El Valencia se enreda en Son Moix
El equipo de Baraja, mucho menos intenso que ante el Madrid, deja pasar su primera oportunidad para certificar la salvación. Diakhaby se negó a posar con la pancarta contra el racismo de LaLiga
El Valencia perdió una gran oportunidad, ante un Mallorca que se ha quedado sin objetivos en la Liga, de lograr una victoria que le asegurara la salvación y ahora, tras caer por 1-0, afronta las dos últimas jornadas de la Liga con el descenso a solo dos puntos. El domingo recibirá al Espanyol en un duelo crucial para conocer el desenlace en la parte baja de la clasificación y cerrará la temporada, siete días después, en el Benito Villamarín, mal lugar para llegar con urgencias.
El partido tuvo demasiados minutos sin tensión. El Mallorca está salvado y ya hace tiempo que, sin muchos alicientes, bajó sus revoluciones. El Valencia aún tiene la amenaza del descenso, pero dio la sensación de que, después de una semana muy desagradable por el incidente de Mestalla con Vinicius —con demasiada fricción en los despachos y en la prensa, y sin el respaldo de un estadio encendido en la lucha contra el Madrid— se presentó mucho más lánguido en Son Moix que cuatro días atrás.
El follón aún colea y justo antes del partido, mientras los dos equipos posaban detrás de una pancarta, promovida por el CSD, la RFEF y LaLiga, en la que ponía “Racistas, fuera del fútbol”, Mouctar Diakhaby, defensa de raza negra del Valencia, decidió desmarcarse y no salir en la foto. Una decisión que se ha interpretado como una protesta por sentirse agraviado: el defensa franco-guineano denunció hace dos temporadas haber sido víctima de insultos racistas por parte de Cala durante un Cádiz-Valencia.
Los dos bandos veían caer los minutos sin sufrir, pero también sin inquietar. Dos equipos sin filo que parecieron despertar al final de la primera mitad. El Valencia, que salió sin Cavani —sigue sin marcar en 2023— ni Kluivert (la víspera entraron a robar en su domicilio mientras estaba su mujer en casa), apenas tenía los ramalazos de Javi Guerra, cada día más asentado en el once.
Un fallo en el despeje de la defensa mallorquinista dejó a Diego López en una situación inmejorable para marcar. Pero el remate en semifallo del canterano, el goleador ante el Madrid, arruinó la mejor oportunidad del equipo de Baraja. El Mallorca se sintió amenazado por primera vez y, aunque Javier Aguirre había arrinconado a Kang-In en el carril izquierdo, se espabiló y comenzó a crear más peligro. La tuvo Amath casi al final de la primera mitad, aunque le pasó algo parecido a Diego López en la otra área y remató flojo cuando estaba solo cerca del punto de penalti.
El técnico mexicano entendió que el experimento había resultado un fracaso y acercó a Kang-In al área, donde sí es desequilibrante. El Valencia, sin embargo, parecía no ser consciente de que Son Moix era el campo ideal para atar su salvación definitiva. No se atrevió a ir de frente a por el Mallorca. Le faltó arrojo.
Baraja le dio la última media hora a Kluivert. Lo necesitaba porque sus 11 jugadores no mordían y el Mallorca estaba haciéndose con el mando, un dominio que elevó hasta el marcador con el gol de Muriqi, que marcó de cabeza después de un centro de manual de Kang-In desde la zona donde marca las diferencias.
A partir de ese minuto 64, todo fueron prisas en el Valencia, que veía subir otra vez la marea del descenso. Baraja adelantó sus líneas y refrescó el once con los cambios, pero siguió sin encontrar los espacios. Kang-In, en cambio, se encontró con el escenario perfecto para lucirse ante su exequipo. Pero el Valencia tenía a Kluivert y con él siempre acaban llegando las ocasiones. La mejor fue un disparo suyo que salvó Rajkovic con una gran intervención. No dio más de sí el Valencia.
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