Courtois, un iluminado de París a Riad
El portero del Real Madrid, determinante en la final de la Champions contra el Liverpool, se recupera de sus problemas de espalda con infiltraciones y vuelve a ser clave en la Supercopa
La felicidad de la final de la Champions en París, obra cumbre de la carrera de Thibaut Courtois, sucedió bajo la leve sombra de un enfado del Atlético. El belga dijo que en el Madrid se encontraba “en el lado bueno de la historia”, en referencia a la final de Lisboa que perdió como rojiblanco. La antesala de la final de la Supercopa esta noche en Riad (20.00, Movistar), que el Madrid alcanzó apoyado en sus iluminaciones, viene acompañada de la carta que el Atlético le ha enviado para que se disculpe por aquello. De París a Riad: un bucle de desencanto e inspiración.
La Champions ganada al Liverpool fue también el comienzo de un plan perfecto que se torció y derivó en un programa de infiltraciones aún necesario. Días después de París, Courtois contó que había jugado ese año con pubalgia, y no fue con Bélgica a cuatro partidos de la Liga de Naciones. Con el Mundial a la vista, entendía que la manera de afrontar bien la temporada era descansar cuanto antes.
Pero a principios de octubre la espalda le paralizó con una ciatalgia. Trató de recuperarse para el clásico del 16 de octubre, pero no llegó a tiempo. Al problema de espalda se sumó además una distensión en la rodilla derecha. Siguió apretando y volvió a jugar el 22 de octubre contra el Sevilla. Aunque en realidad no se había recuperado del todo y necesitaba infiltrarse para aplacar el dolor. Quedaba solo un mes para el Mundial y quería competir.
En noviembre, cuando Bélgica se instaló en la playa catarí de Abu Sarma, a Courtois lo acompañaba el fisioterapeuta del Madrid David Violati. Sus cuidados resultaron fundamentales para que el portero quedara satisfecho con su rendimiento, como contó el martes en Riad: “Aparte del gol de Marruecos, tuve buen Mundial, con dos porterías a cero, aunque si un equipo no pasa…”. Courtois dejó Qatar con el desencanto de la eliminación y la resaca de la marejada en su selección, pero más cerca de sentirse libre de problemas físicos.
“Los problemas eran algo más que solo la ciática”, dijo el martes. La recuperación debía ser distinta que la de la dolencia clásica. Necesitaba un proceso más lento y cuidadoso de tratamiento de fisioterapia, además de un programa de infiltraciones. Estos pinchazos, que aún recibe, son distintos de los habituales para sedar o bloquear: son parte de la terapia restauradora.
Con este paquete de cuidados, Courtois empieza a marcar registros que se encuentran entre los mejores de su carrera, y a través de los que también se pueden leer parte de los problemas del Madrid. Ancelotti ha advertido varias veces en los últimos días de la necesidad de que ajusten la defensa. Hacía ocho temporadas que a Courtois no le tiraban tanto: recibe 3,9 disparos a puerta por partido de Liga, según los datos de fbref.com. Solo en la temporada 2015/16, su segunda en el Chelsea, le tiraron más, 4,1 veces. Hay 17 porteros del campeonato con mejor porcentaje de porterías a cero que el belga, que está en el 8,3%. La temporada pasada fue el segundo mejor: no recibió gol en el 44,4% de los partidos.
Courtois, consciente también de las lagunas defensivas, se muestra más confiado estos días en los que el físico ya no le lastra: “En el fútbol moderno es muy raro que un portero no tenga trabajo, más si intentas jugar ofensivamente, con muchos jugadores por delante del balón. No es un problema. El año pasado también fue así. La diferencia es que nos han metido un pelín más de goles”.
Él se ha ido afinando, hasta registrar ahora el tercer mejor porcentaje de paradas de su carrera. Después del Mundial ha vuelto a ser definitivo, como contra el Valladolid o en la semifinal de la Supercopa. Como en la final de París, cuando empezó el enfado del Atlético. Días antes del clásico de hoy, Courtois les contestó que seguirá orgulloso de su pasado allí y que continuará hablando con cariño del club.
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