Paula Badosa sigue levitando
La española apea a la rusa Kudermetova (6-3 y 6-2), que le había batido en los tres precedentes, y afronta en las semifinales a Sakkari en su versión más dominadora

Paula Badosa sigue dentro de su burbuja feliz, entusiasmada estos días en el desierto californiano, testigo este jueves de un giro nada casual. La española, de 24 años, había perdido los tres duelos previos contra Veronika Kudermetova, pero eran otros tiempos. Otra Paula. Poco que ver con Badosa actual, de nuevo semifinalista (6-3 y 6-2, en 1h 23m), jerárquica, completa y de nuevo triunfadora, a dos pasos de reinar otra vez en Indian Wells y subrayarse como la gran sensación femenina de los últimos tiempos. Son ya 10 victorias sucesivas, el idilio continúa. Y afronta la próxima madrugada (3.30, Teledeporte y DAZN) a la griega Maria Sakkari (7-5 y 6-4 a Elena Rybakina).
Tiene Badosa ese halo de las jugadoras dominadoras, esa forma de gran bola de nieve que, ladera abajo, va agrandándose, cogiendo cuerpo y llevándose por delante todo lo que se le cruza. Muy seria, contuvo la propuesta aguerrida de Kudermetova en los primeros juegos, con ganas de pelea la rusa, y comenzó a imponer estilo y ritmo de juego. Bola a bola, melló la impetuosa salida de la rival y fue haciéndola pequeña, levitando en los intercambios y definitiva en los tiros ganadores. Si la española adquiere velocidad de crucero, es difícilmente controlable.
Abrió brecha rápido, con media hora de tenis exquisito y un 4-1 de entrada que supuso toda una declaración de intenciones. Limpiaba las líneas, encontraba pasillos y a cada respuesta de la rusa (24 años) replicaba con un golpe todavía más contundente, más profundo y mejor angulado. Hay fuego en esa raqueta, y más si compite bajo el sol de California. Sin fisura alguna, aceleró y dominó el set por completo –80% de puntos con primeros y un 77% de productividad en los segundos restos– hasta que Kudermetova se lanzó como una kamikaze.
La 24ª del mundo decidió contragolpear a campo abierto, apurando e insistiendo con el revés, su mejor argumento. Limó diferencias, pero la recompensa fue escasa. Leve suspense, nada más. Insuficiente porque Badosa respondió a la escaramuza con cabeza fría y contundencia. Selló el parcial y logró el break nada más comenzar el segundo, trasladando un mensaje hegemónico: esta es mi pista, este es mi lugar. Formidable asociación la que va consolidando con un torneo (de categoría WTA 1000) que marcará un antes y un después en su carrera.
Como Navratilova, Graf, Serena...
Algo tiene la pista octagonal, la brisilla que transita por el Valle de Coachella, las montañas anexas y las palmeras que envuelven al complejo. Algo de Begur, quizá, su fortín sentimental. El curso pasado descorchó el champán e hizo historia, y en este, solo cinco meses después, está a dos pasos de volver a posar con el trofeo y reafirmarse como una de las nuevas referencias del circuito. Abatidas Martincova, Sorribes, Fernández y Kudermetova (testigo de excepción del monólogo), a lomos de una secuencia de 10 victorias de una edición a otra, Badosa vuelve a relucir como ninguna.
”Nunca le había ganado. Jugué y perdí aquí contra ella en la previa de hace tres años. Siempre cometía los mismos errores, pero hoy he empezado mucho mejor con el saque y he sabido contenerla, porque es muy agresiva”, apuntó la catalana, que también había cedido contra la tenista de Kazán en Abu Dabi y Charleston. “Esta pista tiene algo mágico para mí”, prolongó a pie de pista, sabiendo que con esta última muesca igualó la secuencia victoriosa en el torneo (los 10 triunfos consecutivos) de ilustres como Martina Navratilova, Stefi Graf, Justine Henin, Kim Clijsters, Serena Williams y Ana Ivanovic.
Esta noche, entre ella y la final se interpone la combativa Sakkari, sexta en el ranking y que planteó una dura resistencia en el único pulso previo entre ambas. Fue en el Masters de Guadalajara. Ese día, Badosa cantó el bingo. En el otro cruce (20.00) se encontrarán Iga Swiatek (6-1 y 6-0 a Madison Keys) y Simona Halep (doble 6-1 a Petra Martic).
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