Haaland mete su gol 35, récord en un curso de la Premier
El noruego rompe la resistencia del West Ham y afianza el liderato del City, cuyo juego no acaba de fluir tras la baja de Kevin de Bruyne
El Manchester City se sobrepuso ante el West Ham a la incertidumbre que le supone la misteriosa baja de Kevin de Bruyne, ausente por segundo partido consecutivo. El equipo de Guardiola tardó casi una hora en abrir el marcador. Cincuenta minutos de trabajo incesante hasta que Aké rompió el dique y Erling Haaland liquidó la resistencia de los visitantes con su gol 35 en 31 partidos de Premier. Lo nunca visto en un solo curso. Récord absoluto en la historia del torneo que se inauguró en 1992. Dinamita para la confianza del goleador que el martes que viene visita el Bernabéu en la ida de las semifinales de la Champions.
Justo cuando el City había encontrado el equilibrio funcional perfecto en torno a la figura excéntrica de De Bruyne, la baja del segunda punta belga ha sumido al equipo en un profundo estado de búsqueda interior. Guardiola tiene una plantilla de piezas intercambiables con dos excepciones: Rodri es una, De Bruyne es la otra. Sin el futbolista que mejor sintetizaba los ataques, sin el que oficia como nadie de eslabón entre el mediocampo y Haaland, sus compañeros se han visto obligados a elevar la frecuencia de los movimientos, las permutas, las asociaciones y todas esas labores de mantenimiento que hacen al juego coral. Sucedió contra el Fulham el fin de semana pasado y se repitió en el Etihad ante el autobús de doble planta del West-Ham, verdadera fortaleza de la Premier.
Frente a la plantilla más potente de Inglaterra después del big seven, una maquinaria diseñada por David Moyes para cerrarse atrás sin vergüenza, el City tardó más de una hora en habilitar con claridad a Haaland. Para entonces Rodri había estrellado un tiro en el palo y Aké había abierto el marcador con un cabezazo, a la salida de una falta lateral, después del descanso. No hubo otro modo de desordenar a los visitantes de Londres, que 20 minutos después del 1-0 se abocaron a la desgracia cuando Bernardo Silva robó un balón en el mediocampo, lo punteó hacia Grealish, y precipitó la contra. Corría el minuto 70 y el partido se resistía a cerrarse. Haaland definió picando el balón sobre la salida de Fabianski y el 2-0 devolvió la serenidad al City. El tanto convirtió en historia los 34 goles conque Andy Cole y Alan Shearer ostentaban el récord anotador en una temporada de campeonato.
Haaland metió la primera ocasión nítida que se le presentó. El nueve es capaz de resolver problemas que parecen no tener remedio. Su contribución quirúrgica es más necesaria que nunca sin las asistencias de De Bruyne, su socio más asiduo. Establecer vínculos que lleven la pelota al punta contra defensas expertas agrupadas en su área supone superar los obstáculos más complejos que presenta el fútbol contemporáneo. Hacerlo sin complicidades adquiridas aumenta la dificultad. No es un proceso inmediato cuando los jugadores se habían acostumbrado a vivir de los zarpazos rápidos de De Bruyne. Ahora deberán recobrar la virtud de la elaboración paciente.
Guardiola ha compuesto un equipo que juega con más atrevimiento que otras de sus versiones. No incurre en la temeridad porque la sincronización entre los centrales y los volantes es tan exacta que todo parece calculado y estable. Integrado Stones en el mediocampo junto a Rodri, el sistema que cubre los ataques, con tres defensas dirigidos por Dias, recuerda la idea primordial de Cruyff, al que tacharon de kamikaze cuando limitó su zaga a Koeman y dos sabuesos que subían por sorpresa. Nada es completamente nuevo en este City que volaba cuando De Bruyne desapareció de los entrenamientos y que ahora parece pisar un terreno poco familiar.
Eppur si muove
El City sufre la ausencia del segunda punta. Los jugadores podrían tardar semanas en interiorizar los ajustes necesarios para compensarlo, pero las semifinales de la Champions comienzan en cinco días. Nadie fuera del búnker del club de Manchester sabe exactamente qué le sucede a De Bruyne —¿problemas personales? ¿lesiones? ¿excentricidades, nunca descartables cuando se trata de este joven impetuoso, el futbolista mejor pagado de la Premier?—. De Bruyne asistió al partido envuelto en una gabardina, como el inspector Gadget. Miró los acontecimientos con cara de efinge.
Guardiola ha dicho que el hombre ya ha vuelto a “moverse”. Declaración equívoca donde las haya. Mientras regresa, los que tendrán que aprender a moverse de otra manera son sus compañeros, que este miércoles ante el West Ham defendieron el liderato de la Premier con fervor. Suman 79 puntos en 33 partidos, un punto más que el Arsenal, que cuenta 78 en 34 jornadas.
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