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Bernabéu quiso colonizar Vallecas en los 60

El Real Madrid pasó del Plus Ultra al Rayo para ceder jugadores

Puskas (el primero por la derecha) y Gento, el cuarto contando desde los árbitros.
Puskas (el primero por la derecha) y Gento, el cuarto contando desde los árbitros, con el Rayo en 1965.

A mediados del siglo pasado, el Madrid y el Atlético se apoyaban respectivamente en el Plus Ultra y en el Rayo Vallecano para dar el último golpe de horno a sus promesas o para recuperar lesionados. Por el Plus pasaron Zárraga, Mateos, Casado, los hermanos de Gento, Marsal, Villa el de Los Cinco Magníficos…; por el Rayo, Callejo, Rivilla, San Román, Hollaus, Rives…. Esas cesiones enriquecían sus plantillas y al Madrid y al Atlético les servía para seguir muy de cerca a los chicos. El por qué cada cuál tiraba más a uno que a otro tenía sus razones. El Plus Ultra (empresa de seguros) jugaba en Arturo Soria, cerca del Bernabéu, en un campo que fue del Madrid. El Rayo, claro, en el campo de Vallecas, donde el Atlético Aviación ganó las dos primeras Ligas de la posguerra porque el Metropolitano, en zona de frente, quedó destrozado. En la barriada había mayoría atlética. De hecho, el Rayo nació vestido de blanco pero adoptó en 1949 la raya roja, inspirado en el River Plate, cuando se hizo filial del Atlético.

En 1961 el Rayo bajó a Tercera y al Atlético, que en esa categoría ya tenía al Cuatro Caminos, dejó de interesarle. Bernabéu, que quería colonizar Vallecas, le cedió sucesivamente a Velázquez y De Felipe. Y para cuando en 1963 el que descendió fue el Plus Ultra decidió decantarse decididamente por el Rayo. El Madrid amateur, último escalón de la cantera, acababa de proclamarse de nuevo campeón de España y sobre esa base le propuso a Juan Roiz Morante, presidente rayista, un convenio que recoge en forma de diálogo la Historia del Rayo Vallecano de Rosa de la Vega:

-Juan, ¿quieres ascender?

-Por Dios, don Santiago, qué cosas dice, usted es el médico y yo el enfermo. ¡Claro que quiero el ascenso!

-Entonces vas a hacer lo que yo te diga. Te voy a ceder varios jugadores, pero el entrenador tiene que ser el que yo te mande. Cuando nuestro amateur juegue en Vallecas, os damos el 10% de la taquilla y cuando juegue el Rayo, nos dais el 30%, pero, eso sí, el club del Real Madrid se hará cargo de todos los gastos: empleados, luz, agua, entrenador, jugadores, etcétera, que vengan todos a cobrar a Chamartín.

Así se hizo. La plantilla campeona pasó casi al completo al Rayo (sólo reservó Grosso para el Plus), que a su vez acababa de fichar a un pequeño pero genial extremo del Carabanchel llamado Felines. Entre las promesas blancas brillaba Manuel Lasheras, a quien Bernabéu veía como sucesor de Di Stéfano. También estaba José Luis López Peinado. El entrenador fue Pedro Eguiluz. Así encaró el Rayo la 64-65.

Fue un éxito abrumador: 26 victorias, 4 empates, 0 derrotas, 102-14 en goles. En la promoción eliminó al Jerez y al Ferrol. La única sombra fue la desaparición del fenómeno Lasheras. Se desmayó al rematar a gol un córner sacado por Felines. Nunca apareció la causa. Era el tiempo en que estaba en coma Martínez, aquel medio del Betis fichado por el Atlético, y los médicos no se atrevieron a darle el alta.

El ascenso a Segunda se celebró con un amistoso contra el Girondins, subcampeón de la Liga francesa. El Madrid reforzó al Rayo con seis jugadores: De Felipe, Sanchís, Santos Bedoya, Serena, Puskas y Gento. El lleno fue colosal. Ganó el Rayo 2-0, el primer gol lo marcó Puskas. Jornada inolvidable para Vallecas. Bernabéu recibió la insignia de oro y brillantes del club.

Cada año entraba una nueva hornada del amateur. Por allí pasaron, por ejemplo, Benito, y Antonio Grande. Aquel Rayo aportó más jugadores que nadie a la selección amateur que se clasificó para los Juegos de México, nuestro regreso al fútbol olímpico, del que faltábamos desde 1928.

Pero a Juan Roiz lo sustituyó su primo, Pedro Roiz, cuya relación con Bernabéu no era tan estrecha. Éste a su vez notó que ni el equipo amateur era querido allí (el Rayo tenía su propio amateur, en el que por entonces arrasaba Potele) ni el Madrid reclutaba socios en Vallecas. Roiz, por su parte, aspiraba a un Rayo independiente y con el 70% de los taquillazos hacía buenos fichajes por su cuenta.

Así que tras la 67-68, justo el verano de los JJOO de México, aquello se disolvió. Bernabéu se despidió amistosamente de Pedro Roiz: “No hay nada que hacer. Vallecas es del Atleti”. Volvió al Plus Ultra, que absorbió completamente, rebautizó en 1971 como Castilla y pasó a jugar en la Ciudad Deportiva. Daría grandes frutos y hasta jugaría la Recopa. Por su parte, el Rayo siguió su vida independiente y en 1977, con Felines todavía en sus filas, alcanzó el sueño de llegar a Primera.

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