Un directivo del Barça engañó al hijo de Negreira y le hizo cobrar a través de él para “no vincular su apellido con el club”
El histórico Josep Contreras cobró 153.000 euros del club azulgrana en comisiones por los informes arbitrales que elaboraba Javier Enríquez
En el caso Negreira hay dos personajes en apariencia secundarios que, sin embargo, tienen un papel relevante en la historia. Uno es el hijo del exdirigente arbitral, el coach deportivo Javier Enríquez, que entre 2015 y 2018 también cobró del FC Barcelona, aunque, en su caso y a diferencia del padre, por trabajos reales: informes sobre árbitros que han podido ser acreditados. El otro es el exdirectivo del club azulgrana Josep Contreras, fallecido el pasado diciembre, que abrió al coach las puertas del club a cambio, eso sí, de una generosa comisión.
Entre 2001 y 2018, mientras era vicepresidente del Comité Técnico Arbitral (CTA), José María Enríquez Negreira recibió del Barça un total de 7,3 millones de euros. Negreira cobró por supuestas asesorías verbales que no existían. La Fiscalía sospecha que, pagando, el club buscaba influir en los árbitros y amañar la competición. De ahí que le acuse de un delito de corrupción en el ámbito deportivo. En 2015, Negreira dio un paso más y trasladó a su hijo un supuesto interés del Barça en contratarle para que elaborara, por su experiencia profesional (Javier Enríquez fue jugador, árbitro y entrenador) informes sobre los árbitros.
La declaración de Javier Enríquez ante la Fiscalía, incluida en el sumario del caso Negreira al que ha accedido EL PAÍS, aporta luz sobre esta subtrama. Según explicó, la persona que le introdujo en el club fue Josep Contreras, un hombre históricamente ligado al equipo azulgrana y especialmente al Barça B. Contreras le comunicó que no podía cobrar directamente del club, sino a través de una empresa de su propiedad, Tresep. Y que los informes debía “entregárselos” personalmente a él, que los trasladaría al club.
El motivo que Contreras le dio era que había que “guardar las apariencias y evitar malos entendidos por el hecho de que trabajara para el FCB el hijo del vicepresidente del CTA”, según la declaración del coach, de 50 años, que afirmó que no sabía cuál era la vinculación exacta de Contreras con el FC Barcelona. Ante Hacienda lo dijo de forma aún más clara: el exdirectivo le planteó que la contratación sería indirecta para “no vincular al club con el apellido” de su padre.
El pretexto no deja de estar cargado de ironía teniendo en cuenta que la relación con el padre se remontaba, al menos, a 2001, cuando aparecen las primeras facturas de sus sociedades, Dasnil y Nilsad. Convertido en comisionista, Contreras “ponía el precio de los informes”, que el coach entregaba antes de cada partido y por los que percibía “entre 6.000 y 7.000 euros mensuales” a través de su sociedad, Soccercam. El pago lo recibía de Tresep (Contreras), que se quedaba una generosa comisión.
La investigación ha acreditado que Tresep pagó a Soccercam 297.085 euros, aunque luego facturaba al Barça 450.120 euros. Es decir, y tal como concluyó la Policía, la comisión de Contreras supuso un gasto extra para el club de 153.034 euros. La policía concluye que el coach forzosamente debía ignorar que su padre cobraba del club. De haberlo sabido, argumentan los agentes, “no habría aceptado facturar al club a través de una intermediaria, ya que el apellido y el FCB ya estaban relacionados”. Javier Enríquez habría obtenido, además, “un mayor importe por sus trabajos”.
Contreras quería “darse importancia”
Ante Hacienda, Javier Enríquez había explicado que la decisión sobre facturar a través de una empresa intermediaria se hizo “por acuerdo con el presidente y Contreras”. El presidente era entonces Josep Maria Bartomeu. En su declaración como testigo ante la Fiscalía, se desdijo: “Lo del presidente lo deduje, pero no lo puedo afirmar”.
Dos o tres días antes de cada partido, en cualquier caso, Javier Enríquez se reunía con Contreras cerca del domicilio de este, en Gavà, o en alguna cafetería, y le entregaba el material. “Siempre quiso entregar él personalmente los informes, parecía que por la voluntad de darse importancia”, explicó el coach en un escrito remitido a Hacienda. “Contreras me lo agradecía porque le facilitaba poder explicarlo en el club, al presidente o a directivos, dando sentido e importancia a su aportación al club”. Javier agregó en ese escrito que ignoraba “si Contreras cobraba o no del club”.
El coach intentó “trabajar directamente para el club, sin intermediarios” y para ello trató de establecer lazos con Bartomeu, con Albert Soler (entonces responsable de deportes) y con Gerard López, entrenador del Barça B. Él era, de hecho, la persona de contacto con el club (y no Contreras). En su declaración ante la Fiscalía, el coach defendió su trabajo: elaboraba informes “exhaustivos”, de unos 10 o 12 folios, con datos “de tipo social, personal, estudios, hábitos, costumbres, gustos” de los árbitros; casi todos por escrito y en algunos casos acompañados de un DVD. También analizaba las decisiones arbitrales tras el partido.
Los pagos al coach terminaron en el mismo momento en que finalizaron los de su padre: en julio de 2018, justo después de que Negreira dejara de ser el número dos de los árbitros españoles. Los directivos le explicaron que se trataba de una decisión presupuestaria. Javier contactó con el presidente Bartomeu para pedir una reunión con directivos. La consiguió, pero “apenas duró seis minutos”. “Daba la impresión”, precisó, “de que estaban ahí por obligación y compromiso”.
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