El Mundial al aire libre, el listón que le queda por superar a Duplantis

Lleva tanto tiempo Mondo Duplantis dominando la pértiga que resulta extraño pensar que este domingo luchará por su primer Mundial al aire libre. Pero así es. Tras la decepción de Doha 2019, cuando fue plata tras el estadounidense Sam Kendricks —que se recupera de una cirugía de rodilla y no estará en Oregón, segundo golpe de mala suerte tras quedar fuera de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 por dar positivo en covid—, no hay nada que ahora parezca poder detener al prodigio sueco de 22 años. O casi nada.

Su gran rival será otro estadounidense, Chris Nilsen, 24 años, plata en los Juegos de Tokio 2020 —justo por detrás de Duplantis—, récord americano con 6,05 metros saltados este año, que juega en casa en el primer Mundial celebrado en suelo estadounidense y estará especialmente motivado, aunque en sus declaraciones no parezca especialmente convencido de sus posibilidades de dar la sorpresa. “Espero estar entre los cinco mejores”, dijo tras ganar el título estadounidense. Es el único, junto al sueco, que ha saltado sin fallo en la clasificación a la final del Mundial: Nilsen sobre 5.50, 5,65 y 5,75. Duplantis solo sobre las dos últimas alturas.

El oro para Duplantis sería la consecuencia lógica del nivel que lleva tanto tiempo demostrando, nada que sorprendiera pese a su dificultad, por lo que las miradas estarán también en si fija un nuevo umbral nunca antes superado. En marzo, en el Mundial de pista cubierta de Belgrado, dejó el listón en 6,20m. Rebasarlo sería agrandar la leyenda en un campeonato ávido de récords mundiales —a falta de dos jornadas solo se había batido el de 400m vallas, por parte de la genial estadounidense Sydney McLaughlin—. Hay otra alternativa de dar brillo a la victoria, aunque algo menos heroica: sobrepasar los 6,16m que tiene como mejor marca de todos los tiempos al aire libre, conseguidos hace poco más de tres semanas en Estocolmo.

“Siento que estoy claramente en forma para ganar el título”, aseguró hace poco tras una prueba de la Diamond League. “Y quizá para hacer algo especial en Eugene”, añadió. 100.000 dólares es el premio económico por cada récord del mundo que se bate. Figurar en la historia es la recompensa intangible.

Puedes seguir a EL PAÍS Deportes en Facebook y Twitter, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.