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España gana en el Eurobasket una plata que vale oro

La selección pierde la final ante Bélgica (58-64) pero el podio subraya el regreso a la élite de un equipo renovado y que suma su 14ª medalla en este siglo

Las jugadoras de España y el seleccionador posan con la medalla de plata este domingo en Liubliana (Eslovenia).
Las jugadoras de España y el seleccionador posan con la medalla de plata este domingo en Liubliana (Eslovenia).JURE MAKOVEC (AFP)
Juan Morenilla
Eurobasket Femenino - final - jornada 1
España
España
58 64
Finalizado
Bélgica
Bélgica

Es de plata, pero vale como si fuera oro. España perdió la final del Eurobasket después de una reacción de Bélgica en los últimos minutos y se despidió del torneo desde el segundo escalón del podio cuando había rozado la cima más alta. Las torres belgas, Meesseman (24 puntos y ocho rebotes) y Linskens (18 y 15) fundieron al conjunto de Miguel Méndez en el tramo decisivo. Se coronó Bélgica por primera vez en Europa y España certificó su regreso a la élite continental. La 15ª medalla en el palmarés del combinado femenino, la 14ª en este siglo, sabe a gloria después de los últimos baches.

El éxito calma el hambre de un grupo voraz, sea cual sea la generación que se conjuga en la pista. La selección cayó en cuartos del pasado Eurobasket en Valencia, en la misma ronda en los Juegos de Tokio, y no se clasificó para el último Mundial. Todo un valle para un grupo acostumbrado a saltar de montaña en montaña. Volver solo era cuestión de tiempo porque la fórmula funciona.

El podio subraya la excelente salud del baloncesto español. El combinado masculino es el vigente campeón del mundo (título que defenderá dentro de dos meses en Filipinas e Indonesia) y de Europa, y número uno del ránking, las categorías de formación disputaron todas las finales posibles en hombres y mujeres en las citas mundiales y continentales del pasado verano, y ahora la absoluta femenina pisa cajón de nuevo.

El encuentro iba a jugarse desde el corazón. La mirada de Alba Torrens durante el calentamiento ya adelantaba una noche de fuertes emociones. La alero marcó territorio con la primera canasta, un tiro de media distancia que luce como pocas. Bélgica, cómo no, buscó a su estrella, Meesseman, una jugadora por encima de las demás. Laura Gil tenía tajo por delante. Pero no solo no iba a escurrir el bulto, sino que se apuntó el primer careo. La torre belga erró con el tiro a tablero y la española acertó luciendo movimiento de pies. Alba Torrens se multiplicaba de un aro al otro: rebote, carrera, regate y canasta. En la acera de enfrente, la intimidación de Meesseman y Linskens frenaba las penetraciones españolas y permitía algún acelerón a la contra (8-6).

España era su defensa de ayudas, un muro de granito. La selección mordía y mordía sin la pelota para que el rival agotara la posesión sin poder lanzar o con un tiro a la desesperada. Ese era el mejor sello español, todo un gol por la escuadra. Con la inagotable brega de Raquel Carrera en la pintura, la muñeca de Queralt Casas y una recuperación de Ouviña, España alcanzó arriba la primera pausa (17-13). Bélgica, el equipo más anotador del torneo, había visto secarse su inagotable chorro de puntos, sostenida por la clase de Meesseman (ocho de los 13).

La defensa tenía más peso que el ataque, un balance que de momento sonreía al conjunto de Miguel Méndez. El técnico gallego agitó el banquillo y Paula Ginzo mantuvo el listón a la altura que demandaba la final. Bélgica se hacía fuerte con la corpulenta Linskens, colosal para taponar, rebotear y jugar de espaldas. Gil respondía con la misma fiereza, estupenda para jugarse los dientes debajo del aro y también para asistir a Queralt Casas cuando pisaba la zona exterior. España resistía un palmo por delante, bien sujeta la locomotora belga, más atada que nunca en este campeonato. Casas cantó bingo de nuevo desde el perímetro y respondió Vanloo con la misma medicina en la acción siguiente. Meesseman no paraba, pero tampoco Raquel Carrera (26-20). El encuentro se jugaba en distancias cortas, sometido a pequeños arreones. Un triple de Maite Cazorla después de un ataque español muy paciente y solidario, con la pelota volando de una esquina a otra hasta encontrar la rendija, y otra defensa de muelas apretadas mandó a la selección al descanso con la cabeza alta: 32-25.

