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Tras el rastro del dinero del Barça a Negreira: “Me pedía que fuera a cobrar talones al banco”

Un amigo y la secretaria del exdirigente arbitral retiraron buena parte del dinero pagado por el club. El destino final de ese dinero sustenta las sospechas del ‘caso Negreira’

Jesús García Bueno
José María Enríquez Negreira, durante su etapa como árbitro de Primera División.
José María Enríquez Negreira, durante su etapa como árbitro de Primera División.Luis Magán

Antoni acabó convertido en juez de línea tarde y por casualidad. Cogió el silbato en una pachanga entre compañeros de empresa cuando el árbitro que debía hacerlo no se presentó. “Me gustó la sensación de autoridad”, explica a los 78 años mientras recuerda su ascenso por las categorías inferiores del fútbol catalán y cómo un árbitro ya consolidado, José María Enríquez Negreira, lo invitó a estrenarse en un partido de Primera. “Fue un Málaga-Valencia. El campo estaba en obras y me tiraron un trozo de cemento seco”, recuerda con una sonrisa.

Fue el inicio de una amistad que nació en los terrenos de juego y creció en los mejores restaurantes y salas de fiestas de Barcelona. “Cuando iba con él, yo nunca pagaba nada. Era atractivo acompañarlo porque todos lo conocían”, explica sobre Negreira, que en 1993 se convirtió en vicepresidente del Comité Técnico Arbitral (CTA), el órgano de gobierno de los árbitros españoles. Ya no abandonaría el cargo hasta 2018. Para entonces habían dejado a un lado las juergas, pero Antoni (pide que se proteja su identidad real) seguía frecuentándolo. “Me invitaba a pasar por su empresa [Dasnil], tomábamos un café y me enviaba a cobrar unos cheques”.

Desde la sede de Dasnil en la calle del Olvido —cuya principal actividad todos esos años fue facturar al Barça—, Antoni acudía a pie hasta las oficinas más cercanas de Banco Sabadell y La Caixa, y cobraba los cheques al portador en ventanilla. “Estuve cobrando durante tres años. Lo hice en unas 50 ocasiones, a veces cada dos o tres días. Siempre eran cantidades inferiores a 3.000 euros. Recuerdo, porque se repetía mucho, la cifra de 2.850 euros”, dice Antoni, que entregaba el sobre con el dinero a Negreira o a la secretaria del exárbitro, C. D., nunca a otras personas. “Mi gran incógnita era cómo le iba tan bien con una empresa de regalos, que vendía bolígrafos para empresas. Nunca me dijo que cobraba del Barça, ni yo le pregunté”.

La explicación de Antoni a este diario coincide con su declaración, como testigo, ante la Fiscalía en la investigación del caso Negreira, a la que ha accedido EL PAÍS: “Me pedía que fuera a cobrar talones al banco”. Él, por amistad, y C. D., por ser la secretaria de Dasnil, son las dos personas que, según la investigación, más veces cobraron el dinero que Negreira recibía del Barça. Solo en el periodo 2016-2018 (el que investigó la Agencia Tributaria), el club azulgrana pagó 1,4 millones de euros al número dos de los árbitros por supuestas asesorías verbales de las que no hay rastro alguno y que, según la hipótesis de la acusación pública, sirvieron para buscar el favor de los árbitros. Casi una tercera parte de ese dinero (550.000 euros) se retiró en metálico.

La constante retirada de efectivo es uno de los indicios más sólidos de una investigación que ha intentado seguir, por ahora sin éxito, el rastro del dinero. Los bancos pudieron dar con Antoni y C. D. (sus firmas aparecían en el reverso de algunos cheques), pero en muchos otros casos “no identifican a la persona física que acude al cobro”. “El beneficiario ha podido ser José María Enríquez o cualquier otra persona”, pero el caso es que no se ha encontrado “a ningún tercero al que se le hayan destinado fondos que proceden del FCB”, admite la Agencia Tributaria en uno de los informes aportados a la causa. Tampoco la Policía, que lideró la investigación de la Fiscalía, dio con la llave del problema. Pero en sus conclusiones, los agentes insisten en una idea: las retiradas en efectivo “hacen sospechar que podrían ir destinadas a pagar en efectivo a terceras personas para evitar que se pueda conocer la identidad de los mismos, así como el concepto de los pagos”.

