Verstappen ordena y manda en Red Bull
La escudería energética, entregada a su líder, reconoce que aplicará órdenes de equipo en México, donde Mercedes monopolizará la primera línea
Cuando Sergio ‘Checo’ Pérez firmó su contrato con Red Bull a finales de diciembre del curso pasado zarandeó los cimientos de la estructura del búfalo rojo, organizada piramidalmente a partir del popular Junior Team, el vivero de pilotos que empiezan desde la base y compiten de manera casi cruel, para alcanzar al punto más alto, el equipo de Fórmula 1. La llegada del mexicano con vistas a 2021 simbolizó el fracaso de este despiadado sistema de selección natural, puesto que ni él ni Max Verstappen salieron de esa plataforma. Tras un proceso de adaptación nada sencillo que las restricciones derivadas de la Covid aún complicaron un poco más, Pérez le ha pillado el truco al Red Bull, hasta el extremo de convertirse en el complemento perfecto del holandés, y la pieza que los responsables de la escudería del búfalo rojo llevaban tiempo buscando. En Azerbaiyán, el corredor de Jalisco se convirtió en el primer compañero de Verstappen en ganar una carrera desde que Daniel Ricciardo lo hiciera en 2018, en Mónaco. Tras la victoria del australiano se sucedieron otras nueve de Mad Max, que anuló por completo a Pierre Gasly y a Alex Albon, sus vecinos de taller en 2019 y 2020.
La devoción de Red Bull hacia Verstappen ha sido absoluta desde que le incorporara a Toro Rosso en 2015 y le promocionara al primer equipo en 2016, en Montmeló, donde irrumpió como un trueno al adjudicarse un triunfo histórico. Esa relevancia se acentuó en las últimas temporadas, en las que el chico de Hasselt se postuló como la única alternativa al rodillo que pasaron Lewis Hamilton y Mercedes, siete dobletes consecutivos, la totalidad de los que se han puesto en juego desde la introducción de la tecnología híbrida (2014). Y este curso, en el que Verstappen llega incluso a ser visto como favorito para coronarse campeón, la entrega de la tropa de Milton Keynes (Gran Bretaña) es total. En México, donde este domingo (20:00 horas, Movistar Fórmula 1 y Dazn) se disputa la primera de las últimas cinco paradas del calendario, el buque insignia de Red Bull tendrá mucho trabajo por delante para defender los 12 puntos de margen que tiene al frente de la tabla de puntos. En un inesperado volantazo perpetrado en la tercera criba de la cronometrada (Q3), Mercedes se revolvió para monopolizar la primera fila de la parrilla, con Valtteri Bottas en la pole y Hamilton a su lado. Verstappen arrancará el tercero y Pérez lo hará el cuarto. Carlos Sainz partirá el sexto, mientras que Fernando Alonso no pudo pasar de la primera eliminatoria (finalizó el 16º), pero comenzará el 12º, beneficiado por distintas sanciones.
Checo está en forma y lleva carrerilla. Suma dos podios consecutivos (Turquía y Estados Unidos) y fue el más rápido en el tercer ensayo libre, el previo a la cronometrada. Sin embargo, la marca austríaca ya ha dejado claro que su prioridad absoluta es la de recuperar el título que no celebra desde 2013 (Vettel). La misión del piloto de Jalisco es la de despejarle el camino a su jefe de filas. No importa que por primera vez en los 11 años que lleva en el Mundial disponga de un monoplaza que aspira a ganar cada gran premio. “Aún no lo hemos discutido, pero seguro que hablaremos de ello [las órdenes de equipo] antes de la carrera”, reconoce, desde México, Christian Horner, director de Red Bull. “Esto es una especialidad de equipo y peleamos por los dos campeonatos (pilotos y constructores). Si tenemos que maximizar los puntos lo haremos aunque Checo corra en casa”, subraya el ejecutivo británico
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