Vinicius, en el volcán del Camp Nou
Presionado por gradas rivales, defensas y árbitros, el brasileño no marca fuera desde agosto
Cuando Vinicius habla con su gente de su descontrol en algunos partidos, frustrado con los árbitros, con algunos defensas, con las aficiones rivales, recuerda lo que le sucedió una tarde reciente fuera de casa. Antes de empezar, el árbitro le advirtió: si hacía algo, pondría al público en su contra.
Las personas que trabajan de cerca con el brasileño insisten siempre en que necesita encontrar el modo de mejorar el control de su desesperación y no irse de los partidos. Saben que es lo que intentan los contrarios por todos los medios, como han reconocido en público varios defensas. Esta noche visita el Camp Nou, el más hostil de los escenarios en las circunstancias más espinosas, con ambos clubes a un paso de los tribunales por el caso Negreira.
También sus compañeros ven cierto desamparo en el delantero. El último, Rüdiger, que señaló la complejidad de la situación: “Es 50-50. Tiene que centrarse en su forma de jugar, porque cuando lo hace es de los mejores. Pero también es difícil cuando te dan tantas patadas y te provocan tanto. Los árbitros tienen que hacer mejor trabajo”.
Vinicius cree que los partidos fuera del Bernabéu se empiezan a jugar muy pronto contra él, según fuentes de su entorno. Desde las entrevistas previas. También durante los preliminares ya en el estadio. En Mallorca, el público, entre insulto e insulto, festejaba cada fallo suyo en el calentamiento. En el Benito Villamarín, hace dos jornadas, calentó también bajo insultos constantes.
Cuando la pelota comienza a moverse, a Vinicius ya lo ha agitado el ambiente. Con el partido en marcha, el brasileño se siente desprotegido. En Mallorca, el árbitro señaló 10 faltas sobre él, la mayor cantidad recibida por un jugador en la Liga en cinco años. Es el futbolista más pateado de Europa: ha recibido 92 faltas. Pero su desesperación también le ha colocado como el décimo más tarjeteado de la Liga, con ocho amarillas.
El sábado pasado en Bernabéu lo amonestaron a la media hora y estuvo a punto de estallar. Se dejó caer de espaldas sobre la hierba, desesperado, pero recuperó el control, y Ancelotti le elogió: “Me ha parecido muy ejemplar su actitud. No ha protestado, no ha dicho nada y ha jugado muy bien. Tiene que seguir así”.
El brasileño dejó reflexiones similares: “Conmigo los árbitros no pitan, no sacan tarjeta a los demás, pero siempre que hago la primera falta me sacan tarjeta a mí. Pero es lo que hay. Tengo que intentar mejorar, intentar estar con la cabeza tranquila para jugar y ayudar a mis amigos”, dijo. Sus amigos han visto el efecto perturbador de las tormentas en el brasileño. Vinicius no marca fuera de casa en la Liga desde el 28 de agosto del año pasado, al Espanyol en el RCDE Stadium, a apenas cinco kilómetros del volcánico Camp Nou de esta noche.
La situación es muy distinta en Europa. No solo porque Vinicius marcó dos veces en la última salida, la visita a Anfield. También por la distinta consideración que recibe allí la dureza de las defensas y la hostilidad de las gradas. Klopp se mostró perplejo porque el juego del delantero pudiera justificar los ataques: “¿Que si hace algo en el campo que pueda costarle qué clase de cosas? ¿Racistas?”, se preguntó. “No hay nada en el mundo que pueda justificar eso. Da igual lo que haga en el campo”.
En España no ha recibido respaldos sin matices de rivales. Los mensajes se parecen al del bético Ruibal en el Villamarín: “Es su juego, es normal. Tiene que asumir que le den patadas, porque intenta regatear mucho. Entra mucho en el juego con la afición. Está todo el rato hablando con ellos. Es normal que te insulten”.
Los que más le duelen son los racistas, según explica su entorno. Días después de jugar contra el Betis, LaLiga denunció que allí también había sucedido. Era la séptima denuncia por ataques racistas a Vini. No hay otro futbolista con tantas. Su gente cree que la hostilidad arreció cuando antes del Mundial denunció en un vídeo el racismo en España. Quieren callarle, dicen.
En un Camp Nou encendido, los equipos posarán esta noche tras el cartel de una campaña de la LaLiga contra el racismo, en cuyo vídeo no participó el Madrid.
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