Si Bélgica era fuerte por dentro, por dentro luchaba España. La selección ha encontrado petróleo en esa pareja que forman Gil y Carrera. Bien compenetradas, hábiles para picar en la zona y salir de la cueva, dos grandes competidoras. El conjunto belga cogía aire con el tiro de exterior de Vanloo, pero se desesperaba contra una defensa de muchos quilates. La seriedad española la resumió Queralt Casas. Después de fallar dos tiros libres, provocó una falta belga en ataque y acertó con el triple poco después. Bélgica apostó a la ficha ganadora: balones a Meesseman, que en los momentos de agobio exhibía repertorio para definir en acciones individuales. Entre el acierto de su punta de lanza y su músculo para el rebote, las belgas apretaron la cita (37-34).

A cada acercamiento del rival respondía España doblando el esfuerzo. Y exprimiendo cada pieza. Como un triple liberador y una gran penetración de Leo Rodríguez para hinchar los pulmones. Momento también para Raquel Carrera, una referencia en la bombilla en momentos de apuro (44-36). España sumaba más que su rival en la zona y reducía las pérdidas, siempre con el balón cambiando rápidamente de manos. Aunque no acababa de dar el golpe definitivo (48-43 tras el tercer cuarto).

El tapón de Carrera a Meesseman abrió el baile definitivo. A Paula Ginzo no le tembló el pulso para el tiro de media distancia, un acierto respondido por Linskens desde el exterior (52-48). Bélgica aceleraba entonces en ataque, entregada a sus dos torres, y Méndez respondía echando mano de su quinteto más fiable. El encuentro era ya mucho más espeso, interrumpido a menudo por las faltas y por las revisiones en la pantalla, una partida de ajedrez.

Un triple de Meesseman puso por delante a Bélgica por primera vez (54-55) a falta de cuatro minutos. El ataque español se había atascado sin el acierto exterior y las belgas cerraban el rebote. Era el momento de regresar al origen, esa defensa de todas a una. No le bastó a la selección, agotada en el tramo final (10-21 en el último cuarto) justo cuando el contrario sacaba su mejor baloncesto. España había rozado el cielo, pero saboreaba una plata que pesa como si fuera de oro.

ESPAÑA, 58; BÉLGICA, 64

España: Cazorla (3), Casas (14), Torrens (8), Carrera (12) y Laura Gil (4) —quinteto inicial—; Domínguez (0), Ginzo (10), Ouviña (0), Laura Quevedo (0) y Rodríguez (7).

Bélgica: Vanloo (13), Allemand (9), Delaere (0), Kyara Linskens (18) y Emma Meesseman (24) —quinteto inicial—; Becky Massey (0), Bethy Mununga (0), Laure Resimont (0) y Mbaka (0). 

Parciales: 17-13, 15-12, 16-18, 10-21.

Árbitros: Maj Forsberg (Din), Wojciech Liszka (Pol) y Lorenzo Baldini (Ita). Sin eliminaciones.
Arena Stožice, unos 3.500 espectadores. Francia, bronce al vencer 68-82 a Hungría. 

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Sobre la firma

Juan Morenilla
Es redactor en la sección de Deportes. Estudió Comunicación Audiovisual. Trabajó en la delegación de EL PAÍS en Valencia entre 2000 y 2007. Desde entonces, en Madrid. Además de Deportes, también ha trabajado en la edición de América de EL PAÍS.

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