La vida misma
En ‘El fútbol no te da de comer’, Enrique Ballester utiliza el deporte como vehículo para explicar cualquier situación, desde la paz que pueden generar algunas escenas del día a día hasta el miedo a la muerte
Pues no, no estamos tan solos. Hay más gente a la que, tras el disgusto por una derrota de su equipo, le han dicho que el fútbol no les va a dar de comer. Otros padres que se han planteado la duda, casi filosófica, de si es mejor tirarle a sus hijos balones fáciles, para que los paren y crean que son imbatibles, o meterles un gol por la escuadra para que entiendan de qué va la existencia desde la infancia. Personas que por las noches proyectan su futuro en una pantalla mental con tanta nitidez que parece mentira que a la mañana siguiente ese futuro se haya convertido en presente y vuelva a llevárselas, una vez más, por delante. Anhelos de ser futbolistas que han terminado en el sueño de convertir, con nocturnidad y ciertas dosis de placer culpable, al peor equipo de un videojuego en campeón de Europa. La experiencia de compartir vestuario con alguien que era un flipao, y que lo seguiría siendo por muchas patadas que le dieran. Que a casi todos nos ha pasado alguna vez lo que en algún momento la voz de la experiencia alertó de que, efectivamente, nos iba a pasar. Que, como decía Carlos Monsiváis, llega un momento en el que ya no sabes si no entiendes lo que está pasando o si es que ya pasó lo que estabas entendiendo.
El fútbol no te da de comer (Libros del K.O.) recoge 87 artículos de Enrique Ballester publicados en El Periódico. Columnas en las que parte de una generación se siente reflejada y encuentra un espacio para el elogio y exaltación de lo cotidiano y un hueco, también, para el humor: en cada texto hay, al menos, una frase que lleva a la sonrisa.
A través del fútbol, Ballester habla de las ilusiones, de los miedos, de las corazas, de la paternidad, de la melancolía, de la transformación que conllevan los viajes, de las dudas, de las miserias, de las contradicciones, de la amistad, de lo absurdo que puede llegar a parecer todo visto en perspectiva, de la paz que pueden generar algunas escenas del día a día, del miedo a la muerte. De la vida misma.
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