Aunque parece una vía muerta, la magistrada de Barcelona que ahora ha asumido las riendas del caso, Silvia López, no se desanima y ha ordenado a la Guardia Civil que averigüe el “motivo” de los pagos millonarios al exdirigente arbitral y también el “destino” dado a ese dinero. Los pagos comenzaron presuntamente en 2001, bajo la presidencia de Joan Gaspart, y se mantuvieron a lo largo del tiempo bajo otros tres presidentes: Joan Laporta, Sandro Rosell y Josep Maria Bartomeu. En total, 7,3 millones de euros. Rosell y Bartomeu están siendo investigados por corrupción en el ámbito deportivo, administración desleal y falsedad en documento mercantil. El FC Barcelona también tiene la condición de investigado, por corrupción en el deporte, como persona jurídica.

Negreira sostuvo, ante Hacienda, que el amigo y la secretaria le entregaban en mano el dinero, que él fue siempre el único beneficiario de los pagos y que nunca entregó cantidad alguna a árbitros o exárbitros. Los investigadores dudan de su versión. Aunque llevase un elevado tren de vida —quienes lo conocían han afirmado, incluso públicamente, que era así— medio millón en tres años es mucho dinero. Y más si se tiene en cuenta que, en ese periodo y según consta también en los informes del caso, el exárbitro gastó otros 130.000 euros con su tarjeta de crédito.

En la investigación de Fiscalía (que comenzó en mayo de 2022), la policía no pudo apreciar “un incremento de patrimonio” que justifique esos ingresos. Una de las primeras decisiones de la magistrada, precisamente, ha sido que la Guardia Civil lleve a cabo una “investigación patrimonial” sobre Negreira, pero también sobre “su entorno próximo”. Antoni, que conoce bien al personaje, tiene su propia teoría al respecto: “Su vida consistía en gastar y gastar. Le gustaban los mejores restaurantes, los mejores coches… Yo te diría que se ha quemado los siete millones”.

El despido de la secretaria

Si Antoni sigue, de alguna forma, mostrando simpatía por Negreira, no parece que ocurra lo mismo en el caso de C. D., que también cobró parte de los cheques y aseguró, en su declaración ante la Fiscalía, que sí conocía el origen de los ingresos de la empresa. La mujer, de 65 años, explicó que era la administrativa y contable de Dasnil. Enviaba las facturas al Barça por orden de su jefe, pero “no vio en ninguna ocasión” que este trabajara en informes ni ella misma remitió ninguna clase de documento al club.

C. D. estuvo en su puesto hasta que fue “despedida” en diciembre de 2018 “debido a que la empresa dejó de tener como cliente al FCB” y los ingresos “descendieron un 70%”. En realidad, según datos del registro mercantil, cayeron en picado. En 2018 (los pagos se interrumpieron en julio) Dasnil ingresó 329.373 euros (de los cuales, el 97% procedía del Barça); al año siguiente, apenas 7.348. La secretaria declaró que, en su opinión, el “único motivo” por el que el club cerró el grifo fue porque este “dejó de ser vicepresidente” del Comité Técnico Arbitral. El exárbitro llamó delante de ella a Bartomeu, pero este “nunca contestó a las llamadas”.

Desde entonces, Hacienda constató “un descenso del nivel de gasto” de Negreira, que reaccionó de forma airada al fin de su generoso sueldo y amenazó al Barça con “destapar todas las irregularidades” del club. Su situación financiera es complicada porque, según la propuesta de regularización de Hacienda, Negreira obtuvo una ganancia patrimonial no justificada, ya que no acreditó la realidad de los trabajos para el Barça. Pese a que declaró ante Hacienda, Negreira guardó silencio ante la Fiscalía con el argumento de que padece alzhéimer. Su abogado aportó un informe y contó que no está en condiciones de declarar ni de someterse a un proceso penal.

Pese a su prolongada amistad, Antoni asegura que no ha contactado con Negreira desde que estalló el escándalo: “No quiero molestarlo”, afirma. Visto en perspectiva, cree que todo ha sido un gran espejismo de un hombre encantador y un enorme comercial. “Ha vendido humo al Barça y ha estado viviendo como un marajá”.

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Sobre la firma

Jesús García Bueno
Periodista especializado en información judicial. Ha desarrollado su carrera en la redacción de Barcelona, donde ha cubierto escándalos de corrupción y el procés. Licenciado por la UAB, ha sido profesor universitario. Ha colaborado en el programa 'Salvados' y como investigador en el documental '800 metros' de Netflix, sobre los atentados del 17-A.

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