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La Copa del Rey deja cuatro clásicos en tres meses

Tras la Supercopa, Barça y Madrid vuelven a cruzarse en las semifinales, con otro partido de Liga en medio, en un sorteo que emparejó también a Osasuna y Athletic

Real Madrid Barcelona Copa del Rey
Luka Modric y Sergio Busquets, en la final de la Supercopa de España en Arabia Saudí.Antonio Villalba (Real Madrid via Getty Images)

El azar deparó a la Real Federación Española de Fútbol otros dos clásicos, después de que el devenir de la Supercopa de Arabia desembocara por fin, a la cuarta edición, en una final Real Madrid-Barcelona. Las bolas escogidas por el seleccionador, Luis de la Fuente, emparejaron ayer a los equipos de Carlo Ancelotti y Xavi Hernández en una de las semifinales de la Copa del Rey, mientras que en la otra se cruzan los vecinos Osasuna y Athletic.

El nuevo clásico, doble, porque las semifinales son la única eliminatoria copera con ida y vuelta, provocó una pequeña sacudida en el calendario por los compromisos de ambos equipos (Mundial de clubes y Europa League), de manera que los partidos no se disputarán en las fechas programadas cuando empezó la competición, sino algo más tarde. Los de ida, en el Bernabéu y en El Sadar, se jugarán entre el 28 de febrero y el 2 de marzo, y la vuelta, entre el 4 y el 6 de abril.

En un momento en el que el Barça se encuentra en plena reconstrucción y el Madrid en medio de su transición, los clásicos constituyen piedras de toque con las que comprobar la solidez de los avances. Entre la ida y la vuelta se jugará uno más en el Camp Nou, el 19 de marzo. Cuatro clásicos en tres meses, desde la final de la Supercopa.

En el caso del Barcelona, los primeros dos de la temporada han marcado decisivamente el proyecto de Xavi después de aquel amistoso de pretemporada de julio en Las Vegas que se resolvió con un gol de Raphinha. Han sido lo peor y lo mejor del Barça. La derrota en el Bernabéu, la única del Barcelona en la Liga, cuestionó seriamente los planes del técnico azulgrana después de perder por 3-1 con una alineación en la que formaban dos extremos —Raphinha y Dembélé— y faltaba Araújo. El entrenador se corrigió en la final de la Supercopa cuando recuperó al uruguayo para defender a Vinicius y renunció a formar con los tres delanteros para ganar un centrocampista y disponer una línea sobre la que se sustenta el fútbol barcelonista: Pedri, Busquets, De Jong y Gavi. La credibilidad de Xavi y la confianza del equipo se forjaron a partir del 1-3 de Riad. Aquel partido figura como la expresión en la cancha del ideario del entrenador pregonado en la sala de prensa de la ciudad deportiva del Barça. Los números todavía avalan más a los azulgrana porque hoy lideran el campeonato con cinco puntos sobre el Madrid.

Xavi presumió entonces del “cómo hemos ganado” y se felicitó porque los jugadores “se han liberado” después de las penurias en el Camp Nou. La fórmula se ha aplicado en la mayoría de los partidos más exigentes y se supone que será la que también se utilizará en la semifinal de Copa. La duda está en los futbolistas que estarán disponibles y, en este momento, todavía no se sabe si Dembélé podrá jugar —es muy dudoso para la ida y menos para la vuelta del Camp Nou—. Y, por otra parte, el formato condicionará el clásico porque la cita copera se disputará a doble partido y “a dos partidos tienes un poco de control, más estrategia” argumentó el secretario técnico Jordi Cruyff. “Nunca sabes cómo va acabar. Hoy estamos cerca de poder celebrar un título, con el máximo respeto pero con la máxima ilusión”, añadió. “A mí me enamoraban las eliminatorias a partido único. Va a ser un partidazo, superespecial, a nivel mundial”, acabó después de recordar que “los jugadores ya se han olvidado de lo que pasó hace un mes. Empezamos de cero y será una batalla bonita. No se pensará en la Supercopa”.

Para el Madrid, el clásico de Riad supuso el punto más bajo del curso, un naufragio en el que se vio zarandeado por el Barcelona ante la desesperación de Ancelotti, que sintió que sus futbolistas ni siquiera habían competido: “Ha sido un mal partido en todo”. Como efecto secundario, el batacazo en la Supercopa avivó en los blancos el interés por la Copa, generalmente de baja intensidad. Aunque su destino no viró hasta el descanso de los octavos de final en Vila-real, cuando marchaban con dos goles de desventaja (2-0).

Esa remontada copera marcó el punto a partir del cual el Madrid comenzó a encontrar la solidez que reclamaba Ancelotti a través del compromiso. La mejoría siguió con otra remontada en cuartos contra el Atlético (3-1) y el buen partido de Liga contra la Real, pese al empate (0-0).

El clásico de la ida de la semifinal comprobará la consistencia de la recuperación del Madrid en diez días de exigencia máxima: el 21 de febrero visita Anfield en la ida de octavos de Champions, cinco días después recibe al Atlético en el Bernabéu y cinco más tarde, al Barça en la Copa. El clásico siempre como termómetro de ambos.

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