Kevin Punter dinamita al Real Madrid en la Euroliga
El escolta del Partizán da la victoria al conjunto de Obradovic con un triple en el último segundo en el primer encuentro de los cuartos
Una genialidad de Kevin Punter, un triple imposible cuando al encuentro le restaban cuatro décimas, dio la victoria al Partizán de Belgrado en el primer duelo de cuartos de la Euroliga ante el Madrid. En una cita que era un viaje al museo de la Copa de Europa (10 de los blancos y nueve de Obradovic), el conjunto de Chus Mateo hincó la rodilla ante el escolta estadounidense (26 puntos y cinco triples), cayó en el jeroglífico del entrenador serbio y deberá remar para alcanzar la Final Four de Kaunas. En contra jugó también la lesión de Tavares, que apenas apareció en el tercer cuarto y no disputó ni un minuto del último.
KEVIN PUNTER WINS IT IN MADRID⚪️⚫️#7DAYSMagicMoment pic.twitter.com/Xqbh4yF17I
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El partido empezó a librarse en la pizarra. El Madrid partió con Causeur en el equipo titular para poner los grilletes al velocista Punter y con Deck de cuatro como pareja de Tavares. En el juego interior se cocinaba buena parte del menú debido a la baja de Poirier (operado de apendicitis) en los blancos y la dependencia del gigante de Cabo Verde. Obradovic mandó taponar las vías de acceso a la torre del Madrid y en la canasta contraria Smailagic le sacó de la cueva para perforar la red con tres triples que lanzaron al Partizán: 6-14. El Madrid buscaba a Hezonja mientras Deck fallaba los tiros libres. Otro bingo exterior de Avramovic apuntalaba un inicio de mucho voltaje y tensión, con pocas carreras y cada acción muy masticada.
Fue Deck quien cogió de la pechera al Madrid para devolverle a la vida. El argentino exhibió piernas y carácter de regreso a la posición de tres, ya con Yabusele en la pista. La buena muñeca del francés y la frescura de Musa estamparon un parcial de 10-2 que certificó un primer cuarto de poder a poder (22-22).
Tras el careo, el acelerador a tope. El Madrid encontró los pasillos para correr gracias a una vuelta de tuerca en defensa cuando el capitán Rudy apareció en escena. A los 38 años recién cumplidos, un maestro del robo y la anticipación. El grupo de Chus Mateo recuperó el mando del encuentro (30-22) luciendo fondo de armario, una zona donde marca distancia con el Partizán. El equipo blanco martilleaba en el rebote y al fin daba la sensación de encontrar cierta comodidad y disfrute en un ritmo de encuentro cada vez más alto. Hasta que la velocidad se confundió con la aceleración, Musa cargó con tres faltas pasados los tres minutos del segundo cuarto y Obradovic pidió tiempo muerto para recolocar las piezas en el tablero. Mano de santo. Nadie como el druida serbio para dar un volantazo cuando el camino se empina. Balones a Punter, rapidísimo y enchufado. El Partizán lanzaba granadas desde la línea de triples, muy fiable cuando sus tiradores calientan el brazo (35-36). El Madrid se entregaba a Tavares, con mucho más tiempo en la pista de lo acostumbrado (en los primeros 20 minutos solo descansó 44 segundos), un exceso de kilometraje que acabó por pasarle factura.
4 threes in a row for @PartizanBC 🎯☔️ pic.twitter.com/nU44VUkpaO
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La pértiga madridista no tiene antídoto cuando alarga los brazos, pero mover de un aro al otro esa carrocería tan tremenda también agota sus niveles de oxígeno. Y aún más cuando el encuentro iba y venía, terreno en el que el Partizán encontró su punto dulce a hombros de Punter y Leday. Un estirón de 4-13 mandó el choque al descanso con los visitantes medio palmo arriba: 44-48.
La guerrilla se decidía en la defensa y los dos equipos multiplicaron las manos y las ayudas para sudar cada posesión. Al Partizán le valía ese guion enloquecido de la película, aunque mantener ese nivel de adrenalina y de efectividad en el tiro fuera un imposible. Yabusele ofrecía músculo en ausencia de Tavares y un triple de Causeur devolvió la iniciativa a los blancos (56-55). El marcador avanzaba ya a un paso mucho más lento porque pesaban los cuerpos y la mente. Musa volvió de su condena para tirar del pelotón blanco antes de entrar en el último tramo (64-63).
El alero bosnio subió la temperatura del Wizink con un triple que llevó a Obradovic a parar el encuentro a los 30 segundos del cuarto decisivo. Despojados de Tavares (solo 2m 34s en el tercer cuarto y sin concurso en el último), los blancos se entregaron a un esfuerzo muy coral que simbolizó Rudy lanzándose por el parqué (73-70). Yabusele y Deck completaron en ataque la obra que el Madrid levantaba en defensa ante un Partizán que continuaba entregado a los triples. La ventaja aumentaba grano a grano para los blancos (77-70). Un asombroso tapón de Yabusele a Lessort parecía la marca de la victoria. Pero un conjunto de Obradovic siempre se levanta. El Madrid acumulaba golpes, Rudy debía jugar por dentro para sofocar las bajas, y Punter y Exum hurgaban en la herida (82-83). El primer punto de los cuartos se decidía en un desenlace taquicárdico, digno de la mismísima final. Con 87-86 para el Madrid a falta de 21s y balón para el Partizán, Punter exprimió el reloj para sellar un triple estratosférico restando cuatro décimas. Triunfo para Obradovic. Este jueves, segundo asalto en Madrid antes de viajar a la caldera de Belgrado.
R. MADRID, 87; PARTIZÁN, 89
Real Madrid: Williams-Goss (6), Causeur (3), Hezonja (8), Deck (24) y Tavares (12) —quinteto inicial—, Yabusele (14), Musa (10), Hanga (5), Rudy Fernández (2), Sergio Rodríguez (0) y Randolph (3).
Partizán: Avramovic (8), Punter (26), Trifunovic (1), Leday (13) y Smailagic (11) —quinteto inicial—; Madar (6), Papapetrou (0), Lessort (11), Exum (11) y Nunnally (2).
Parciales: 22-22, 22-26, 20-15 y 23-26.
Árbitros: Lottermoser, Vilius y Mogulkoc. Eliminaron por faltas a Leday.
WiZink Center: 9.813 espectadores. Primer encuentro de los cuartos de la Euroliga.
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