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La Tierra plana de Kyrie Irving, el nuevo socio de Doncic

El base, fichaje de los Dallas Mavericks, fue un símbolo antivacunas, difundió contenido antisemita y arrastra un largo historial de incendios en la NBA

Kyrie Irving, ante Doncic y Bullock durante el partido entre los Brooklyn Nets y los Dallas Mavericks el pasado mes de octubre.
Kyrie Irving, ante Doncic y Bullock durante el partido entre los Brooklyn Nets y los Dallas Mavericks el pasado mes de octubre.Sarah Stier (Getty)
Juan Morenilla

La historia de la NBA está llena de malditos. Tipos malos, juguetes rotos. Estrellas que se burlaron del sistema y se saltaron las normas. A esa familia pertenece Kyrie Irving, el base estadounidense que los Dallas Mavericks acaban de fichar procedente de los Brooklyn Nets para acompañar a Luka Doncic en la búsqueda del anillo. Terraplanista, antivacunas, conspiranoico, polémico por naturaleza. Y un súper jugador. El ruido ha caminado paralelo al talento.

Nada es común en Kyrie Irving, nacido en Melbourne (Australia) hace 30 años y con la doble nacionalidad. Que en 2016 fuera campeón de la NBA junto a LeBron James en los Cleveland Cavaliers, título dentro de una serie de tres finales seguidas, no parecía sino la confirmación de la gloria a la que estaba destinado. Pero pronto comenzaron los incendios, dentro y fuera de la pista. Irving quiso volar solo, sin la sombra de El Rey, y una temporada después vistió el verde de los Celtics. Castigado por las lesiones, solo duró dos cursos antes de unirse en 2019 a los Nets, donde coincidiría luego con James Harden y Kevin Durant, la creación de un trío que parecía demoledor. No lo fue. Harden emigró y de nuevo los problemas físicos y el largo historial de salidas de tono de Irving fueron más protagonistas que sus canastas.

Hasta la pandemia, Irving era un extravagante. Sostenía que la Tierra podía ser plana, que John Fitzgerald Kennedy fue ejecutado por la “mafia bancaria” y que la CIA mató a Bob Marley. Tocaba el saxofón y seguía una dieta basada en plantas. También donó miles de dólares a los Sioux (su madre, Elizabeth, era descendiente de la tribu), se tatuó su logo en el cuello y participó en torpedear un oleoducto en Dakota. Y compró una casa a la familia de George Floyd, el ciudadano negro asesinado por la policía.

Cuando explotó la crisis del coronavirus, Irving se negó a vacunarse, en contra del 97% de los jugadores de la NBA, y su firme postura le impidió jugar como local con los Nets, puesto que el estado de Nueva York prohibía el acceso a los recintos deportivos a quien no estuviera inoculado. El club le apartó de los entrenamientos y dejó de ingresar más de 15 millones. No jugaría esa temporada hasta el 5 de enero de 2022, en Indiana. Tardaría poco en liarla porque 15 días después la NBA le multó por insultar a un aficionado de los Cavaliers. En abril, lo mismo con un seguidor de los Celtics. Sus dos exequipos. En marzo, tras cambiar la legislación, pudo debutar en casa. Solo jugó 29 partidos esa campaña. Irving era entonces vicepresidente del sindicato de jugadores y donó 1,5 millones a las jugadoras de la WNBA por no participar en la burbuja de Orlando.

De charco en charco. En noviembre pasado, Irving compartió en las redes sociales el documental antisemita Hebrews to negroes: wake up, black America (De judíos a negros: despierta, América negra). Pese a las advertencias de los Nets, y la preocupación del FBI, se negó a pedir disculpas hasta que fue suspendido cinco partidos de empleo y sueldo y Nike rompió su contrato con él. Adiós al negocio de las zapatillas Kyrie 8. “Hemos hecho repetidos intentos de trabajar con Kyrie para ayudarle a entender el daño y el peligro de sus palabras y acciones, que comenzaron con la publicación de una película que contiene un odio antisemita profundamente perturbador. Se le ha dado la oportunidad de decir que no tiene esas creencias pero no lo hizo”, lamentó su equipo. El base se retractaría poco después: “No quiero recordar el Holocausto ni perpetuar el odio. Estoy arrepentido. Aprenderé”. Y volvió a echarse la mano al bolsillo. Quiso dar 500.000 dólares a diversas organizaciones, pero esta vez su dinero fue rechazado. Irving acumula más de 200 millones de ganancias solo en salario en su carrera.

Ese es el hombre que compartirá vestuario con Doncic. Un campeón de la NBA con 725 partidos en la Liga, y 27,1 puntos, 5,1 rebotes y 5,3 asistencias de media este curso hasta que pidió el traspaso hace unos días. En la puja entraron los Lakers, con la bendición de Magic Johnson y con la opción de incluir a Russell Westbrook, pero con el condicionante de la peculiar convivencia con LeBron. “Tal vez sea yo”, tuiteó James cuando se conoció el traspaso a Dallas. En los Mavericks, Irving vuelve a empezar, aunque el próximo verano será agente libre. Con el balón hay pocas dudas. Sin él, la Tierra puede volver a ser plana.

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Sobre la firma

Juan Morenilla
Es redactor en la sección de Deportes. Estudió Comunicación Audiovisual. Trabajó en la delegación de EL PAÍS en Valencia entre 2000 y 2007. Desde entonces, en Madrid. Además de Deportes, también ha trabajado en la edición de América de EL PAÍS.

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