunto andaluz mandó en la final, ofreciendo una magnífica disertación del juego al contragolpe. Sin duda, fue el momento del Sevilla, con un Ocampos colosal, convertido en una pesadilla para el City por su velocidad en la banda izquierda. Fue el momento, también, de En-Nesyri. El marroquí tuvo esas tres claras ocasiones ante Ederson. En la primera no remató con la suficiente maldad después de un pase increíble de Ocampos. En la segunda, no llegó por milímetros a otro pase de su compañero argentino. En la tercera, la parada de Ederson fue monumental. Un gran delantero En-Nesyri, sobre todo cuando no tiene que pensar.

Viendo la final perdida, fue Rodri el que decidió tomar el mando del City. Pasada la oportunidad del Sevilla, el mediocentro español organizó el juego de su equipo, con estupendos cambios de juego y un dominio total de la situación. El City fue entonces el City. El gol del empate fue el mejor exponente. Un impresionante pase de Rodri fue rematado por el joven Palmer. Un movimiento típico del campeón inglés, que fue celebrado en el banquillo por Guardiola y su segundo, Juanma Lillo.

Al Sevilla le tocó defender con orden y con orgullo para llegar a los penaltis. Por primera vez en la historia de la Supercopa, la UEFA decidió suprimir la prórroga para dar más descanso a los jugadores. Bono, una vez más, emergió como un muro para detener un remate de Aké en el último minuto. Llegaron los penaltis y el Sevilla tenía el aval de Bono. En esta ocasión, el marroquí no pudo agrandar su leyenda.

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