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Nadal: “No estoy bien, no estoy bien...”

El español, emocionado en el adiós de su amigo Federer, dice que debe “ordenar” su vida después de “semanas difíciles” y que ni se plantea ni quiere pensar en retirarse

Federer y Nadal, emocionados después del partido en el O2 Arena de Londres.
Federer y Nadal, emocionados después del partido en el O2 Arena de Londres.GLYN KIRK (AFP)
Alejandro Ciriza

Habla Rafael Nadal con el corazón en la mano, ojos vidriosos, voz temblorosa y emocionado. Son casi las dos y media de la madrugada en Londres y el mallorquín necesita expresarse y desahogarse porque los últimos tiempos están siendo más que complicados, por más que haya firmado un curso espectacular e inimaginable en diciembre, cuando empezó la pretemporada de mala manera. A partir de ahí, dos exitazos (Open de Australia y Roland Garros), los 22 grandes que lo sitúan en lo más alto de la historia y, también, demasiados quebraderos de cabeza: de nuevo las lesiones (costilla, pie izquierdo, abdominal) y un contratiempo personal que le afecta sobremanera.

“No estoy bien, no estoy bien...”, admite ante cuatro periodistas españoles. “Han sido semanas difíciles, de pocas horas de dormir, con un poquito de estrés en general [por un contratiempo en el embarazo de su esposa] y situaciones más complicadas de lo habitual en casa. He tenido que lidiar un poquito con todo eso, con un tipo de presión un poco diferente a la que estás acostumbrado en lo profesional, pero por suerte todo está bien y estamos más tranquilos. He podido venir aquí, que es lo más importante”, agrega tras una velada, la de la despedida de Roger Federer en la Laver Cup, a flor de piel y emociones al límite. Se va el rival y se va el amigo: “Como tenistas somos muy distintos, pero si hablamos de nuestra forma de ver la vida, somos muy similares”.

El suizo (41 años) es el primero de los tres gigantes en desfilar. Y pese a todas las circunstancias y el desasosiego del último mes, el balear (36) ha querido estar ahí. “Emocionante, inolvidable, triste también…”, describe. “Pero muy feliz porque sé que Roger ha pasado por muchos momentos complicados en los últimos tiempos, y ha podido despedirse en la pista, cosa que era difícil que ocurriera, tal y como se encontraba”, explica antes de confirmar que no va a competir más en el torneo (la Laver Cup), y de poner rumbo al hotel para resolver un “conflicto interno bastante importante”, acentuado con el adiós de un elemento imprescindible de su carrera.

“Soy una persona bastante sensible y a veces es bueno llorar. Necesitas soltar estas emociones. De alguna manera, se va también una parte de mi vida y es difícil”, dice; “para mí era importante estar aquí, porque sabía lo importante que era para él. Tengo una relación personal bastante estrecha desde hace tiempo y hablamos habitualmente. Yo no me he retirado aún, pero sé que cuando uno lleva un tiempo con lesiones y no ve el final, es frustrante. En ese sentido, sé que para él han sido tiempos realmente difíciles, con recuperaciones que exigen mucho esfuerzo mental y ante las que te das cuenta de que no llegas. Yo no podía faltar en este día, y aquí he estado, más allá de las circunstancias en las que yo personalmente llegaba”.

Se marcha el gran Federer, el primero de los tres tótems que enfila la puerta de salida y, de alguna forma, el balear se reconoce en la situación de angustia y de sufrimiento que ha vivido el suizo en su recta final. En cualquier caso, asegura que a él le quedan fuerzas, ganas y apetito para continuar el camino. Preguntado por EL PAÍS sobre cómo se imagina su despedida y sobre si le gustaría que siguiera unos parámetros similares a la de Federer en Londres, rodeado por sus colegas, contesta: “No lo sé, no estoy en ese momento aún”.

Acto seguido, Nadal se explaya y sintetiza un año de glorias y tempestades, y confirma dos cuestiones: sopesó la retirada durante Roland Garros y revela que en el US Open ―derrota en los octavos contra Frances Tiafoe― sufrió una segunda rotura abdominal tras la padecida en Wimbledon.

Sobre lo primero: “Estuve en ese momento cerca este año, no os voy a engañar. Entonces [en París] pensaba que podría ser mi último torneo y desde ahí todo ha salido muy mal en cuestiones físicas, porque me rompí el abdominal dos veces, una vez que más o menos había podido arreglar el pie. A nivel físico ha sido un desastre”. Y en relación con lo segundo, profundiza: “Ha sido un cúmulo de desgracias importantes que sumado a todas estas cosas personales… Pero no, no me siento en ese momento ni quiero pensar en ello, porque si lo haces, hay algo que ya no está funcionando en tu día a día”.

Concluye Nadal ―quien pese a la dificultad del momento y las horas, dedica casi 10 minutos a las respuestas― que simplemente desea “recuperar la normalidad durante el siguiente mes y que todo salga bien”. “Organizar mi vida de la manera adecuada para tener un poquito de normalidad en todos los sentidos, tanto en el personal como en el profesional. A partir de ahí, empezar de nuevo”, termina.

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.

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