Xavi afronta el desafío de ganar sin refuerzos invernales por la descapitalización del Barça
El club, cuya masa salarial se ha disparado hasta los 650 millones, no ha sustituido a ninguno de los tres jugadores que han causado baja: Piqué, Memphis Depay y Bellerín
La inscripción con ficha del primer equipo de un jugador juvenil ha sido la única novedad del Barcelona en el mercado de invierno. La noticia es que el futbolista es internacional español, se llama Gavi y vestirá la camiseta con el número 6, el dorsal de Xavi, el hoy entrenador del Barça. Ocurre que el centrocampista andaluz ha sido dado de alta por mandato de la justicia ordinaria, que el fallo es “cuatelar” y que será recurrido por LaLiga.
No hay que descartar, por tanto, que el “fichaje” de Gavi se caiga finalmente de la plantilla azulgrana y quede libre el próximo 30 de junio de la misma manera que en su día Lewandowski pudo disputar el derbi contra el Espanyol por una decisión provisional para después ser ratificado el castigo de tres partidos que impidió al delantero polaco jugar contra el Atlético, Getafe y Girona. El Camp Nou vive pendiente del pleito del Barça con la Liga.
La plantilla de Xavi mengua por el límite salarial, cuya masa se ha disparado hasta los 650 millones -la recomendación es que se reduzca a 400- y también por la imposibilidad de hipotecar más activos de los que ya se han entregado por valor de unos 720 millones de euros. Las previsiones económicas son además pésimas porque el Barça perderá más de 100 millones la próxima temporada por el traslado a Montjuïc por las obras del Camp Nou.
Las pérdidas totales del Barcelona para el ejercicio 2023-2024 fueron cifradas en 200 millones por el presidente de LaLiga, Javier Tebas. Los criterios contables de la patronal no coinciden con los del Barça, que recurrió a la justicia ordinaria para inscribir a Gavi y para denunciar a la Liga porque le impide ampliar un 15% su masa salarial y no puede competir en igualdad de condiciones con los 38 clubes que votaron a favor del fondo de inversión CVC.
Así se explica que el Barcelona no haya sustituido a ninguno de los tres jugadores que han causado baja: Piqué, Memphis Depay (Atlético) y Bellerín, que fue traspasado ayer por un importe no especificado -se estima en un millón de euros- al Sporting de Lisboa. Xavi ya perdió Aubameyang, no puede recuperar a Abde -cedido a Osasuna-, y quedaron descartadas las opciones de incorporar a un lateral y un extremo que era Carrasco o Guedes.
Aubameyang fue contratado precisamente en el mercado de invierno del año pasado juntamente con Alves, Adama y Ferran Torres. Únicamente el delantero valenciano continúa en el equipo de Xavi. El entrenador, sin embargo, asumió la situación de manera resignada en la rueda de prensa del pasado martes: “Lo que venga, si viene, que refuerce de verdad al equipo; no fichemos por fichar deprisa y corriendo”, advirtió Xavi.
La dirección deportiva no solo atendió al técnico, sino que su prioridad ahora mismo es regularizar también las fichas de Araujo -a diferencia de Gavi el uruguayo no queda libre en junio- y Marcos Alonso -renovó hasta 2024- así como actualizar el contrato de Balde. Asegurar la continuidad de los futbolistas ya en nómina es más urgente que acudir a un mercado de invierno que ha tenido efectos opuestos en el Barcelona.
El club azulgrana todavía paga las consecuencias del fichaje de Coutinho en enero de 2018 por 120 millones más 40 de variables, el más caro en la historia del Barça. La obsesión por sustituir a Neymar, después de que el PSG abonara los 222 millones de su cláusula, cegó al Barça, que incorporó igualmente en agosto de 2017 a Dembélé por 105 millones más 45 de variables y más tarde a Griezmann por 120.
Aquellas operaciones simbolizan el despilfarro del Barça. La mala inversión, por cara económicamente y fallida deportivamente -a la espera del resultado de Dembélé-, llevaron al club azulgrana a la ruina y a una crisis que afectó también al banquillo con las salidas de Valverde, Quique Setién y Koeman. El mercado de invierno no acostumbra a ser un buen negocio, pero a veces ayuda a corregir errores y déficits, como le pasó al Barça con Davids.
La incorporación del neerlandés permitió despegar al Barça de Ronaldinho cuando Laporta había sido elegido por primera vez presidente en 2003. A partir de la victoria, el club activó el llamado círculo virtuoso y pudo corregir una situación económica desastrosa en el Camp Nou. El desafío para el presidente en su regreso es mucho más difícil porque la deuda es más grande y el equipo más pequeño a pesar del refuerzo del ya conocido Gavi. No es extraño que Xavi afirmara que perder supondría una “hecatombe tremenda” para un equipo que necesita ganar cómo sea sin ningún refuerzo invernal para sostener a un club que pleitea en la justicia ordinaria por sentirse maltratado en la deportiva gestionada por LaLiga.
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