El maratón de Abde
El extremo rompió a Pedraza en ataque con quiebros y regates al tiempo que se desfondó en defensa persiguiendo al carrilero
Un sensacional y magnético juego de luces en el estadio de La Cerámica dio la bienvenida a los futbolistas al tiempo que los trabajadores reponían los piques del césped. Todo un espectáculo que quedó empañado por un error gráfico en el videomarcador, pues al poner el once del Barça lo acompañaron con una imagen de Koeman y no de Xavi. Poco le importó al técnico, que sigue con sus viejas costumbres, pues al pisar el campo comprobó el césped con la mano como cuando era jugador. No quiere dejar nada a la improvisación Xavi, acaso la expresividad y el talento de sus extremos, sobre todo de Abdessamad Ezzalzouli, Ez Abde (Beni Melal, Marruecos; 19 años), que fue recompensado con la titularidad —la primera tras participar ante el Alavés, Celta y Espanyol— tras la sugerente segunda parte que realizó en el derbi. “Tiene ese punto de inconsciencia que le hace atacar al lateral en cada acción”, le definió entonces. No le faltaba razón.
Nada más comenzar el duelo, Eric García le tiró un balón largo que recogió en carrera para dejar en el suelo a Pedraza con un regate de tacón. Recorte y centro que Memphis no pudo completar pero que le devolvió en el siguiente córner. Abde sí lo remató y exigió la mejor versión de Rulli y hasta la ayuda del larguero para evitar el gol. Era solo la puesta en escena del 33, de un extremo con una fabulosa arrancada y mejor capacidad de regate, pues da pasos de baile en una baldosa —insinúa una cosa con las caderas para hacer otra con las piernas— para romper en largo.
Fichado sobre la bocina
Recorte aquí, quiebro allá y Pedraza de nuevo en el suelo, incapaz de contener la efervescencia del marroquí, que con siete años se instaló en Elche junto a su familia para pasar por la escuela del club, después fichado por el Hércules hasta llegar al primer equipo. Ahí lo vio jugar el exsecretario técnico Ramon Planes —dimitió la semana anterior—, que pronto le convenció para fichar por el filial azulgrana aunque tenía propuestas de otros clubes de Primera como el Betis. El problema fue que no había dinero en las arcas del Barça y que se saltaba el fair play financiero, por lo que no se pudo fraguar la operación hasta el último día del mercado, momento en el que el club ingresó 16 millones por la venta de Ilaix Moriba al Leipzig y en el que desembolsó dos por Abde.
“Necesitamos ser más atrevidos”, reclamó Xavi antes del encuentro. Y de eso, de descaro, le sobró a Abde. El problema fue que Emery le pilló truco a la defensa que planteó Xavi, pues jugaba con tres centrales pero Eric García hacía marcaje al hombre sobre Moi Gómez, que no se tiraba hacia la banda sino que se metía por dentro. Eso provocó un efecto dominó porque Alba se colocaba como tercer central y Abde se tuvo que desfondar en defensa porque Emery pidió a Pedraza que subiera con persistencia, que ocupara el carril. Y, disciplinado, Abde le persiguió con denuedo a la que cruzaba la divisoria. Carrera de fondo, maratón sobre el césped y menos gasolina para el extremo. Un concepto, en cualquier caso, que chocaría con Guardiola y el cruyffismo porque casi siempre se dijo eso de que los extremos se tenían que reservar un poco en defensa para luego en ataque esprintar y retar con balón en los últimos 20 metros.
Tampoco se quedó mudo ni cojo Abde porque al comenzar el segundo acto, con las pilas recargadas, recibió en el lateral, hizo ver que ralentizaba el juego para arrancar de sopetón y descontar a su rival. Pisó línea de fondo y sacó un centro al segundo palo que Alba devolvió y que sirvió para que Memphis primero y De Jong después consiguieran el gol azulgrana. Premio al maratón de Abde, a un duelo fabuloso con el carrilero que acabó por vencer.
Cuando faltaban 25 minutos, Dembélé relevó a Abde, ya con la lengua fuera. Pero el juego de idas y venidas no le gustaba tanto a Dembélé —se emparejó con Estupiñán porque Pedraza también fue sustituido—, que no se acostumbró a eso de atender a su espalda antes que al horizonte, que despotricó con gestos visibles cuando Chukwueze empató. Pero Memphis y Coutinho arreglaron el desaguisado. Así, a la espera de que se recupere Ansu Fati —que difícilmente estará ante el Bayern porque desde el área médica no quieren arriesgar por más que el jugador apriete—, Abde pidió su sitio en el equipo.
Xavi: “Hemos tenido suerte, el Villarreal no ha merecido perder”
Al acabar el encuentro, Parejo le dijo algo a Xavi que no se quedó sin respuesta y después el segundo entrenador del Villarreal se encaró con el técnico azulgrana. “Esperaba el saludo de Emery. Entiendo el cabreo, son momentos de tensión y son cosas que pasan. Pero al final todos nos hemos dado la mano”, resolvió Xavi tirando balones fuera. Para su fortuna y al contrario que en los dos duelos anteriores, Memphis y Coutinho no lo hicieron. “Ha sido un partido muy difícil. Hemos dominado menos de lo que preveía ante un señor equipo. Hemos tenido suerte, el Villarreal no merecía perder”, resolvió el preparador azulgrana.
Se quejó el Villarreal por la mano de Piqué en un disparo de Moi Gómez. “Yo de los árbitros no hablaré”, advirtió Xavi; “ya hay un árbitro y también está el VAR”. Xavi prefiere hablar de fútbol. “Debemos tener más soluciones, encontrar más terceros hombres, buscar el fútbol directo en algún momento… Pero es complicado cuando el partido es hombre a hombre como ha planteado el Villareal”, convino; “quizá ha sido el partido más difícil y lo hemos ganado. Es una victoria tremenda que debemos valorar”.
Eso hizo Eric García: “Con Xavi tácticamente estamos entendiendo lo que nos pide y también nos ha cambiado la mentalidad. Los tres puntos eran clave para reengancharnos con los de arriba”. Xavi fue más allá: “Tres puntos de oro que en el momento en el que estamos es agua bendita”.
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