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El último dopaje: EPO en pastillas

La ex número uno del tenis mundial Simona Halep, de 31 años, positivo por roxadustat, medicamento antianemia

Simona Halep golpea la bola durante su único partido en el US Open de 2022.
Simona Halep golpea la bola durante su único partido en el US Open de 2022.JUSTIN LANE (EFE)
Carlos Arribas

Son pocas las tenistas que dan positivo por dopaje, pero cuando lo hacen, aparte de desencadenar reacciones de incredulidad, sus positivos generan una cantidad no desdeñable de enseñanzas farmacológicas para la afición. El dopaje de Maria Sharapova en marzo de 2016 popularizó un oscuro medicamento llamado Meldonium, bueno para la angina de pecho, solo conocido en Rusia y en el resto de las repúblicas de lo que fue la Unión Soviética.

Seis años y medio más tarde, otra tenista que fue número uno del mundo, la rumana Simona Halep, de 31 años, aporta su granito de arena a los conocimientos farmacológicos de la sociedad con su positivo por Evrenzo, nombre comercial del roxadustat, unas pastillas que engañan al cuerpo, le hacen creer que las células no reciben oxígeno suficiente: el organismo reacciona a la señal de alarma aumentando la producción endógena de eritropoyetina, lo que a su vez estimula la fabricación de hemoglobina y de glóbulos rojos.

Es la llamada EPO en pastillas, que mejora la calidad de vida de los pacientes con anemia por insuficiencia renal, ya no esclavos de los pinchazos de la EPO de toda la vida, de su conservación en nevera y otras incomodidades, y mejora el rendimiento de los deportistas, que se creen que nunca les descubrirán.

“Sin embargo, esta EPO por vía oral se detecta con un método menos complejo que la EPO de toda la vida. Basta con la cromatografía de gases y la espectrometría de masas habitual”, explica Rosa Ventura, directora del laboratorio antidopaje del IMIM en Barcelona. “Está en la lista desde hace siete años y desde entonces la monitorizamos. El único problema es que entre que se metaboliza muy rápidamente y que se usan dosis muy pequeñas, se suelen encontrar cantidades muy pequeñas. Pero no es una sustancia cuantitativa: basta con encontrar el mínimo rastro para confirmar que se ha tomado ese medicamento”.

Justamente el hecho de que le encontraran muy poco roxadustat en su orina tras el control en agosto pasado durante el US Open en Nueva York es una de las quejas que expresa Halep en sus redes cuando anunció su positivo. “Es la mayor sorpresa de mi vida. Me siento traicionada”, escribe la tenista de Constanta, en la orilla del mar Negro, ganadora de dos grand slam, Roland Garros en 2018 y Wimbledon en 2019, y actual número 9 del mundo. “Hoy comienza el partido más difícil de mi vida: la lucha por la verdad”. después de que el contraanálisis con el frasco B solicitado por la tenista confirmara la presencia de roxadustat.

Halep, que estaba de baja después de haberse operado la nariz para respirar mejor, ha sido suspendida provisionalmente. La exnúmero uno del mundo (64 semanas en dos tandas entre 2017 y 2019) ha cambiado varias veces de entrenador durante su carrera. En abril pasado anunció que había comenzado a trabajar con Patrick Mouratoglou, largos años técnico de Serena Williams. En agosto ganó el Masters 1000 de Toronto, pero unas semanas después cayó sorprendentemente en primera ronda del US Open, el torneo en el que pasó el control antidopaje que ha acabado con su positivo.

La sanción mínima que prevista para un positivo para una sustancia como la EPO y demás estimulantes de la eritropoyesis es de cuatro años, aunque el código antidopaje fija posibles reducciones por colaboración, confesión espontánea o si la deportista prueba que llegó a su cuerpo de una forma accidental, sin culpa ni responsabilidad por su parte.

El mundillo de la lucha antidopaje está tan sorprendido como la propia Halep por su positivo con una sustancia que se creía inútil, pues fácilmente detectable. Eso se piensa desde 2015, desde que tres deportistas en escaso plazo de tiempo dieran positivo por lo que entonces se denominaba FG-4592, el nombre que recibía el roxadustat mientras estaba en fase de ensayo clínico, antes de comercializarse, pero ya abundante en los graneros del mercado negro del doping accesible a través de la darknet.

Dos ciclistas, el chileno Carlos Oyarzun y el italiano Fabio Taborre, y un marchador, el francés Bertrand Moulinet, se ganaron grandes titulares por su papel como pioneros del roxadustat, y por su trabajo de alerta. Taborre murió seis años después, en septiembre de 2021. Ningún positivo fue reportado durante siete años. Seguramente otras sustancias no detectadas cumplan la función de aumentar el cubicaje del motor y el consumo de oxígeno de los deportistas, pero Simona Halep, a su pesar, ha vuelto a dar fama al Evrenzo.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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