La NBA en verde
En ‘Memorias en verde’ (JC), Juan Francisco Escudero hace un ejercicio para explicar a los neófitos la importancia de los Boston Celtics en el palmarés y el desarrollo de la mejor liga de baloncesto del mundo
En los años 80 y 90 del siglo XX, la NBA construyó y exportó un relato global. Dos nombres y dos equipos destacan sobre el resto —el de Michael Jordan, líder de los Chicago Bulls y el de Magic Johnson, al frente de Los Ángeles Lakers— y, como en toda buena propuesta, se sumaba una tercera opción para aquellos que no terminaban de verse reflejados en alguno de los citados deportistas. Esa opción era la de los Boston Celtics de Larry Bird. El mítico color verde del equipo de Boston se hizo un hueco en el corazón de los aficionados al baloncesto durante la temporada 85-86, en la que sumaron unos números de impresión: 67 victorias y 15 derrotas en la liga regular, 15 triunfos y únicamente tres partidos perdidos en las eliminatorias que los llevaron hasta por aquel entonces su 16º anillo de campeones Y a incluir aquella plantilla en el eterno debate sobre cuál es el mejor equipo de la historia de la NBA. La franquicia del trébol tendría que esperar hasta 2008 para sumar un nuevo título a las vitrinas. Y ahí, en 17, siguen desde entonces. No son pocos —únicamente Los Ángeles Lakers los igualan, y los Chicago Bullls, por ejemplo, suman 6— pero cada vez están más lejanos aquellos tiempos de la mística y, cada vez, se hace más necesario acudir a la historia para explicar la grandeza de la entidad.
En Memorias en verde (JC), Juan Francisco Escudero hace un ejercicio de recuerdo para explicar a los neófitos la importancia del equipo verde en el palmarés y el desarrollo de la mejor liga de baloncesto del mundo. Arrancando con una explicación de las antipatías que el club levantaba entre sus rivales. Motivos por un lado bastante terrenales, como el hecho de que en el Boston Garden, en el vestuario visitante, las duchas de agua caliente no funcionaran en invierno o que desaparecieran misteriosamente las toallas o el papel de WC; pero también una razón de peso, muy ligada al alma humana, que no es otra que el hecho de que los Celtics comenzaran a ganar y a sumar anillos. Solo el periodo que va de 1957 a 1969 salieron campeones en once ocasiones, con el pívot Bill Rusell presente en todas ellas. Muchos años después, en aquella final de 1990 ante los Knicks de Nueva York, la hinchada verde se daría cuenta de que el ciclo virtuoso se estaba cerrando. De que era muy probable que hubieran vivido ya los mejores años de la historia. De que aquellos tiempos en los que el mítico Auerbach celebrara las victorias con un puro en la boca, soliviantando a los rivales, se habían ido para no volver.
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