Ancelotti busca la guinda

Con 10 puntos de ventaja a falta de 10 jornadas, a Carlo Ancelotti le preguntaron si la Liga ya estaba sentenciada. “¿Cómo se va a perder una final de la Champions cuando ganas 3-0 [al descanso]? Me ha pasado una vez [con el Milan ante el Liverpool en 2007] y espero que no me vuelva a ocurrir”, respondió con una sonrisa. Este martes, a seis partidos del final y 15 puntos por delante de un Barcelona otra vez atascado (tiene un encuentro pendiente), el técnico italiano, de 62 años, insistió en la diplomacia: “Tengo demasiada experiencia para sentirme campeón. Estamos cerca, pero aún no se ha acabado”, afirmó en la previa de visitar a Osasuna (21.30, Movistar LaLiga). Su lenguaje no verbal, eso sí, no escapó a una evidencia: el Real Madrid está a siete puntos de alzar el título.

Tan cerca que hasta una secuencia de resultados propios y ajenos le podría dar el campeonato incluso este domingo si vencen en Pamplona, y Atlético y Barça no lo hacen en sus respectivos duelos. Como advirtió también recientemente un Carletto costumbrista muy dado a los dichos, la tarta la tienen hecha, “solo falta la guinda”. También la suya, porque se convertiría en el primer entrenador en levantar las cinco grandes Ligas europeas (ya lo consiguió con el Milan en Italia, el Chelsea en Inglaterra, el PSG en Francia y el Bayern en Alemania).

Para tratar de acelerar lo que todo el mundo ya da por hecho, en El Sadar sufrirá la baja de Casemiro, al que confía recuperar dentro de una semana ante el City de sus problemas en el muslo izquierdo, y le concede descanso a Modric, dos ausencias que abren la vía a una medular menos habitual. Mendy, Marcelo y Hazard siguen en la enfermería, donde volvieron a caer Jovic y Mariano, los dos nueves que nunca pudieron ayudar a Benzema, cuya presencia en Pamplona está garantizada. “Si el jugador está bien, no tiene ningún sentido no meterlo”, respondió el técnico cuando le plantearon en rueda de prensa la posibilidad de un descanso con vistas a la Champions.

Más de 30 años después de que los Osasuna-Madrid se ganaran a pulso la fama de volcánicos -suavizada en los últimos tiempos-, la visita a Pamplona siempre aparece en el calendario de los blancos con el asterisco de incómoda. Sin angustias esta vez en ninguno de los dos equipos, a los navarros, novenos con 44 puntos, se les ha abierto la ilusión de Europa después tres victorias seguidas en casa y el triunfo el pasado sábado en Mestalla. Según su entrenador, Jagoba Arrasate, los suyos se encuentran “liberados” y “sin piedras en la mochila”.

“Nos hemos ganado el derecho a vivir una noche especial y sacar un buen resultado sabiendo lo que tenemos enfrente. No podemos salir acomplejados, sino con respeto. Tenemos que intentarlo, jugamos en casa y estamos en disposición de intentarlo siendo valientes”, reclamó el vizcaíno, que también dejó un aviso. “Si vamos pensando en pintarles la cara, pasará lo contrario”. En la primera vuelta (0-0), su buen acuartelamiento supuso el primer aviso para el Madrid de la dificultad que le esperaba ante defensas muy cerradas. El único obstáculo, en realidad, que se encontró durante un trimestre que le sirvió para marcar distancias con el resto del pelotón y empezar a allanar una Liga que solo un descalabro le dejaría sin ella.

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