Valencia-Barça: tormenta por Krankl
En 1978, el club azulgrana arrebató al valenciano el fichaje del gran goleador austriaco
“El ataque de la Doble K”, Don Balón en la portada. La Doble K iban a ser Kempes y Krankl y los valencianistas se relamían. Kempes entraba en su tercera temporada en el club, había sido pichichi nacional las dos anteriores y el Mundial 78 le elevó al pináculo de la gloria, pues Argentina había salido campeona del mundo con él como estrella y goleador. Era sin duda el mejor jugador del mundo.
Uno de los pocos que se le podían acercar algo era otro zurdo imponente, el austriaco Hansi Krankl, Bota de Oro del fútbol europeo en la temporada anterior. También había sido un trueno en el Mundial, figura del ataque austriaco, con cuatro goles marcados. El Valencia decidió ficharle para sustituir en el ataque al Lobo Diarte, que venía acompañando a Kempes. Un genio, pero Pasieguito, entrenador ché, le veía muy aficionado a salir de noche y despistadillo en los entrenamientos. Parecía buena idea darle salida en España, donde tenía buena venta. Así que el Valencia acordó la operación de traspaso con Krankl y con su club, el Rapid de Viena.
Aquello de la Doble K fue noticia nacional. Imponía. Pero fue fugaz. Hacía un año que Núñez estaba al frente del Barça y cinco de la llegada al club de Cruyff, cuyo contrato expiraba. Cruyff había jugado un primer año sensacional y luego se tiró al surco. Núñez, que decidió no renovarle, necesitaba un fichaje de impacto, así que se cruzó en una operación que estaba pactada, pagó al Rapid de Viena 69 millones de pesetas (el Valencia había acordado 60) y le duplicó a Krankl la oferta ché. Y se hizo con él.
Aquello provocó indignación en el Valencia, que tuvo que rehacer los planes. Mantuvo a Lobo Diarte y fichó a Bonhof, centrocampista del Borussia Moenchengladbach, al que ya intentó contratar en el verano de 1976. Pero la afición quedó irritadísima con el Barça y quisieron los duendecillos del fútbol que el sorteo les enfrentara en la segunda jornada de Liga, con el agravio aún fresco. El Barça había empezado mal, cayendo en el Gamper precisamente ante el Rapid de Viena (que luego sería goleado en la final por el Colonia) y ganando al Racing en la primera jornada de Liga por un triste 1-0 en el Nou Camp. El Valencia, a su vez, había perdido en la primera jornada en el Bernabéu, donde fue sin Kempes, agotado por una gira de verano con la que el club explotó su caché.
Era el primer partido del Valencia en Mestalla tras la reforma y ampliación del estadio de cara al Mundial 82. Asientos de plástico habían sustituido las viejas sillas de enea y todo contribuía a la sensación de noche extraordinaria. (Se jugó a las 22.30, horario habitual entonces del Valencia en verano).
El ambiente fue terrible. El agravio futbolístico vino en malas fechas, pues por entonces circuló un mapa de els països catalans que creó enorme revuelo. En la puerta del Mestalla un grupo de exaltados repartió una octavilla que por una cara recordaba el agravio de Núñez e instaba al espectador a repudiar al Barça y en la otra celebraba la recientísima muerte de Ricardo Zamora: ¡ZAMORA HA MUERTO! ¡UN CATALÁN MENOS! Una barbaridad mayúscula que explica el grado delirante de irritación que se llegó a crear.
Abrió el marcador Kempes en el 28′ con un soberbio golpe franco a la escuadra, transformando una falta que le había hecho a él De la Cruz, desatando la euforia. El partido era de ida y vuelta, cada intervención de Krankl o cada falta del Barça suscitaba un colosal griterío pero el estadio enmudeció cuando en el 71′ Krankl empató al cabecear un centro de Esteban. Pero en el 84′ Kempes se va de Migueli y centra para que Felman haga el 2-1. La victoria final del Valencia sólo calmó hasta cierto punto los ánimos. El conflicto quedó.
Bonhof daría buen resultado a la larga. Krankl tuvo un gran primer año que incluyó el pichichi (29 goles en 30 partidos) y la conquista de la Recopa en Basilea ante el Fortuna de Düsseldorf, pero al siguiente tuvo problemas con Rifé y le sustituyó Roberto Dinamita. Por su parte, el Valencia obtuvo dos dulces venganzas sobre el Barça. Esa misma temporada le eliminó de la Copa (de la que el Barça era campeón), levantando con un 4-0 en Mestalla el 4-1 del Nou Camp. En la 79-80 se volverían a cruzar en cuartos de la Recopa. Pasó el Valencia (0-1 y 4-3), que terminaría ganando la competición ante el Arsenal.
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