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La melancolía de Messi en su último sueño de la Champions

El argentino, que confesó a sus compañeros que se habría quedado en el Barça por 15 millones, quiere conducir al PSG ante el Bayern a pesar de sus dolencias físicas

De izquierda a derecha, Messi, Verratti, Donnarumma, Mbappe y Neymar durante el entrenamiento del PSG
De izquierda a derecha, Messi, Verratti, Donnarumma, Mbappe y Neymar durante el entrenamiento del PSG, este lunes.FRANCK FIFE (AFP)
Diego Torres

Lionel Messi tiene problemas físicos. En el Paris Saint-Germain aseguran que no está en plenitud de condiciones para competir en el partido más importante de la temporada. Nadie preguntó por él, sin embargo, en la concurrida conferencia de prensa que ofreció el PSG ayer, víspera de recibir al Bayern en el que se presenta como el cruce más cargado de los octavos de final de la Champions (21.00, Movistar).

Los aficionados del PSG temen que el mejor futbolista que existe esté presente de cuerpo, pero no de alma. El hombre que levantó la Copa del Mundo en diciembre es una figura más en el Parque de los Príncipes, mientras Neymar se entrena andando y Mbappé se recupera de una lesión muscular. Y el tiempo vuela. En junio se cumplirán dos años desde su llegada. “No es fácil cambiar de club, de cultura, y de país, y hacerlo en medio de una pandemia”, observó Mauricio Pochettino, que dirigió el aterrizaje de su paisano. “Para colmo, Lio sufrió secuelas del Covid durante meses”.

La entrada de Messi al vestuario del PSG en el verano de 2021 añadió una dosis de irrealidad en la atmósfera que respiraba la plantilla, metida en la burbuja sanitaria. A todos intrigaba la misma cuestión: ¿cómo había sido posible que el estandarte del Barcelona abandonara su club después de 20 años? Hombres como Paredes, Marquinhos, Herrera, Di María, Neymar, Bernat y Ramos, los más próximos, no dejaban de intercambiar conjeturas hasta que un día se encontraron a Messi en el cumpleaños de uno de ellos. La distensión de la fiesta los animó a interrogar. Y Messi, según dos personas que por entonces trabajaban en el PSG, les confesó que para él, el cambio había supuesto una terrible contrariedad. Tanto, les explicó, que si por él fuera se habría quedado en el Barça cobrando 15 millones de euros brutos. Cinco veces menos de lo que le paga el club que dirige Nasser Al-Khelaifi.

La conversación, según uno de los presentes se abrió cuando alguien preguntó a Messi si era verdad que había pactado con Joan Laporta, el presidente del Barça, la renovación por 50 millones. Messi le respondió que sí, pero que lo habían engañado. “¿Y por 30 habrías renovado?”, le repreguntaron. El interpelado replicó sin pensarlo: “¡Y por menos!”. Ante la perplejidad general, el más atrevido de la ronda insistió: “¿Y por 15?”. Messi dijo que por 15 también se habría quedado en el Barça, pero que no lo llegó a plantear porque percibió que la directiva no le quería en ningún caso. Como percibió que sus compañeros le miraban con incredulidad, les explicó su situación. Primero, les dijo que lo más duro que le había pasado en la vida había sido adaptarse a la mudanza de Rosario a Barcelona con 14 años, en plena adolescencia, y que su prioridad había sido que sus hijos mayores, Thiago (10 años) y Mateo (7) no pasaran por lo mismo dejando atrás a sus amigos en España para instalarse en Francia. Segundo, que el contrato que había firmado con Adidas le garantizaba 60 millones de euros anuales. El dinero no es su problema.

Fuentes próximas a Adidas confirman que en 2018 Messi firmó un contrato vitalicio con la marca de ropa alemana. Según el acuerdo, el jugador se aseguró el cobro de un fijo de 40 millones anuales y un variable en torno a los 20 millones, ligado a los beneficios que generase su propia línea de productos. La multinacional alemana estableció dos condiciones al argentino. Una, vinculada a su carrera futbolística, le impuso jugar en una de las cinco grandes ligas europeas, o, en su defecto, en la Major League Soccer de Estados Unidos. Otra, ligada a su vida después de colgar las botas, le obligaba a participar en cinco eventos publicitarios anuales. El acuerdo le equiparó a Zidane, el otro astro de Adidas, solo que con unos emolumentos muy superiores.

Ahora la visita del Bayern a París inaugura una situación límite. El Bayern y el PSG representan los modelos más ambiciosos de alternativa a la Premier por vías opuestas. El que caiga, se hundirá en la crisis. La directiva del Bayern ya especula con llamar a Tuchel, en caso de que Nagelsmann no dé con la tecla en este cruce tras caer eliminado en cuartos el año pasado ante el Villarreal. Los dueños cataríes del PSG han descubierto que con Christophe Galtier no están mejor que con Mauricio Pochettino y cruzan los dedos. Escasean las certezas. Al-Khelaifi no sabe cómo desembarazarse de Neymar pero quieren renovar el contrato de Messi, que concluye el próximo junio. De momento, el jugador guarda silencio.

Neymar, con sobrepeso

La visita del Bayern pone a prueba la esencia del proyecto del PSG, empresa que solo encuentra su razón de ser en perseguir la Champions. La carrera obliga a Messi a dar un paso al frente. “Le pido al equipo que juegue y corra para Messi”, dice Galtier, que reconoce que Mbappé y Neymar están en una dimensión inferior. Luis Campos, el director deportivo, exige a cambio una contraprestación. “Le dije que tenía que liderar a todos los demás y me dijo que me quedara tranquilo”, contó Campos. A sus 35 años, el capitán de Argentina afronta el que probablemente sea su postrero gran desafío: ganar su quinta Copa de Europa. La dificultad se multiplica porque las piernas no le acompañan. Tiene una sobrecarga en los aductores. También tiene poca compañía: Marquinhos, el líder de la defensa, atraviesa un periodo de disolución, Verratti ha profundizado en sus altibajos, y Neymar, hasta ahora el hombre más decisivo de la temporada, no supera su grave problema de sobrepeso. Galtier no solo no ha elevado el nivel de las grandes figuras, como pretendía Al-Khelaifi, sino que tampoco ha sostenido el rendimiento de los rangos intermedios.

“Me siento bien física y mentalmente”, declaró Neymar este lunes, con la seguridad en sí mismo que caracteriza sus apariciones públicas. “Estoy volviendo a mi máximo nivel. Y es ovio que cuando estamos los tres [él, Messi y Mbappé] nos sentimos más fuertes”.

El Bayern se presenta en París con un lastre de lesiones y conflictos desatados. Pero el PSG no está mejor, aferrado al liderazgo melancólico de Messi, que quiere jugar como sea en un arrebato por asumir su responsabilidad de líder de un equipo que todavía le cuesta sentir como propio.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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