La sangría del Atlético: menos Oblak y muchos errores defensivos
Al equipo de Simeone le rematan con una frecuencia más baja que otras temporadas, pero el esloveno para menos
Doce goles encajados en otros tantos partidos disputados (nueve duelos de Liga y tres de Champions) no son registros acordes con el Atlético de la era Simeone. La inusual debilidad defensiva que muestran los rojiblancos ha abierto un debate sobre si la versión más ofensiva que destila el equipo tras la incorporación de Antoine Griezmann sea la razón de los ocho tantos encajados en el campeonato doméstico, el peor registro a estas alturas de competición desde el curso 12-13. “Discrepo de todos con respecto a la diferencia con la temporada pasada. La jugó casi entera Lemar de tercero en el medio y terminaba jugando casi como un delantero. Después ahí también estuvo João, al inicio, Correa, Herrera… Fuimos encontrando mejorar las alternativas para poder equilibrar el equipo. Este año a estos se suma Griezmann, pero no creo que tenga menos esfuerzo que Lemar por hacer una comparación posicional en el campo”, argumentó Simeone en la previa del duelo de este jueves contra el Levante en el Ciutat de València (21.30, Movistar LaLiga). Tampoco el equilibrio que dice buscar el Cholo parece ser el argumento principal de esta inesperada sangría defensiva. Esta temporada al Atlético le rematan 1,89 veces por encuentro en Liga, mientras que el curso pasado este registro era de 3,20.
Es en el análisis de los goles donde emerge una retahíla de errores individuales poco habituales que salpican principalmente a Jan Oblak y a sus defensas. Las secuencias de los tantos encajados señalan que el meta esloveno no blocó dos centros que terminaron en gol en las victorias ante el Celta (1-2) y el Getafe (1-2). Tampoco estuvo expeditivo en el gol encajado del Alavés (1-0). Laguardia remató un córner desde la frontal del área pequeña sin que los centrales (Savic, Giménez y Hermoso) ni Oblak se impusieran en una zona que debe ser suya. Los dos goles que encajó ante la Real (2-2) también delatan que el meta no ha iniciado la temporada al nivel que acostumbra. En el tanto de Sorloth estaba demasiado retrasado y dudó entre ir a su izquierda para cortar la jugada, recular o salir. Cuando fue a achicar en el mano a mano con el delantero noruego ya era tarde. En el libre directo que ejecutó Isak la pelota entró por el palo que defendía, aunque en su descargo está que el bote pudo perjudicarle. Rematándole menos, su porcentaje de paradas ha descendido este curso hasta el 55,6%, cuando su media rondaba el 80%. Oblak para menos de lo que se espera de él.
Si el meta ha sido en parte culpable en al menos cinco de los 12 goles encajados, defensas y centrocampistas también han estado implicados en errores de bulto. En el primero de los tantos del Villarreal (2-2), entre Koke y Hermoso no cortan la internada de Yeremi Pino y Trigueros remata libre desde la frontal del área con Giménez y Savic demasiado aculados. En el segundo, estos dos últimos no se entienden a la hora de neutralizar una pelota larga que deja a Danjuma solo frente a Oblak.
Si en los ocho goles recibidos en Liga saltan los chivatos de una tensión defensiva baja y de estados deforma cuestionables, en los cuatro recibidos en Europa sucede lo mismo. No hay grandes errores de Oblak, pero sí de sus compañeros. En el gol del Milan en San Siro (1-2), Brahim Díaz recibe solo en el segundo palo un centro pasado y Koke le entra tarde y mal. Los centrales (Giménez y Felipe), de nuevo muy metidos en su área, no llegan a taponar el disparo de Leão. En el primer gol del Liverpool (2-3), Salah pasa por encima de las blandas entradas de Koke, Lemar y Carrasco antes de armar el disparo que terminó por desviar Milner. En el segundo gol, Felipe hace un mal despeje que acaba con una volea certera de Keita. El tercero es un penalti de Hermoso a Diogo Jota por desplazar a este con un empujón para intentar ganar un globo que no iba a ninguna parte. La docena de tantos encajados describen a un Atlético con menos portero y tensión defensiva.
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