_
_
_
_
Cruce de caminos
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La presión de un Grand Slam

Las primeras rondas de los cuatro ‘grandes’ son un terreno abonado para las sorpresas por la ‘obligación’ de los favoritos a ganar

Stefanos Tsitsipas
Stefanos Tsitsipas tras caer eliminado este lunes ante Daniel Galan en el US Open.JULIAN FINNEY (AFP)

Competir en un Grand Slam es la cima del deporte. Desde que coges una raqueta sueñas con llegar a formar parte de estos torneos, participar en eventos que has visto por televisión desde la infancia. El tenis es un deporte repleto de historia, con ciertos aspectos inamovibles, y los cuatro ‘grandes’ son unos cimientos que siempre hemos conocido. Llegar a uno de estos templos es una satisfacción y también una responsabilidad.

Los partidos de un tenista empiezan mucho antes de saltar a la pista. Tampoco terminan en el match point. Son invisibles ante las cámaras. La gestión que conlleva este nivel deportivo tiene su exponente principal en los torneos del Grand Slam. Lugares donde todos desean ganar, torneos donde la presión sale a relucir y aprender a controlarla es tan vital como el mejor golpe.

Las primeras rondas de los Grand Slam son un terreno abonado para esta realidad. Los grandes favoritos están ‘obligados’ a ganar, cargan una expectativa grande sobre sus hombros y afrontan partidos donde hay mucho más que perder. En este US Open ya hemos visto un reguero de nombres en el primer día: Simona Halep o Stefanos Tsitsipas, enormes figuras, como ejemplos más claros.

La magnitud del escenario hace que todos tengan una inmensa motivación, y esto termina igualando el nivel entre cabezas de serie y jugadores no preclasificados. En el tenis profesional, la calidad del tenis está muy pareja. Los golpes no marcan la diferencia como la capacidad de mantener un nivel de juego. Si viésemos durante cinco minutos a un jugador, sería difícil saber qué posición ocupa en el vestuario. Si le viésemos dos horas, su actitud, su gestión de los momentos, tendríamos un panorama más claro. La adrenalina que generan los Grand Slam pueden equilibrar las fuerzas en esos primeros días.

Un torneo de este calibre tiene aspectos particulares. Tener un día de descanso hace que todos tengan los mismos plazos de preparación, a diferencia de los torneos en temporada regular. Es una ventana para recuperar, para analizar, pero también para darle vueltas a la cabeza. Es un detalle que, por experiencia propia, creo que ayuda a que la competición esté más pareja.

La competición masculina tiene un condicionante por el formato. Al jugar a cinco sets, el riesgo de disputar un partido muy largo puede dejar en una posición vulnerable a un gran favorito. Jugar un maratón y enfrentar después a un rival fresco puede romper los planes, una situación que en los torneos del resto de la temporada, al mejor de tres mangas, no sucede de una forma tan clara.

Y el papel del público es fundamental. Nueva York es uno de los eventos donde la grada tiene un mayor peso. El espectáculo es constante, ese culto por el silencio que vemos en otros lugares desaparece por completo y es parte del espíritu que hace del US Open un torneo especial. Muchas veces animan al aspirante si el marcador es adverso, buscando estirar un partido que sea dramático para el favorito.

El tenis va más allá de golpear a la pelota. Intentar no golpearte a ti mismo, con todo lo que rodea al tenista en un Grand Slam, puede que sea uno de los mayores retos de todos.

Puedes seguir a EL PAÍS Deportes en Facebook y Twitter, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_