Vicente Moreno: “Pasé de jugador a entrenador sin anestesia”
El entrenador del Espanyol conversa con EL PAÍS antes de visitar el próximo sábado al Barcelona, en el estreno de Xavi Hernández en el banquillo
El entrenador Vicente Moreno (Masanasa, Valencia; 47 años) se mueve con soltura en la remodelada y más profesionalizada Ciudad Deportiva del Espanyol. Le avalan los resultados. Sorprendió al Madrid en Cornellà y suma los mismos puntos (17) en la Liga que el Barcelona, su rival de este sábado en el Camp Nou (21.00). Es cordial, pero prudente. Se define como un tipo trabajador.
No en vano es el Rey Midas de los ascensos. Si un club quiere subir de categoría, parece que hay que llamar a la puerta de Vicente Moreno. Lo consiguió con el Nàstic (primero a Segunda B y después a Segunda A); al Mallorca lo hizo saltar de Segunda B a Primera, y la temporada pasada devolvió al Espanyol a la categoría de oro. Ningún ascenso, probablemente, le marcó tanto como el que logró en 2009 con el Xerez a Primera cuando jugaba de centrocampista.
Pregunta. ¿La evolución de la industria hará que clubes como el Xerez desaparezcan?
Respuesta. Si nos fijamos en todo lo que ha cambiado el fútbol en los últimos años parece que ha pasado más tiempo del que realmente pasó. Mismo deporte, mismas cosas, pero de una sociedad completamente diferente. En el Xerez, un club que habitualmente luchaba por subir a Primera, había muchos problemas económicos. Podías estar ocho o nueves meses sin cobrar. Hoy en día, en el fútbol más amateur eso puede pasar, pero en el profesional es muy difícil. Sin embargo, me parece que no se le da la importancia necesaria a ese fútbol. Se focaliza todo en la Primera.
P. ¿Habla de los medios de comunicación?
R. No. Ese fútbol es el que nutre a la Primera. Son categorías que hacen falta. No todo el mundo tiene la suerte de jugar en Primera. Deberíamos cuidarlas para que puedan subsistir.
P. En una situación complicada del Xerez, usted pasó de jugador a entrenador en la temporada 2011-2012. ¿Es similar a la de Xavi en el Barcelona?
R. No creo que sea parecido. Yo pasé a entrenar al 90% de mis excompañeros.
P. ¿Cómo fue su caso?
R. Sin anestesia, pasé a entrenar. Fue muy difícil. Estuve dos meses de segundo. Era un proceso de aprendizaje en el que incluso estaba muy verde para ser asistente. Ya ni le hablo para ser primer entrenador. Pero, por esa obligación ética y moral que tengo con ese club, me sentí un poco obligado a dar el paso adelante. Ahora, con perspectiva, no sé si lo haría. Fui muy atrevido.
P. Dice que estaba muy verde y se habla mucho de la importancia de la experiencia, pero sin embargo en la Liga hay solo dos entrenadores mayores de 60 años: Ancelotti (62) y Pellegrini (68).
R. Tiene una explicación. Hay un desgaste profesional y personal muy grande. Te diría que también hasta físico. En poco tiempo, me han salido canas, arrugas y hasta he perdido pelo. Disfruto mucho, no sé qué hacer si no estoy haciendo esto, pero el desgaste es brutal. Además, es muy difícil mantenerse. Y, cuando miras los medios, parece que todos saben más que el técnico sobre lo que se tiene que hacer.
P. ¿Le molesta?
R. No, en absoluto. Tampoco es algo de lo que esté muy pendiente. Entiendo también que todo lo que tiene el fútbol es gracias a esa repercusión.
P. ¿El desgaste del que habla lo sufren los entrenadores que son más intervencionistas o los que son más gestores?
R. Respecto de los entrenadores intervencionistas y gestores es algo en lo que estoy de acuerdo en la teoría. En la práctica, para estar en el primer nivel, el entrenador tiene capacidad en todas las áreas. En algunas se lucirá más y en otras menos.
P. ¿Se siente más cerca del gestor o del intervencionista?
R. Me siento cerca de todo. Si hablamos del juego posicional, a todos nos gusta Guardiola. Pero cuando lo hacemos del de transiciones, está Mourinho. Y en el defensivo, Simeone.
P. ¿Y en gestión de grupo?
R. Hay mucha diferencia entre lo que se ve de fuera y lo que realmente pasa.
P. ¿Usted sí gestiona bien?
R. Lo intento.
P. ¿Raúl de Tomás es un ejemplo?
R. El mérito es de él. Ha sacado lo que tiene y creo que todavía tiene mucho margen. Entonces, no debo de acabar de gestionarlo bien porque todo ese margen no ha aparecido. Raúl es un chico fantástico, con una humildad tremenda. Se focaliza mucho en él y todo lo que hace tiene repercusión.
P. ¿Eso es bueno o malo para el técnico?
R. Prefiero que esté tranquilo. Cuando se focaliza es porque atrae, pero tampoco se puede pasar. No le corresponde llevar esa mochila.
P. ¿Sus equipos son reconocibles?
R. Estoy convencido de que sí. Habrá días en los que esté más claro y otros en los que menos. Pero la intención, que es lo más importante, se nota. Luego hay un rival, que te puede determinar que esa intención se puede mostrar de manera más o menos contundente. También está la capacidad de tu equipo para ganar cuando no puedes plasmar la idea.
P. ¿Como ante el Barcelona?
R. Por ejemplo. Con la dificultad que tiene que no sabemos exactamente con qué nos vamos a encontrar. De entrada, no hay referencias del posicionamiento del rival. Podemos mirar al Al-Sadd [anterior equipo de Xavi], pero no son los mismos jugadores ni es el mismo equipo.
P. Entonces, ¿cómo se prepara un partido así?
R. Mirando todo. Aquí no hay nada al azar. No se tira una moneda al aire. La gente puede pensar que una decisión no tiene explicación alguna y yo le puedo asegurar que todo lo que se hace está muy meditado.
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