España, campeona del mundo en equipo técnico de natación artística
La selección de sincro conquista el oro por primera vez en su historia, ante el desconcierto provocado por el cambio en el reglamento y la ausencia de Rusia
España conquistó el oro en la final de rutina técnica por equipos de natación artística del Mundial de Fukuoka. Nunca en su historia el equipo español había alcanzado la cota más alta en la prueba más representativa de la natación sincronizada. El zarpazo español en Fukuoka coincide con un doble maremoto en este deporte. Primero, el cambio profundo en el sistema de puntuación que ha penalizado a las selecciones más potentes y más atrevidas. Segundo, la guerra en Ucrania, que liquidó de repente a dos de las cuatro grandes potencias de la sincro en la última década: Ucrania, empobrecida, y Rusia, suspendida de la competición.
Hace un año, en el Mundial de Budapest, la única medalla que logró España fue un bronce. Con la nueva reglamentación en Fukuoka el equipo que dirige la japonesa Mayu Fujiki suma cinco medallas: dos de oro, una de plata y dos de bronce. El nuevo modelo de puntuación es clave. Después de cinco años de refinar el procedimiento, la federación internacional ha dado con una fórmula aritmética que pretende ser más justa pero penaliza el atrevimiento. Todos aquellos ejercicios que previamente se remiten a los jueces para exponer el contenido de la rutina, deben ser reproducidos en el agua a la perfección bajo pena de graves correctivos. Con la llamada base mark, o puntuación rebajada a la base, los jueces castigan la disonancia entre aquello que se anuncia en la rutina y aquello que se ejecuta en el agua. Cada base mark equivale a un torpedo en la línea de flotación de los contendientes. Con dos base mark, este martes las juezas hundieron al equipo de China, líder en la preliminar con 304 puntos, a la séptima posición de la final con 253 puntos. Dio igual que las chinas demostrasen que eran las nadadoras más capaces de hacer figuras de máxima dificultad. El panel tampoco contempló la mejor impresión artística del concurso. España, que se ajustó a un guion conservador y sencillo, pasó del sexto puesto en la fase preliminar al primero en la final. Una remontada impensable en el contexto inmovislista que fomentaba el viejo sistema.
España, que nadó la última, escaló a la cima sin arriesgar. A fuerza de pura y simple sincronización. Evitó las penalizaciones y sumó 281 puntos. No se sabe si ganó el más dotado. El sistema premió al que menos errores cometió.
El equipo formado por Iris Tió, Alisa Ozhogina, Cristina Arambula, Marina García, Meritxell Mas, Paula Ramírez, Sara Saldaña y Blanca Toledano se posicionó por delante de Italia (274) y Estados Unidos (273), plata y bronce respectivamente. “¡Todavía no nos lo creemos!”, dijo Meritxell Mas, la capitana. “Nos lo merecemos por todo lo que hemos trabajado y porque hemos elegido la mejor estrategia posible. Esta adrenalina nos da energía para luchar en la final del equipo libre [el próximo viernes]”.
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— Teledeporte (@teledeporte) July 18, 2023
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Olé Fukuoka, la coreografía que presentó España, no se inscribirá en los anales como un hito de creatividad e innovación. El flamenco, el jaleo, las castañuelas, los zapateados, son el género más trillado de la selección nacional. Pero el ejercicio tuvo el mérito del pragmatismo. Se ajustó perfectamente a las posibilidades físicas y técnicas de las nadadoras. Cultivó confianza en lugar de tensión. Creó una plataforma de firmeza a partir de la cual las chicas se envalentonaron y se crecieron desde la primera figura acrobática. La estrategia posibilista fue obra de Mayuko Fujiki, la seleccionadora que desde 2017 se esfuerza por superar la crisis que provocó el despido de Ana Tarrés en la federación. La gran paradoja resultó que lo consiguiera exactamente tras la retirada de Ona Carbonell, la más famosa de las nadadoras españolas de la era dorada, capitana del equipo desde 2013.
Fujiki, que añadió elementos del lenguaje japonés en la rutina, reconoció el sentido práctico de su propuesta. “Trabajamos mucho la técnica y la sincronización mientras los otros trabajaban más la dificultad”, dijo, tras la final. “Por eso no tuvimos ningún base mark. Porque nos concentramos en la pureza técnica. No lo pudimos hacer mejor”.
España no se subía al podio de las competiciones por equipos desde los Mundiales de Barcelona en 2013, punto final de la generación y el trabajo fundacional que lideró Ana Tarrés. Es la quinta medalla de España en este Mundial de Fukuoka tras el oro de Fernando Díaz del Río en el solo técnico masculino, el bronce de Iris Tió en solo técnico femenino, la plata de dúo mixto técnico (Emma García y Dennis González) y el bronce en el dúo técnico (Alisa Ozhogina e Iris Tió).
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