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Cuatro derbis sevillanos fraternales

Dos de los hermanos Areta se midieron entre la expectación y el morbo de la ciudad, Esteban como capitán del Betis y José Luis como goleador del Sevilla

Los hermanos Areta, Esteban y José Luis, posan antes de dos de los derbis en los que se enfrentaron.
Los hermanos Areta, Esteban y José Luis, posan antes de dos de los derbis en los que se enfrentaron.

A caballo de los cincuenta y los sesenta nuestro fútbol tuvo cuatro hermanos en activo: Serafín, Esteban, José Luis y Jesús María Areta Vélez. Pamplonicas los cuatro, sólo Areta IV no llegó a Primera; jugó en Segunda en el Mestalla y Osasuna. Areta I jugó 8 años en el Athletic hasta pasar al Levante. Areta II transitó por Osasuna, Oviedo, Barça, Valencia, Betis y Cádiz. Areta III jugó en Osasuna, Athletic y Sevilla.

Tantos años en Primera dio lugar a que se enfrentaran. A Serafín y Esteban les pasó dos veces, desde el Athletic y el Oviedo. Esteban y José Luis se enfrentaron cuando aquel estaba en Valencia y este en Osasuna, luego otras dos con Esteban en el Betis y José Luis en Osasuna, dos más cuando aquel seguía en el Betis y este pasó al Athletic y finalmente cuatro muy comentadas en otros tantos derbis sevillanos en poco más de un año.

Tras muchos años en categorías inferiores, el Betis había regresado a Primera en la 57-58 (con 16 goles Esteban Areta, Areta II) y había celebrado su reingreso ganando el primer partido de Liga del regreso en el Sánchez Pizjuán, que se estrenaba ese día. Areta II marcó uno de los goles en aquel 2-4 histórico.

Tras 15 años en los que el Betis transitó por Segunda y hasta Tercera, el Sevilla veía disputada su primacía en la ciudad, que revivió los rescoldos de una rivalidad lejana y de cara a la 61-62 fichó al tercer Areta, José Luis, para reforzar su delantera. El primer derbi que les enfrentó llegó el 8 de octubre de 1961, sexta jornada de la Liga a la que llegaban empatados a 5 puntos. En la ciudad creó expectación y morbo la presencia de un hermano en cada bando, como refleja un reportaje publicado el viernes previo por el corresponsal, Borbujo, en Marca. Los dos aseguraron que no reservarían ningún brío si se cruzaban con su hermano en el campo, pero lo que quedó fue lo que dijo la mujer de Esteban, el bético: “El martes pensamos comprar el televisor con la prima que le van a dar a Esteban por ganar al Sevilla”. (Los televisores eran aún escasos y caros).

Fue un derbi caliente al que añadía morbo que el entrenador del Sevilla era Antonio Barrios, el que había ascendido años antes al Betis. Los dos porteros, Mut y Pepín, tuvieron que ser sustituidos por sus suplentes, Manolín y Otero. Ruiz Sosa y Bosch acabaron arriba como figuras decorativas. (No se permitía más cambio que el de los porteros, por lesión). Los Areta llegaron a sacudirse de la pechera. Para entonces el bético ya no era delantero sino lateral izquierdo, posición en la que llegaría a internacional. A su entrenador, Daucik, le gustaba redescubrir posiciones para sus jugadores. Con uno de delantero y el otro de defensa hubo ocasión de fricciones y ninguno de los dos se reservó nada. Ganó el Betis 1-2, haciendo los tres goles del partido, porque el del Sevilla se lo hizo Bosch en propia meta. Con este resultado se colocaría tercero y el Sevilla décimo. Y lo del televisor de Esteban Areta fue comentario durante años…

En la segunda vuelta faltó el Areta sevillista por lesión, pero pronto habría otros dos enfrentamientos muy seguidos, los días 5 y 8 de abril de 1962, en octavos de la Copa. La ida, en el Sánchez Pizjuán fue el primer derbi jugado con luz artificial y lo ganó el Sevilla 5-3, con dos goles sevillistas de Areta III. Un partidazo. El bético Bosch falló un penalti que tendría un peso decisivo en la eliminatoria, pues en la vuelta sólo pudo ganar 1-0.

Aquel fue un día muy marcado en Sevilla por la muerte de Juan Belmonte, del que circuló en voz baja que se había suicidado, cosa que sólo más adelante se convertiría en verdad oficial. El Sevilla llegaría a la final de esa Copa, que perdió contra el Madrid. Pero como éste había ganado la Liga, los sevillistas entraron en la Recopa.

El último, el 4 de noviembre de 1962, de nuevo en Liga, fue de guante blanco. Lo arbitró el vizcaíno Gardeazábal, un gigante del arbitraje que tuvo el partido de su mano. Ganó el Sevilla 2-0 y ya no habría más. En la segunda vuelta faltó esta vez Esteban, el Bético, y nos quedamos sin duelo fraternal. José Luis seguiría aún tres temporadas en el Sevilla y Esteban dos en el Betis, pero, pasada ya la treintena perdieron la titularidad y no volvió a producirse el cruce. El derbi perdió una comidilla que lo animó en cuatro partidos jugados en trece meses, con Esteban como capitán del Betis las cuatro veces y José Luis autor de dos goles decisivos en la eliminatoria de Copa que les cruzó.

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