Luis Enrique y el dogma de los porteros
El seleccionador español ha elevado a los arqueros a la categoría de jugadores de campo para reforzar la salida del balón
En los minutos finales del entrenamiento previo al partido contra Suiza, Luis Enrique hizo un aparte con Unai Simón en la portería contraria en la que el resto de los internacionales, menos Ansu Fati, ensayaban remates a puerta. El meta del Athletic practicaba desplazamientos medios con el pie que debía recepcionar el joven delantero azulgrana. Un día después, como ante Portugal y la República Checa, Unai Simón también asumía la titularidad ante los suizos.
Terminado el partido, el análisis de Luis Enrique se centró en reforzar la importancia de haber ganado por encima del juego desplegado y en la defensa dogmática de lo que le exige a sus porteros. Unai Simón tuvo dos acciones de riesgo en dos salidas en las que no midió bien los tiempos para acortar el avance suizo y tampoco estuvo ducho con la pelota. Los dos sustos generaron que el preparador gijonés tuviera que responder por ellos ante la prensa. “No me pone nervioso. Tampoco Robert Sánchez y David Raya. Tengo tres porteros que pueden jugar la pelota desde atrás”, defendió el seleccionador español. No se había visto a Luis Enrique categorizar de esa manera con el virtuosismo del juego de pies de los tres guardametas de la selección. En la época de la primera terna que conformaron De Gea, Kepa y Pau López nunca se pronunció con esa rotundidad sobre las habilidades de estos para contribuir a la salida de balón del equipo. Los tres han terminado fuera de las convocatorias de manera paulatina. El propio asalto a la titularidad de Unai Simón va ya para dos años, en un amistoso con Países Bajos (1-1) en Ámsterdam. Aquella noche en el Johan Cruyff Arena, Unai Simón protagonizó un par de acciones que el propio Luis Enrique calificó de “exageradas”, pero elogió la decisión del portero al que acababa de entregar el relevo de De Gea por su decisión para seguir arriesgando. Además de por sus cualidades para atajar, esta ha sido la razón que ha mantenido a Unai Simón en la titularidad de la selección. Como cuando competía con De Gea y Kepa, es el peor de los tres con los pies, pero es el que más temple tiene.
El fútbol moderno ha deparado que muchos equipos inicien el juego desde atrás. Nunca se había dado tanto valor a que los porteros sean el primer pasador. Luis Enrique se ha convertido en adalid de esta tendencia. “El portero tiene que generar la primera superioridad. Y Unai Simón, en eso, es experto. Es que yo le digo que debe hacerlo. No sé otra manera de salir jugando y tampoco quiero aprenderla”, recalcó el técnico de la Roja en la sala de prensa del estadio de Ginebra. “Ah, que comete un error, pues como Pepe, Lucas, Manolo... Entiendo que al que no le guste eso se ponga nervioso, pero a mí me gusta que juegue así”, prosiguió.
En las explicaciones que se dieron en la federación cuando por primera vez fueron convocados Robert Sánchez y David Raya tuvieron mucho peso su habilidad para jugar con los pies. Por su emigración al fútbol inglés en edad juvenil, ambos eran dos grandes desconocidos para el aficionado medio, pese a que ambos defendían porterías de equipos de la Premier League. Sánchez, en el Brighton, y Raya, en el Brentford también cumplían con otro de los requisitos que demanda Luis Enrique: ejercer de hombre libre para cortar los balones que los rivales filtran a la espalda de la adelantada defensa que plantea Luis Enrique. Esta característica forma parte del patrón con el que trabaja la dirección deportiva, con José Francisco Molina a la cabeza, para reclutar futuros talentos que puedan defender la portería española en las categorías inferiores y en la absoluta. Para Luis Enrique, Unai Simón también es el más decidido para ejecutar esa función.
El portero con Luis Enrique debe interceptar el juego del rival y también armar el propio. La posición ha sido elevada más que nunca a la categoría de jugador de campo porque solo hay una razón para dar un pelotazo. “Cuando nos presionen y el rival lo haga muy bien se puede pegar un balón arriba; y cambiamos la presión. Ahí también somos buenos. Pero no es nuestra identidad. Nuestra identidad es sacar el balón jugado. Hay que tener personalidad para jugar”, zanja Luis Enrique.
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