Moncayola: “El rival nos suele decir, ¡pero qué pesados sois!”
El canterano de Osasuna es socio del club desde los cuatro años e ingresó a los 10 en Tajonar. Ahora, ha firmado un contrato insólito en la Liga para el próximo decenio
El corpachón de Jon Moncayola (Pamplona, 23 años) asoma por la puerta del gimnasio de Tajonar, donde ingresó cuando tenía 10 años y donde permanecerá, si los designios del fútbol no alteran su rumbo, al menos un decenio más, hasta 2031. En verano, el club le planteó una fórmula de renovación que se traduce en toda una elección de vida y él, sin dudarlo, dio luz verde a un contrato sin comparación en la Liga. De esta forma, Osasuna, citado esta noche con el Real Madrid en el Bernabéu (21.30, Movistar) e históricamente apoyado en su vivero, se garantiza la continuidad de la estirpe; es decir, tras Patxi Puñal (513 partidos oficiales), Oier (336) o Roberto Torres (325), la espina principal del equipo seguirá siendo local.
Pregunta. ¿Qué significa ser de Osasuna?
Respuesta. Más que ser de Osasuna, es sobre todo el sentimiento de sentirse de aquí, de Pamplona, de pertenecer a esta tierra. Para alguien de casa, jugar en el equipo del que eres y en el que llevas desde que tenías 10 años representa un orgullo muy grande.
P. ¿Y qué significado tiene El Sadar?
R. Es de los pocos estadios en los que todavía se puede notar de verdad el factor campo: el estar enchufados, el ir perdiendo por 0-3 y notar que te empujan todo el rato, que no puedes rendirte, que debes estar ahí hasta el final. Ahora, por suerte, han regresado los aficionados y para nosotros es vital. Hemos remodelado el estadio y ha quedado espectacular.
P. ¿Recuerda la primera vez que fue?
R. Cuando me regalaron mi primera camiseta no me la quitaba ni para dormir. Desde los 4 años era socio e iba con mi padre, aunque luego tuve esa época en la que estás todo el rato jugando con los amigos y te olvidas un poco de ir, pero desde pequeño estaba en la grada. Entonces invertía horas y horas jugando en las pistas o el campo del pueblo [Garínoain, a 30 kilómetros de Pamplona]. Mis primeros recuerdos vienen del equipo de [Javier] Aguirre, cuando conseguimos meternos en la previa de la Champions; había menos gente de casa, bastantes más extranjeros, pero fueron años muy bonitos.
P. Su salto al primer equipo fue abrupto. ¿Cómo lo asimiló?
R. Pasé de Tercera División a Primera en cuestión de cuatro meses. Jugaba en el Promesas, subimos a Segunda B y cuando Jagoba me citó para hacer la pretemporada, yo pensaba que volvería a bajar, pero me convocó para el partido en Leganés, que es donde debuté. Ganamos y a partir de ahí fui jugando con asiduidad, y me he quedado aquí. Tuve suerte porque fue de la noche a la mañana, así que no tuve que ir asimilándolo mucho y tuve que subirme al tren sin pensarlo demasiado. Todo fue muy rápido: o estabas o no estabas.
P. Ahora ha firmado una renovación insólita. ¿Por qué 10 años?
R. Fue especial. Braulio decía que quería que fuese el próximo Patxi Puñal, que estuvo muchos años aquí. Había gente que me decía que eran muchos años, como cuando fui a los Juegos de Tokio y los compañeros me vacilaban: ‘¡Pero deja un poco para los demás, que tanto tiempo en el mismo sitio te va a cansar!’. Pero qué va. Tampoco es que sea una cláusula de 1.000 millones como la que le han puesto a Pedri… Solo quería sentirme importante y especial aquí, así que si puedo cumplir de forma íntegra este contrato, perfecto.
P. También supone una declaración de intenciones por parte del club, ¿no es así?
R. Ese es también el principal motivo porque el que acepté la propuesta. El club ha enviado un mensaje, renovando a gente como David [García] o Nacho [Vidal], trayendo refuerzos importantes como Budimir o Kike [García] y consolidando a otros que forman la base del equipo, en el que estoy encantado. Te ayuda a creer en el proyecto. El club quiere transmitir esa idea de continuidad y no renunciar a dar un salto de calidad progresivo. Eso te convence, te dice que en los despachos hay una apuesta. Confío en haber tomado la decisión más acertada. Creo que mejor que aquí, en casa, no voy a estar en ningún sitio.
P. Con usted, la entidad se asegura el sello local. ¿Qué ha aprendido de los veteranos y, por otra parte, le gustaría ser hombre de un solo club?
R. Estoy aprendiendo mucho de ellos. Tienen una trayectoria larga aquí y eso también me ha ayudado a dar el paso. Ojalá pueda seguir esa línea [acumula 77 encuentros]. Sería muy bonito, aunque viendo como es hoy día el fútbol, nunca se sabe dónde puedes acabar. Desde el primer día me ayudaron mucho, sobre todo en el campo: a estar metido, a no saltar a la presión tan rápido… Tienen su personalidad y yo la mía, así que trato de ir absorbiendo conceptos y aprendiendo día a día de ellos.
P. ¿Cuál es el secreto de este Osasuna tan competitivo?
R. Tenemos gente de mucha calidad, pero creo que lo fundamental es el concepto de equipo que tenemos y el querer competir siempre. El año pasado, por ejemplo, estuvimos siete partidos sin ganar, pero siempre dimos la cara; y en este, creo que hemos metido cuatro goles a partir del minuto 85 y hemos ganado todos los partidos [4] fuera. Se trata de ser un poco pesados. El otro día, en Villarreal, los rivales nos veían correr sin parar y nos lo decían: ¡Pero qué pesados sois! Suelen decírnoslo. Físicamente, creo que somos uno de los equipos más trabajados de La Liga. Si algún día te falta la chispa, el de al lado te abriga. Vamos siempre juntos, hasta el final, y eso se nota mucho. También tenemos una gran capacidad de adaptación al rival y cambiamos de sistema con facilidad, somos versátiles; el hecho de tener una plantilla tan amplia te permite tener diferentes opciones.
