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Mbappé amenaza revuelta mientras Neymar siga en el PSG

El francés, que renovó por el club de París en mayo a cambio de una prima de 130 millones, insinúa que la indisciplina del brasileño lastra el proyecto

Liga francesa
Neymar, Messi y Mbappé celebran un gol al Marsella, este domingo.STEPHANE MAHE (REUTERS)
Diego Torres

Desde que firmó su renovación con el Paris Saint-Germain, en mayo, Kylian Mbappé no deja de exigir un requisito fundamental para cumplir su contrato. Como dice una persona que trabaja para el jugador francés: “Solo pedimos al club un modelo de gestión basado en el rigor”. Bastan los eufemismos y las indirectas para que los propietarios del PSG, los príncipes que gobiernan Qatar, comprendan que existe una cláusula tácita según la cual Mbappé reclama la salida de Neymar Júnior como conditio sine qua non de su permanencia en el Parque de los Príncipes hasta 2025.

Así lo atestiguan fuentes próximas al PSG y al jugador, que advierten de que Mbappé jamás ha puesto sobre la mesa el nombre de Neymar ni ha pedido salir anticipadamente. Nada es explícito en el club más politizado de Francia, especialmente cuando se trata del destino del astro brasileño, fichado en 2017 por 222 millones de euros, récord todavía vigente, y renovado el pasado julio automáticamente hasta 2027, para perplejidad de muchos empleados del PSG y del propio Mbappé.

La sorprendente renovación de Neymar fue la primera de las decepciones de Mbappé y su séquito de familiares y abogados, que desde entonces no dejan de filtrar un desencanto creciente. Entre otras cosas, porque Neymar está convencido de que Mbappé ha pedido que le despidan, cosa que no ayuda a que su relación —siempre entreverada de celos y de lucrativos compromisos de conveniencia publicitaria— se encauce de un modo profesional. Si el PSG, como equipo de fútbol, fue construido sobre los pilares de su ataque, ahora el sistema oscila sobre una contradicción. El equilibrio táctico y estratégico depende de la empatía que puedan cultivar tres estrellas cuyas dinámicas conducen al aislamiento de Mbappé, el hombre que como nueve debería ejercer de punto final de todas las jugadas.

Cuando este domingo, tras el clásico con el Marsella, le preguntaron si era cierto que quería dejar el PSG, su respuesta resultó ambigua. “Jamás he pedido salir en enero”, dijo, sin regalar ni un solo elogio al club que le acaba de pagar 130 millones de euros solo por renovar, más 40 de salario anual. “Estoy contento”, añadió, hierático, y cuando le inquirieron sobre si seguía confiando en los dirigentes, replicó con una evasiva: “Yo solo soy jugador de fútbol y mi deber es jugar”.

Siempre ha sido difícil jugar por deber, y menos a la pelota si los compañeros recelan. Dicen en el PSG que Lionel Messi comparte con Neymar la impresión de que la estatura futbolística del nueve está muy por debajo de su fama y ni de lejos se corresponde con su salario. Messi no le da mucha bola, por más que el muchacho de Bondy hable un castellano fluido, con fuertes reminiscencias rioplatenses. El argentino prefiere la complicidad de Neymar, aunque le espante la disipación que preside la vida de su amigo en París, contraindicación de todas las normas establecidas sobre lo que debe ser el orden en la élite. Lo ha comprendido el presidente, Nasser al-Khelaifi, después de cinco años de experimentación baldía.

Persuadido de que la presencia de Neymar impide el crecimiento del equipo, y resuelto a cumplir con Mbappé, el presidente del PSG puso al brasileño en el mercado el pasado verano. Sin más resultado que una oferta del Newcastle. El club inglés fue el único en el mundo que se mostró dispuesto a respetarle los casi 400 millones de euros que le debe el PSG a Neymar por todos los conceptos, hasta 2027. Neymar descartó al Newcastle por inhóspito y solo sintió curiosidad por la propuesta del Chelsea, que le ofreció 10 millones netos por un año de cesión: la cuarta parte de sus ingresos. El PSG le habría cedido pagando las tres cuartas partes restantes de no haber sido porque la legislación francesa, como advirtieron los abogados, impide tributar en Francia el grueso de los ingresos si los servicios que se retribuyen se prestan a una sociedad domiciliada en el extranjero. El Chelsea no pasó de los 10 millones porque en julio Neymar pesaba siete kilos de más, según fuentes del club inglés, y venía de completar una temporada penosa.

