Joselu tira de la nueva España
Un doblete del ariete del Espanyol alivia el estreno de De la Fuente tras un partido ramplón hasta el tramo final y en el que una Noruega sin Haaland merodeó el empate
Hay partidos inolvidables. No pasarán a la historia del fútbol, pero quedarán de por vida en la memoria de algunos. Fue el caso del España-Noruega por el que brindó la Roja tras un duelo sin mucho flechazo, sin champán hasta el final. Eso sí, Luis de la Fuente y Joselu rebobinarán más que nadie un partido que permitió a la nueva España dar un primer paso hacia la Eurocopa de Alemania. La Roja selló ante una inquietante Noruega un encuentro con más goles que juego. Al fin y al cabo también se trata de eso. De una España ramplona a una España abusona en el marcador.
De la Fuente, tan debutante como Joselu, no dio con las teclas con el dispositivo inicial. Sí sintonizó mejor cuando operó con los cambios. Entre ellos el de Joselu, tan de puesta de largo como su técnico. Al ariete, con carrete a los 81 minutos, se le escapó la primera ocasión... Pero como sabe intimar con el gol, fue Joselu a la segunda y a la tercera. Joselu, la portada de un choque que dejó un gran resultado para una España que aún tiene mucho que ajustar. Con las victorias, sin agonías, todo se cuadra mejor.
A Noruega, cerca del empate hasta que se armó Joselu, le faltó Haaland. No lo es Sorloth, que indultó a Kepa cerca del final con un disparo que era gol o gol. El realista provocó un esguince al balón y la pelota se lo hizo pagar.
De entrada, otra España, otra intención. Pero hasta que Joselu sacó el mazo, el mismo reflejo, una España tan sosaina como la que descarriló en Qatar. En un principio, el reseteo de Luis de la Fuente no surtió demasiado efecto.
El preparador riojano se estrenó con siete titulares que estuvieron en el pasado Mundial. Pese al calco de tantos jugadores, aquella España momificada ante Marruecos dio paso a un equipo perfilado de otra manera. De la Fuente envidó con un chocante 4-1-4-1 cuando el equipo cosía la pelota y un más convencional 4-4-2 cuando se quedaba sin el sustento del balón. En el primer caso, Rodri quedaba aislado en el eje, mientras Olmo, Aspas, Merino y Gavi se alineaban entre el jugador del City y Morata.
Una partitura fallida, confusa para muchos de sus intérpretes. Sobre todo para Aspas, desorientado con tanto nudo táctico. Rodri y Laporte se empeñaban en el juego horizontal. Otra España, como la de Qatar, en modo parabrisas. No se infiltraban Aspas, Merino y Gavi, todos demasiado en paralelo, rígidos, sin desmarque, de espaldas a la meta noruega. Apenas percutían Olmo y Balde. Enfrente, un rival manejado por Odegaard. Nada que ver con el cadete que no terminó por reventar en Chamartín. Hoy es el indiscutible actor principal del Arsenal y co-abanderado de la Noruega de Haaland. Un futbolista cenital, de esos pocos a los que les cabe el campo en las botas. En su radar, un pelotón con mejor forro físico que pies.
Antes de ocuparse del juego ya había anotado España. Olmo desvió con pericia un remate de Balde y dejó tieso a Nyland, su colega en el Leipzig. Sin demora, De la Fuente pudo descorchar el primer gol bajo su mandato. Pese a la ventaja, nada mejoró en la Roja, tan laboriosa como poco afinada. La intención ofensiva de la pizarra no tuvo eco en el campo. Nadie descargaba sobre el área de Nyland, donde al descanso solo se contabilizaba un disparo de Merino bien interceptado por el portero escandinavo. Al son de Odegaard, que reclamó un aparente penalti de Rodri, Noruega también tuvo a tiro a Kepa, estupendo tras un latigazo de Aursnes. Lo mismo que tras la pausa, cuando un rebote en Nacho le obligó a recular y rebañar la pelota a un palmo del gol.
Atascada y sin chispa la selección española, intervino De la Fuente. El confuso Aspas y el irrelevante Gavi dieron el testigo a Oyarzabal y Ceballos. A la Roja no le faltaba voluntad, pero sí marcha. Mejoró el volumen con Ceballos, que le dio otra gracia, otra perspectiva. Y con el polvorilla Pino. Con todo, Sorloth malogró el empate cuando no había candado en la puerta de Kepa.
España no remataba y Noruega daba algunos avisos. Hasta que irrumpió Joselu, el iluminado de la noche malagueña. Él dio con el atajo de la victoria final. Como el fútbol tiene sus intríngulis, el ariete del Espanyol pifió un gol al segundo de su retardado debú internacional. Como el fútbol tiene muchas vueltas, las dos siguientes pelotas que merodearon a Joselu acabaron estampadas en la red noruega. Joselu tuvo cabeza para el primer gol y bota izquierda para el segundo. Explotó Joselu, explotó De la Fuente y explotó La Rosaleda.
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