Pau Gasol: “Da vértigo entender que tu nombre, tu familia, tus sueños y tu país son parte de un grupo tan excepcional”
La leyenda de los Lakers, uno de los mejores deportistas españoles, verá retirado este martes el dorsal con el que ganó dos títulos de la NBA
Se hace un silencio en cuanto Pau Gasol y sus 2 metros 16 centímetros de altura entran el lunes en el gimnasio del parque Lafayette, en el centro de Los Ángeles. Una veintena de chavales de un par de colegios públicos dejan de botar la pelota de baloncesto con el logo de los Lakers. No ocultan su sorpresa. “Oh, ¡wow!”, exclaman maravillados ante la torre que tienen enfrente. Segundos después, los pequeños, de las escuelas Everest y Rise Kohyang, forman un enjambre que rodea a la leyenda de la NBA y del baloncesto español, quien recibe una ráfaga de preguntas: “¿Quién es tu jugador favorito?”, “Cómo fue jugar con Kobe Bryant”, “¿Cuánto mides?”. Gasol (Barcelona, 42 años) está a punto de subir al olimpo de la liga profesional estadounidense. Este martes se convertirá en el duodécimo jugador del equipo de Los Ángeles que verá su dorsal retirado. Su nombre quedará elevado a perpetuidad junto con el de Kareem Abdul Jabbar, Wilt Chamberlain, Jerry West, Shaquille O’Neal, Earvin Magic Johnson y, por supuesto, Kobe Bryant.
“Son jugadores y nombres que han marcado una época. Es un grupo alucinante y da vértigo entender que tu nombre, tu familia, tus sueños y quiero pensar que mi país, sean parte de ese grupo tan excepcional. Es abrumador, te sobrepasa”, explica Gasol a EL PAÍS. Ni siquiera aquel niño, hijo de una pareja de médicos, Agustí y Marisa, que jugaba en una cancha cerca de la Sagrada Familia, con la misma edad que tienen los chicos a los que ha dejado sin aliento, soñó que alcanzaría uno de los lugares más dominantes de la NBA. Allí jugó tres finales y se quedó con dos campeonatos consecutivos, en 2009 y 2010.
El sueño incluso parecía lejano en los primeros días en los que Gasol vistió el jersey amarillo. Llegó al equipo en febrero de 2008 desde Memphis, un equipo que tenía 20 victorias en la temporada. La operación es todavía recordada como una de las mejores hechas jamás por los Lakers. Para hacerse con Pau, un pívot que se convirtió en el primer no estadounidense que ganó el rookie del año en 2002, el equipo transfería a los Memphis Grizzlies a Kwame Brown, Javaris Crittenton y Aaron McKie, además de los derechos sobre su hermano Marc.
22, 13, 44, 25, 52, 33, 32, 42. Ocho imponentes números estaban presentes en las instalaciones de los Lakers donde entrenaba, las mismas canchas que pisaron Magic Johnson y James Worthy. “Allí también están los dorsales retirados, pero no te dejas llevar por esas distracciones, aunque sin duda es una motivación. Quieres estar a la altura y piensas que quizá, en algún momento, sería bonito que tu nombre estuviera allí, pero no te lo quieres creer”, dice Gasol, quien fue inspirado para llegar a la NBA por el Dream Team que jugó en su ciudad, Barcelona, en 1992. Ese momento llega ahora. Nadie podrá volver a usar el 16 en los Lakers.
La retirada del número es un gran momento para que el barcelonés reflexione sobre su impresionante carrera: 11 medallas con la selección de España, cuatro de ellas de oro, tres ligas y una Copa con el Barcelona, además de los títulos logrados en la NBA, donde formó parte seis veces de los equipos All Star y vistió las camisetas de Memphis, Lakers, Chicago Bulls, San Antonio Spurs y los Bucks
El acto de este martes se desarrollará en el descanso de un partido entre los Lakers y Memphis, dos de los equipos cuyos colores defendió. El atleta estará arropado por varios de sus compañeros de generación de la inigualable selección que disputó la final de los Juegos de Pekín en 2008, Juan Carlos Navarro, Felipe Reyes y, por supuesto, su hermano menor Marc (quien ganó un título de la NBA con los Raptors de Toronto y también tendrá su dorsal retirado con los Grizzlies). Además, estará presente su familia e invitados especiales, como el cocinero Dabiz Muñoz o el cantante de Estopa, con quienes Gasol interpretó un tema en el All Star de 2011.
Gasol afirmaba el lunes que uno de los grandes legados que dejó fue la lucha contra la idea de que los jugadores europeos poseen un gran estilo, pero son blandos sobre la cancha si se les compara con los estadounidenses. Gasol vivió esas críticas en carne propia, cuando los Lakers fueron derrotados por los Celtics en el campeonato de 2008. El pívot se vio superado por Kevin Garnett y Paul Pierce y tuvo más pérdidas de balón que encestes en el partido final. “Yo sabía que tenía que dar un paso adelante para estar físicamente mejor preparado. Me puse a trabajar para ganar la temporada siguiente, la de 2008-2009. Y ganamos”, señala.
Para lograrlo, Gasol se llevó al límite y marcó un punto de inflexión en su carrera en Los Ángeles. En solo un año ganó siete kilos de músculo. Hubo otra presencia vital para exigirse más: Kobe Bryant. “Me retó para que pudiéramos ganar. Al final la vida y el deporte te prueba y te condiciona con momentos adversos. Si aprendes te sobrepones y creces. Te haces más fuerte. Es lo que sucedió”, señala.
La NBA es muy diferente ahora. Dos de las estrellas actuales son jugadores europeos: Luka Doncic y Nikola Jokic, por ejemplo. Gasol cree tener algo de responsabilidad en una liga que tiene cada vez menos fronteras. “He aportado mi granito de arena para abrir puertas, para ensanchar ese camino y contribuir a que el baloncesto y la presencia de jugadores internacionales crezca. Me proporciona un gran orgullo”, afirma el expívot, quien a su vez es heredero de otros como Drazen Petrovic, Vlade Divac, Peja Stojakovic y, más recientemente, Dirk Nowitzki, quien llegó al básquet estadounidense dos años antes que Pau.
Retirado de las canchas desde octubre de 2021, Gasol se ha volcado en las actividades filantrópicas. Es un camino al que muchas celebridades acuden tras el final de sus trayectorias, pero la solidaridad siempre estuvo presente a lo largo de su carrera como jugador. Ha colaborado con operaciones de columna en hospitales infantiles en todas las ciudades para las que jugó, ha visitado a los refugiados en Irak y Siria, prometió donar 1.000 dólares (936 euros) por cada punto encestado para ayudar a víctimas de tifones en Filipinas. Desde 2013 encabeza junto a su hermano Marc la Fundación Gasol, que se vuelca en difundir mejores hábitos alimentarios y actividad física para combatir la obesidad infantil.
El lunes contó a los niños la primera lesión que le dejó marca en la memoria. Tenía 12 años y estaba jugando en el patio del colegio, cuando un dedo se le torció. “Nunca había sentido ese dolor, pero mi amor por el deporte era mayor así que me empujé a seguir jugando. En el baloncesto y en la vida a veces hay que avanzar a través del dolor y las dificultades. Eso te hace mejor”. Dijo haber ganado aquel partido. Quizá sus palabras hicieron soñar a más de uno con alcanzar la NBA.
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