El Chelsea, a por Neymar

Ahora el Chelsea ha cambiado de opinión. En el club de Todd Boehly circulan informes que aprueban la inversión de 40 millones de euros anuales por la cesión de Neymar, el total de su salario neto, siempre que el jugador rinda al nivel actual. Obsesionado con ponerse en forma para el Mundial de Qatar, el brasileño de 30 años está jugando su mejor fútbol desde que llegó al PSG. Sus 16 goles y 12 asistencias reflejan una solidez competitiva superior a la de Mbappé y Messi.

Espoleado por la rebeldía, Neymar va camino de alcanzar el pico de productividad y madurez más elevado de toda su carrera. Lo que Luis Campos, el director deportivo del PSG, ve más complicado, es que esas prestaciones se mantengan después de la final de la Copa del Mundo, prevista para el 18 de diciembre. Al-Khelaifi, según fuentes del PSG, no tiene dudas. Hoy, para el mandatario, la prioridad es conservar a Mbappé desprendiéndose de Neymar. El francés, dicen sus allegados, se mantiene expectante. El plan del club, le dicen, consiste en conseguir una cesión o, incluso, en buscar una vía de salida extravagante. “Aquí llevan meses estudiando cómo pagarle a Neymar el finiquito más elevado de la historia del deporte, cerca de 300 millones de euros”, dice una persona que trabaja para el club de París.

Lo repiten periódicamente jugadores, empleados y técnicos del PSG: el modelo de gestión qatarí, fundado en la exaltación de Neymar, ha sido desde 2017 el desencadenante de alteraciones que han indisciplinado al vestuario, generando un lastre a la hora de competir por la Champions. Este es el nudo gordiano que se agranda ante Al-Khelaifi, atormentado desde hace una semana por los rumores de desencanto que emite el círculo íntimo de Mbappé, reflejados en una portada del Marca y exacerbados por una información de Mediapart, que aseguró que en 2019 el PSG contrató una agencia de márketing para denigrar a periodistas y jugadores por medio de una constelación de cuentas falsas en Twitter. Mbappé fue uno de los acosados.

El consejo del tío Pierre

Mbappé no ha pedido al PSG que le deje salir, de momento. Pero en caso de ruptura, no es el Real Madrid el único club que agrada a su entorno. Al contrario. Para su tío Pierre Mbappé, el consejero futbolístico más respetado del clan, el destino más apropiado, desde el punto de vista deportivo, habría sido ir al Liverpool el pasado verano. El club propiedad del grupo estadounidense Fenway Sports está en contacto con la familia del jugador desde hace años. Según la prensa británica, en los últimos días los dueños han reevaluado la posibilidad de contratar a Mbappé en 2023.

El Liverpool atravesó la peor crisis del último lustro cuando a finales de septiembre, en plena ola de malos resultados, se hizo patente que Darwin Núñez, el fichaje que le había costado 100 millones, no estaba a la altura de su precio. Jürgen Klopp, el entrenador, se mostraba más distante que nunca de sus jugadores, especialmente de Mo Salah, quien hasta hace poco fue su favorito. La regeneración de la plantilla se había interrumpido y ante el temor de que Klopp considerase dimitir, y aterrados ante la fragilidad que mostraba un equipo inviable financieramente fuera de la Champions, los dueños se apresuraron a trazar todo tipo de alternativas de emergencia. Una de ellas fue volver a intentar el fichaje de Mbappé, abaratando el traspaso con un trueque por Salah.

La idea del Liverpool no es nueva y está correspondida. Según indica una persona que trabaja para el jugador francés, el Liverpool fue el destino que, por condiciones puramente deportivas, le aconsejó su tío Pierre, hermano del padre del jugador. Pierre es un técnico y analista de fútbol muy respetado en Francia y en la Premier. Suya fue la responsabilidad de llevar a su sobrino a la cantera del Mónaco, club con el que se hizo profesional y ganó la Ligue 1 en 2017.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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