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Las víctimas de los abusos de Larry Nassar llegan a un acuerdo millonario con la Federación de Gimnasia

Una compensación de 380 millones de dólares cierra cinco años de litigios para cientos de atletas abusadas sexualmente por el médico

Luis Pablo Beauregard
Victimas de Larry Nassar
Las gimnastas Aly Raisman, Simone Biles, McKayla Maroney y Maggie Nichols, después de haber testificado antes el Senado en septiembre pasado.SAUL LOEB (AP)

Un capítulo cerrado. Así ha considerado la exgimnasta Rachael Denhollander el acuerdo de reparación de daños al que han llegado este lunes cientos de víctimas del médico Larry Nassar con la federación de Gimnasia de Estados Unidos. Más de 500 atletas, entre las que se encuentran medallistas como Simone Biles, McKayla Maroney y Alyn Raisman han conseguido una compensación de 380 millones de dólares en lo que ha sido el mayor escándalo de abuso sexual en el deporte estadounidense.

El monto, que llega después de un proceso judicial de cinco años, es el segundo más grande que se ha otorgado a las víctimas de estos abusos sexuales en Estados Unidos. La Universidad del Estado de Michigan (MSU), que empleaba a Nassar, llegó en 2018 a un arreglo por 500 millones de dólares con 332 de las denunciantes. La cifra de este lunes ha salido a la luz en el proceso que se sigue en el Estado de Indiana por la bancarrota de la Federación de gimnasia, una metáfora de lo que sucedió con el organismo desde los años 90 y a lo largo de cuatro Juegos Olímpicos. Un periodo en el que Nassar abusó de cientos de mujeres. Las denuncias, no obstante, fueron ignoradas por la cúpula del aparato de gimnasia. El escándalo estalló en septiembre de 2016 cuando la medallista Jamie Dantzscher acudió finalmente a los tribunales. A ella la siguieron en 2018 cientos de mujeres que solicitaron compensaciones, lo que quebrantó financieramente uno de los pilares del deporte local después de décadas de ignorar las quejas y abusos.

La suma será cubierta por la aseguradora TIG, aunque el pacto requiere aportar al Comité Olímpico 40 millones de dólares, seis de ellos en un préstamo a la Federación. Este es el primer gesto del comité, que durante los años pasados intentó desmarcarse del escándalo afirmando que Nassar nunca trabajó directamente para él.

“Ahora es tiempo de reformar y que comencemos a reconstruir. De lo que viene dependerá si se hace justicia o no o si llegan los cambios”, dijo Denhollander en las redes sociales después de darse a conocer el pacto. La exdeportista fue una de las primeras en acusar públicamente a Nasser, quien cumple una sentencia de entre 40 y 175 años de prisión. La atleta se ha convertido en activista y hoy se ha dicho orgullosa de los compromisos no monetarios que ha adquirido la federación, que tendrá nuevos liderazgos que deberán guiar públicamente esfuerzos para prevenir los abusos.

En septiembre, varias víctimas de Nasser acudieron al Senado a testificar en el caso que se sigue sobre el mal manejo que dio al caso el Buró Federal de Investigaciones, el FBI. En la jornada, el mundo pudo escuchar de atletas como Biles, ganadora de 25 metales en siete Juegos, las experiencias trágicas. “Deben rendir cuentas”, reclamaron las atletas en referencia a los agentes que no investigaron las primeras denuncias, lo que pudo haber reducido en 70 el número de mujeres que fueron abusadas por Nassar.

“El agente que me entrevistó me quería convencer de que no valía la pena abrir un caso criminal contra Nassar”, narró Aly Raisman a los senadores. La ganadora de seis medallas en Londres y Río confesó ante los legisladores que insistió en hablar con los agentes que llevaban a cabo las pesquisas durante 14 meses. A otra de las víctimas, McKayla Maroney, estos le dijeron “¿eso es todo?” después de que ella explicara cómo el médico le había metido los dedos en los genitales durante horas cuando tenía 13 años.

Un demoledor informe publicado en julio reveló el desastre de la investigación del FBI. En julio de 2015 Steve Penny, el presidente de la Federación de Gimnasia, acudió ante ellos para denunciar a Nassar. El funcionario dijo a los investigadores que había tres atletas dispuestas a hablar con las autoridades para relatar las vejaciones. También dio a los agentes un USB con fotos y vídeos de supuestos tratamientos que el médico realizaba a sus pacientes, la mayoría de ellas menores de edad. Los agentes apenas se interesaron en el caso. En septiembre escucharon a una de las víctimas. Después de esto, el FBI no condujo entrevistas ni siguió pistas por más de ocho meses.

El acuerdo de reparación de daños no solo incluye a algunas de las gimnastas más exitosas de Estados Unidos. En él también figuran cientos de jóvenes anónimas de pequeños clubes locales que alguna vez cruzaron su camino con Nassar en su consultorio. En menor cantidad hay algunas mujeres que entrenaron y que no fueron abusadas sexualmente, pero sí psicológicamente por algunos integrantes de la federación. “En cierto punto las negociaciones deben concluir porque estas mujeres necesitan ayuda. Y la necesitan ya. El verdadero proceso de reparación comienza ahora”, ha dicho Denhollander.

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Sobre la firma

Luis Pablo Beauregard
Es uno de los corresponsales de EL PAÍS en EE UU, donde cubre migración, cambio climático, cultura y política. Antes se desempeñó como redactor jefe del diario en la redacción de Ciudad de México, de donde es originario. Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana y el Máster de Periodismo de EL PAÍS. Vive en Los Ángeles, California.

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