La falta de química de Luka Dončić y Kyrie Irving castiga a los Mavericks

Podría haber sido el fichaje de la temporada, pero está siendo la decepción del año. Cuando los Dallas Mavericks contrataron a Kyrie Irving, parecían convertirse en candidatos a ganar el anillo de la NBA. El base de los Brooklyn Nets suponía en teoría un refuerzo de lujo para Luka Dončić y los suyos, que por entonces eran cuartos en la clasificación de la Conferencia Oeste. Sin embargo, mes y medio después del estreno de su nueva estrella, y a solo cuatro partidos del final de la liga regular, los Mavericks se han hundido hasta la undécima posición y corren el riesgo de quedarse fuera de los playoffs. Dončić se declara frustrado y el equipo no funciona.

Hace un mes, a principios de marzo, se vio un destello de lo que aspiraban a ser los de Dallas. En un partido contra los 76ers de Fildelfia, Dončić anotó 42 puntos mientras que Irving sumó otros 40, para liderar una victoria (133-126) relativamente cómoda. Nunca en la historia del equipo dos jugadores habían alcanzado los 40 puntos en un mismo partido. Aquel día, el esloveno le dio ocho asistencias al estadounidense. Era el sexto partido que jugaban juntos y por fin parecían compenetrarse.

Fue un espejismo. La falta de química deportiva entre ambos ha castigado a los Mavericks. Este miércoles se enfrentaban de nuevo a los Sixers y aunque Dončić (24 puntos) e Irving (23) volvieron a ser los máximos anotadores, por momentos parecían estorbarse sobre la pista. Irving es base, pero a Dončić le gusta dirigir el juego del equipo. El año pasado, logró repartirse los papeles con Jalen Brunson, que salió rumbo a los Knicks de Nueva York a principios de temporada. Sin embargo, con Irving no hay manera de entenderse. Hasta se lesionaron a la vez y se perdieron juntos los partidos en que habrían podido no molestarse. Este sábado han vuelto a perder contra los Miami Heat (129-122) pese a los 42 puntos de Dončić.

Tras las derrotas de esta semana contra los Sixers de Joel Embiid, James Harden y Tyrese Maxey, y contra los Heat de Jimmy Butler los de Dallas están con un balance de 37 victorias y 41 derrotas. Dicen adiós al sexto puesto que da acceso directo a los playoffs, pero todavía tienen a su alcance la repesca (el llamado play in, dos plazas que se juegan entre el séptimo y el décimo). Les quedan cuatro partidos de la liga regular desde este domingo hasta el próximo: Atlanta Hawks, Sacramento Kings, Chicago Bulls y San Antonio Spurs, los tres últimos en Dallas. Sobre el papel, es mejor calendario, por ejemplo, que el que les queda a los Oklahoma City Thunder (ahora décimos, con un partido más ganado, 38-40) o a los Pelicans (octavos), pero los de Dallas van con desventaja y no tienen margen de error.

El pasado fin de semana tocaron el momento más bajo de la temporada, con una doble derrota contra los Charlotte Hornets, uno de los equipos más flojos de la liga. Tras lograr 34 puntos, 10 rebotes y 8 asistencias en la primera de esas dos derrotas, Luka Dončić compareció hundido como no se le recordaba: “Sí, es realmente frustrante”, dijo en la rueda de prensa posterior al partido. “Creo que se nota conmigo en la cancha. A veces no siento que sea yo. Solo estoy ahí fuera, ¿sabes? Solía divertirme mucho sonriendo en la cancha, pero ha sido muy frustrante por muchas razones, no solo por el baloncesto”, dijo algo misteriosamente. Cuando le preguntaron qué estaba pasando, dijo que era privado.

Luka recuperó la sonrisa contra los Indiana Pacers el lunes con otra actuación sobresaliente. Es el jugador con el segundo mejor promedio anotador de la NBA, con 32,8 puntos por partido. Muy pocas veces se queda fuera de las eliminatorias un jugador con cifras así. Tuvo un comienzo de temporada de récord, pero empieza a perder la paciencia. La deportividad nunca ha sido su fuerte, pero ha llegado a acusar con sus gestos a los árbitros de haberse vendido cuando las cosas no han salido a su gusto.

El caso es que Dončić e Irving no mezclan bien. Su balance de 4 victorias y 10 derrotas es el peor para dos compañeros de equipo que hayan sido all-star ese año. Eso, pese a que el comportamiento del excéntrico jugador recién fichado ha sido irreprochable en Dallas. Campeón de la NBA en 2016 con los Cleveland Cavaliers de LeBron James, hasta su llegada a Dallas su trayectoria estuvo marcada fuera de las pistas por las polémicas. Antes de negarse a recibir la vacuna para la covid, cuestionó repetidamente que la Tierra fuese redonda, aunque luego se disculpó. El último escándalo fue su promoción de una película antisemita, que le costó ser apartado de los Nets temporalmente y la ruptura de un lucrativo contrato con Nike. Desde su llegada a Dallas no ha habido escándalo alguno, pero tampoco el baloncesto que se espera de él.

Las eliminatorias

Cuando a los equipos les quedan cuatro o cinco partidos y una semana para cerrar la fase regular, en el Oeste solo los Denver Nuggets, los Memphis Grizzlies y los Sacramento Kings pueden respirar tranquilos. Las otras tres plazas de acceso directo a las eliminatorias ahora corresponden a Suns (casi asegurada), Clippers y Warriors, pero están aún abiertas. Tampoco están decididos los equipos de la repesca, que hoy ocuparían Lakers, Pelicans, Timberwolves y Thunder.

Las cosas parecen más claras en el Este. Los Milwaukee Bucks pelean por la primera plaza con los Celtics, mientras que también tienen ganado el pase a las eliminatorias los 76ers, los Cleveland Cavaliers y los New York Knicks. La sexta plaza directa para los playoffs se la disputan los Nets y los Miami Heats. Junto al que quede por detrás, las otras tres posiciones del play in las tienen casi aseguradas los Hawks, los Raptors y los Bulls. Los Washington Wizards, undécimos sorprendieron este martes a los Celtics, a los que derrotaron con comodidad en un gran partido del letón Kristaps Porziņģis y el israelí Deni Avdija. Pero la derrota ante los Orlando Magic con las bajas del propio Porziņģis, de Kyle Kuzma y de Bradley Beal les hacen perder casi todas las opciones.

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