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El equilibrio de Jordi Cruyff

Los fichajes de Kessié y Christensen redundan sobre el estilo y la necesidad que tiene el Barça de ampliar su plantilla para competir en la Liga y Europa

FC Barcelona
El centrocampista marfileño del Barcelona Franck Kessié, durante un entrenamiento la semana pasada.Alejandro Garcia (EFE)
Ramon Besa

Jordi fue de niño el hijo de Danny, la madre que a ojos de los barcelonistas distantes con Cruyff apuntaba el nombre de aquellos jugadores que no le pasaban la pelota a su hijo en los partidos del filial, la misma a la que se conocía como “Marilyn” por su cabellera de color platino que tanto relucía en el palco de puro y copa del Miniestadi. El mismo Jordi pasó a ser el hijo de Johan desde que debutó en el Camp Nou y se convirtió en un futbolista profesional que llegó a jugar en el Manchester United después de marcar goles tan bellos y decisivos como aquel de San Mamés que clasificó al Barcelona para la Copa de la UEFA al finalizar la temporada 1994-1995. Alrededor del valor y la identidad de un muy buen jugador como Jordi Cruyff siempre ha habido mucho debate hasta que se ha convertido en un miembro relevante de la secretaria técnica del Barça. Hoy su palabra es muy escuchada en el Camp Nou.

Y Jordi Cruyff habla de equilibrar, de ser menos dogmático con el ADN del Barça que tantas veces se pone en boca de su padre Johan, para poder ser más competitivo en Europa. El hijo de Danny y de Johan participa de la tesis común de que si los equipos ganan partidos, son las plantillas las que permiten alcanzar los títulos, una razón de peso para fichar a futbolistas como Frank Kessié y Andreas Christensen, los dos jugadores que ha presentado el Barça después de que ambos dispusieran de la carta de libertad una vez concluidos sus contratos con el Milan y el Chelsea. Ahora son figuras de entretiempo a la espera de saber si será finalmente cierto que Lewandowski, Koundé, Raphinha recalarán en el Camp Nou. Nada nuevo por otra parte si se tiene en cuenta que los equipos más exquisitos del Barcelona ya contaron con jugadores de un perfil parecido al de Kessié y Christensen.

El nombre de Kessié se asocia al de Yaya Touré, Keita o Davids e incluso evoca a aquella línea de centrocampistas que formó de salida en la final de París 2006 -Deco, Edmilson y Van Boomel- antes de que Iniesta, Belletti y Larsson comparecieran para remontar contra el Arsenal. Un trio muy diferente al integrado por Xavi-Busquets-Iniesta y que forma la santísima trinidad de centrocampistas del Barcelona. Busquets continuará un año más, Pedri está dispuesto a marcar el estilo en la línea de Xavi y hay dudas sobre el tercer volante, un puesto a menudo indefinido y difícil de interpretar después de ser encumbrado por un delantero-centrocampista único como Iniesta. Ahí compiten ahora mismo Frenkie de Jong y Gavi después del fracaso de Coutinho. La alternativa a los distintos puestos que ocupan los centrocampistas sería un jugador calificado de “trabajador” como Kessié.

El calificativo de “trabajador” acostumbra a funcionar como un valor complementario e incluso diferencial para un equipo que prioriza a los estilistas, siempre mejor dispuestos para que corra la pelota, poco aptos para el repliegue y más a gusto cuando actúan desde la cancha contraria empujados por los centrales, un despliegue que requiere de una armonía, sincronización y precisión que no siempre se dan en el Barça. Muchos barcelonistas se sienten más seguros cuando en la fotografía del plantel aparece un jugador con pinta de fiero de Kessié. “El público siempre se ha mostrado reservón ante jugadores de clase que no unieran a esta cualidad el requisito indispensable de la combatividad”, se lee en el artículo “Barça!. Barça!, Barça!” que Manuel Vázquez Montalbán escribió en 1969 para la revista Triunfo. Aquella sensación todavía permanece en algunos sectores del Camp Nou.

La seriedad de Kessié, la amabilidad de Christensen

El último representante de la especie sería Ilaix Moriba y con anterioridad Paulinho. Ahora irrumpe Kessié, un volante de 25 años que empezó como central, internacional por Costa de Marfil y procedente del Milan después de ser comparado al Atalanta. Los analistas destacan su poderío (1,83 metros y 88 kilos), llegada, capacidad para ganar los duelos divididos, finalizar las jugadas y transformar los penaltis: 24 sobre 28. Toda su energía le permite moverse de forma libre y vertical por la cancha y por el contrario no domina tanto el juego posicional, clave para el Barça. La seriedad de Kessié contrasta con la amabilidad de Christensen. Aunque ambos han firmado por cuatro años, tienen una cláusula de 500 millones de euros y hasta podrían jugar en el mismo puesto, son jugadores muy distintos, más centrocampista el marfileño y defensa el danés, que cuenta 26 años y procede del Chelsea.

No es nada fácil ser central en el Barça. La lista de jugadores que no han respondido a las expectativas es extensa aunque la mayoría de seguidores se centra en el nombre de Chigrinski. Al igual que pasa con el trío de centrocampistas Xavi-Busquets-Iniesta, la memoria retiene como la pareja defensiva ideal a Puyol y Piqué. Hay también un excelente recuerdo de Márquez y sobre todo de medios que se reciclaron y sobresalieron en defensa como Mascherano y en ocasiones Popescu. Ni a los jugadores de la cantera les resultó fácil adaptarse al puesto y sino basta con recordar a Muniesa, Bartra, Fontàs o ahora Mingueza. Tampoco resultó sencillo para Milito, Blanc, Pellegrino o Frank de Boer. Al central azulgrana se le ha exigido tanto que sepa salir con la pelota jugada que a veces se olvidó de ser defensa, sobre todo cuando el equipo se refugia en las áreas, una advertencia para Christensen.

Las lesiones han diezmado a Umtiti y Lenglet se ha desmoralizado tanto que aceptó ser cedido al Tottenham. Tampoco se consolidaron Marlon, Todibo, Yerry Mina, Cáceres o Vermaelen. No hay una temporada sin un central nuevo y quién sabe si todavía habrá dinero para Koundé. La apuesta de momento es Christensen. El danés se distingue por su pulcritud con el balón, la anticipación, la lectura del juego y su experiencia y a cambio se le reprocha falta de agresividad, déficit apreciable últimamente en el Barça. Asegurada la continuidad de Araujo, Christensen se disputará el puesto con Eric García y Piqué, quien asegura que no se resigna a ser suplente después de ser advertido por Xavi. El reto es precisamente aumentar la competitividad y la profundidad de plantilla, enriquecerla con jugadores que aparentemente calzan muy bien o resultan diferentes, como Christensen o Kessié.

“Hablamos mucho de ADN Barça y de cruyffismo y también necesitamos estabilidad económica y equilibrio deportivo”, insiste Jordi Cruyff. “Y el equilibrio que permite ganar partidos al equipo se encuentra con el fichaje de jugadores con perfiles específicos, algunos menos visibles pero que con su trabajo menos vistoso permite brillar al compañero”, cierra el hijo de Johan y Danni mientras Laporta asiente: “Kessié tiene gol y puede ayudar en defensa y Christensen es un defensa que puede ayudar a los medios. Ambos se sienten comprometidos con el fútbol del Barça”.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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