Patrick Mahomes lleva a Kansas de vuelta a la Super Bowl, donde los espera Filadelfia

Los Chiefs regresan a la Super Bowl. Lo hacen tras una noche de revancha en la que eliminaron a los Bengals de Cincinatti en lo que fue un choque vibrante resuelto en el último minuto con un gol de campo de 45 yardas (20-23). Hace un año, el equipo comandado por Patrick Mahomes se perdió el partido más importante de la NFL por una enorme actuación del quarterback Joe Burrow. Este ha quedado cerca de repetir la hazaña como visitante en el Arrowhead, mostrando que sigue acumulando una increíble carrera en apenas su tercer año como profesional. Los Chiefs se encontrarán en la final, el próximo 12 de febrero en Arizona, con los Eagles de Filadelfia, quienes vencieron con poca resistencia a unos accidentados 49ers de San Francisco (7-31). Los campeones de la Nacional son viejos conocidos de la final. Volverán a disputarla después de haber ganado el primer título de su historia en 2018.

En un deporte conocido por la potencia de los brazos, hoy todas las miradas estaban puestas en un tobillo. Mahomes sufrió un esguince en el derecho la semana pasada en el partido contra Jacksonville, pero alimentó su fama de atleta imparable jugando esta noche en la que ha sido su quinta final consecutiva en la conferencia Americana. Su osadía lo llevó a arriesgarse a una lesión mayor con una carrera final en los últimos segundos del último cuarto, cuando el partido estaba empatado 20-20. Las yardas que recorrió eran necesarias para poder dejar al pateador, Harrison Butker, en una zona del campo donde fuera posible la anotación. Un castigo por rudeza innecesaria cometido por Joseph Ossai, el linebacker de los Bengals, dio 15 yardas más a los Chiefs, aumentando las posibilidades de la anotación de Butker. Gracias a él los Chiefs jugarán su tercera Super Bowl en cuatro años.

Aunque Mahomes cojeaba visiblemente por momentos, su actuación en la primera mitad del partido fue una demostración de la potencia ofensiva de Kansas City, el equipo que dominó la Americana desde el arranque de la liga. La estrella se apoyó en el ala cerrada Travis Kelce, el receptor Marquez Valdes-Scantling y el novato Isaiah Pacheco. Los tres sumaron 18 recepciones para conseguir 253 yardas.

No todo fue luminoso para el astro de 27 años, quien juega en su sexto año. En pleno dominio del partido, Mahomes, ya un veterano de los playoffs, entregó su primer balón suelto en un encuentro de postemporada. El cambio de posesión dio un impulso a Burrow y los suyos, quienes lucharon por meterse al partido. Cuando lo lograron, después del medio tiempo, mostraron que estaban nuevamente dispuestos a pelear a cara de perro en uno de los estadios más difíciles de la liga.

Burrow, de 26 años, saltó a la cancha del Arrowhead con una racha de 10 partidos sin perder. La defensiva de Kansas City le tenía preparado un arranque muy complicado. Lo capturó cuatro veces en la primera mitad y regaló dos intercepciones. Para la segunda parte, Burrow encabezó la remontada acarreando el balón unas 30 yardas y lanzando un pase de anotación a Tee Higgins. Este y Ja’Marr Chase tuvieron seis recepciones cada uno.

El tacle Chris Jones, de los Chiefs, fue una de las estrellas de la noche, apuntándose dos capturas al mariscal de los Bengals. La segunda fue vital. Llegó cuando quedaban 40 segundos en el reloj y Cincinnati avanzaba en busca de los puntos necesarios para romper el empate y colarse así en su segundo Super Bowl consecutivo.

En Arizona, Mahomes chocará con otro lanzador que ha sido figura de la campaña. Jalen Hurts ha probado este domingo cómo ha convertido a Filadelfia en una máquina ofensiva que puede arrasar por tierra. Tan solo este domingo, Hurts corrió 39 yardas y lanzó 121 para una imponente muestra de superioridad contra San Francisco. Hurts también marcó un touchdown, su decimoquinto de la temporada, con lo que ha roto la marca que impuso Cam Newton en 2011 con los Carolina Panthers, y se ha convertido en el lanzador con más anotaciones. Durante la final de la conferencia Nacional, los Eagles también rompieron otro récord, el de anotaciones por tierra (37 en una temporada), que estuvo medio siglo sin batir en manos de los legendarios Packers de Vince Lombardi.

En Filadelfia, Brock Purdy, el quarterback de San Francisco, no pudo con la defensiva de las Águilas. Fue una mala tarde para San Francisco, cuyo mariscal se había convertido en una de las figuras de la Nacional desde que salió de la banca a inicios de diciembre para sustituir a Jimmy Garoppolo, quien se rompió el pie izquierdo en la semana 13 frente a Miami. Aquella lesión hizo pensar a muchos de los aficionados que debían de despedirse de cualquier anhelo de ganar un Super Bowl, algo que no logran desde 1995. El novato Purdy les mostró que estaban equivocados.

Purdy, en su primera postemporada, cedió su primer fumble en el arranque del partido, cuando San Francisco intentaba hacer entrar en calor a su ofensiva en la cancha del Lincoln Financial. Todo fue cuesta arriba desde que Purdy soltó el balón tras una captura del defensivo de Filadelfia, Haason Reedick. El manotazo en el brazo derecho le provocó una lesión en el codo. Purdy abandonó el partido y San Francisco quedó en manos de Josh Johnson, el cuarto mariscal de campo del equipo (Trey Lance también estaba fuera por una rotura de ligamento), y quien solo había jugado dos partidos en esta temporada. Con 36 años, Johnson debutó en unos playoffs.

El estreno no fue el esperado. En una ofensiva soltó el balón en otro fumble que dio la oportunidad a los Eagles de ampliar su margen gracias a Miles Sanders, quien anotó un segundo touchdown en el segundo cuarto. Minutos después de su error, Johnson abandonó el juego después de un golpe en la nunca. Ante una lista de sustitutos en los huesos, San Francisco hizo regresar a Purdy al terreno de juego pese a que su brazo estaba incapacitado para lanzar pases largos. Ya era demasiado tarde. Los 49ers habían abandonado el juego mentalmente. Su defensiva, con Fred Warner y Nick Bosa como pilares generalmente confiables, cometió 11 faltas que dieron más de 80 yardas a sus oponentes, más del doble de las cometidas por Filadelfia. La frustración quedó manifestada en una trifulca hacia el final del partido que se saldó con la expulsión de sendos jugadores de cada equipo.

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