El Barça honra a Maradona
Los azulgrana, alegres y liberados, completan un gran partido, rinden al Nápoles en su feudo y se clasifican para los octavos
Al Barça le sentó de maravilla su paso por el antiguo San Paolo hoy impregnado de Maradona. Jugó la vuelta con el entusiasmo con el que acabó la ida en el Camp Nou y no dejó decir ni mu al Nápoles. El equipo menos goleado del calcio encajó un resultado insospechado: 2-4. El marcador habla muy bien por una vez del Barça en Europa después de los escarnios de la Champions. La Liga Europa es diferente y el Barcelona contó más tantos en un solo encuentro que en todos los de la fase de clasificación de la Liga de Campeones (2). A los azulgrana se les vio muy alegres y liberados, convencidos de su suerte en un torneo que tienen a su alcance, una vez que aparentemente se han rehabilitado en la Liga.
La reconstrucción del Barcelona va por buen camino de la mano de Xavi. Ya no se habla de jugadores sino de equipo y los centrocampistas vuelven a procesar el fútbol para que marquen los defensas mientras se esfuerzan los delanteros ante el asombro de adversarios que se sentían superiores como el Nápoles. Los italianos no han sabido ser líderes de su liga cuando han flojeado Milan e Inter y se vencieron también ante el Barça. El único momento en que ambos equipos compartieron protagonismo fue cuando se pronunciaron contra el racismo, rodilla en tierra, y salieron a la cancha con la pancarta contra la guerra.
Xavi atacó el partido sin su jugador más agresivo, que es Gavi. El entrenador había anunciado un duelo muy duro y en el momento de cantar la alineación prescindió del volante andaluz por fatiga para dar entrada a Adama. La consigna era abrir el campo con un extremo puro por la derecha mientras que por el costado izquierdo se movía el versátil Ferran. La abundancia de medios y delanteros ofrece varias opciones al técnico del Barça después de prescindir además de Alves. La efectividad del equipo, sin embargo, no depende tanto de la mezcla de los atacantes como de la puntería de los zagueros, protagonistas en Nápoles al igual que ya ocurrió contra el Atlético de Madrid.
El acierto de los azulgrana fue tan pleno que al cuarto de hora ya ganaban por 0-2. La velocidad barcelonista sorprendió a los muchachos de Spalletti, habitualmente solventes en su área y por contra vulnerables a campo abierto, fuera de onda en el estadio Maradona. Apretaba muy arriba el Nápoles, exigido por el factor campo, y se estiraba con vértigo el Barcelona. La carrera de Adama se impuso en una transición montada por Aubameyang a la salida de un córner mal sacado por Insigne y rematada desde el lado derecho por Jordi Alba. El segundo gol llegó poco después en una larga conducción rubricada de forma espléndida con un tiro parabólico de Frenkie de Jong.
Únicamente un error de Ter Stegen, que derribó a Osimhen después de una salida a destiempo, rehabilitó por un momento al Nápoles. Insigne transformó el penalti y calmó a la irritada hinchada del antiguo San Paolo. El 1-2 afectó también al punto de mira del Barça. Los azulgrana no acababan bien las múltiples llegadas ganadas por su buena presión y excelente salida de la pelota desde el área de Ter Stegen. El juego era muy vertical y las jugadas no pasaban de tres y cuatro toques en un partido de mucho ritmo y en el que De Jong se sentía especialmente a gusto para desespero del plantel de Spalletti. El partido quedó reducido a un duelo de uno contra once: Osimhen-Barça.
Intensidad y dinamismo
El nigeriano atacaba al espacio como un búfalo mientras los azulgrana mezclaban muy bien el juego, distendidos y nuevamente atinados en una segunda jugada a la salida de un córner que remató con la zurda Piqué: 1-3. El cuarto fue marcado finalmente por un delantero, Aubameyang, que coronó una entrada de Adama después de una finta de De Jong. Ya no hubo partido a partir del 1-4. El tanto de Politano solo sirvió para disimular las carencias del Nápoles y la distensión del Barça, que después de completar un buen partido, empezó a pensar en los octavos de la Liga Europa. Los buenos resultados, así como las mejores sensaciones, empiezan a tener continuidad y los azulgrana ganan credibilidad, más desacomplejados, directos y seguros de sí mismos que nunca si se toma como referencia el inicio de la temporada en el Camp Nou.
No hay pase atrás que valga ahora en un Barça intenso, dinámico y atrevido que busca recuperar con rapidez el cartel perdido en la Liga y en Europa. No fue el Nápoles sino el Barça el equipo que honró a Maradona.
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