P. Los datos dicen que son el equipo con la mayor cifra de goleadores distintos (10) y el que más posesión tiene en campo contrario (37,7%). ¿Se definen como un grupo valiente?
R. En realidad, es la importancia de no depender de una estrella. Al final, si dependes de un solo jugador que te mete 20 goles y se lesiona es peligroso. Nos ocurrió hace un par de años con el Chimy, que lo metía prácticamente todo, y nos decíamos: ¿Si no está él, quién los va a meter? Hemos demostrado que somos capaces de llegar por distintas vías porque hemos marcado de todos los colores: de falta, estrategia, en jugadas… Nos gusta mucho presionar arriba y a veces te la juegas un poco, pero eso dice mucho de nosotros. Lo que pretendemos es que el contrario esté incómodo en todo momento.
P. El Chimy Ávila [que entreabre la puerta de la sala y bromea: “¡Responde, responde!”] lo consigue, desde luego.
R. Nos ha dado mucho y seguro que seguirá haciéndolo. Nos transmite mucho. Hay veces que estás cansado y le ves a él ahí, presionando de un lado a otro, y eso te hace dar el paso al frente que necesitas. Cuando se lanza en segada hacia el central que saca la bola hace que nos vengamos arriba. Sabemos que balón que le caiga va a ser gol o un uy, y eso te tranquiliza. Arma rapidísimo las dos piernas y de cabeza también va muy bien.
P. Entonces, ¿resuelto el distanciamiento del argentino [lució una camiseta con el rostro y un mensaje de Santiago Abascal, líder de Vox] con la afición?
R. Al final, él es un jugador que siempre lo da todo. No era bonito sentir que un compañero está viviendo un mal momento, pero ahora, por suerte, parece que ya se ha arreglado un poco el asunto. La mejor forma de hacerlo era metiendo goles [firmó uno en Villarreal, tras haberse roto las dos rodillas y 635 días, y otro contra el Granada] y celebrándolos todos juntos.
P. En cualquier caso, este Osasuna es un claro equipo de autor. ¿El faro es Arrasate, sin discusión?
R. Lo más importante es creer en lo que te dice el técnico. Y nosotros, juguemos como juguemos, creemos en él hasta el final. Creo que su mayor virtud ha sido mantener el bloque con el que se regresó a Primera y que conoce al equipo a la perfección. Potencia lo bueno y tapa las carencias. Su mensaje es breve, pero envía el que toca en cada momento. No se enrolla y es sincero. Y en la banda a veces se calienta un poco y se pega algunas carreras… [risas]. Eso significa que lo siente y que le importa. Conoce muy bien esta zona y el hecho de haber estado de la Real es importante. Sabe cómo es el clima de aquí, habla euskera y como aquí también hay tanta gente que lo habla seguro que eso le hace sentirse más cómodo, y creo que en esta ciudad vive muy bien y está feliz. No sé si va a renovar o no, pero ojalá siga muchos años.
P. En el fútbol actual, el intervencionismo de los técnicos se subraya cada vez más y la tecnología está apoderándose del juego. ¿Llega a asustar?
R. El fútbol ha evolucionado mucho y los equipos ya están físicamente preparadísimos. Ya es imposible que alguien gane un partido fácil, y eso hace que todo esté más equilibrado. De alguna manera, esto también hace que sea bonito. Hace unos años algunos equipos se paseaban un poco y el resto sufría… Ahora, más que lo de que se lleven tablets al banquillo o que haya tanto control, lo que da miedo es todo eso de lo que se habla: que si implantar el campo atrás, que si hacer descansos más largos… y el VAR, que está haciendo que se pierda la emoción en muchos casos. Da miedo porque se puede perder la esencia. Puedes estar 30 segundos celebrando un gol y que a lo mejor te saquen una tarjeta… Lo de analizar todo tanto, si es por el bien de ayudar a los jugadores, no lo veo como un problema.
P. ¿Pero no es cada vez más plano el juego?
R. No lo veo así. Creo que este año en La Liga se están viendo buenos partidos, con bastantes goles, y creo que hay y seguirá habiendo gente con calidad. Eso dependerá de cada equipo y de cómo decida jugar.
P. ¿Se ha devaluado la Liga como producto?
R. Personalmente, creo que el campeonato está más reñido. Cualquiera le puede ganar a cualquiera. Llevábamos muchos años con la Liga en lo más alto, y me imagino que entonces la italiana y la inglesa se cuestionarían lo mismo. Al final, cada liga quiere crecer. La Premier lo ha hecho muchísimo, pero yo, aparte de que se hayan podido ir Neymar, Cristiano y Messi, y de que se haya podido resentir en términos mercadotécnicos, no creo que la nuestra se haya devaluado. En Europa, los equipos españoles casi siempre han dado la cara, y si la Liga estuviera tan justa no hubiera sucedido. Creo que ese es un buen termómetro para evaluar, aunque es cierto que físicamente, los equipos de fuera han dado un salto grande.
P. ¿Qué le pareció el último clásico?
R. Hace años, cuando estaban Guardiola y Mourinho, estábamos todos un poco obcecados y era imposible perdérselo, pero hoy día es un poco distinto. Quizá ha perdido un poco como espectáculo, pero creo que ambos siguen teniendo un equipazo.
P. ¿Considera a este Madrid más vulnerable?
R. Cuando se dice que el Madrid no está bien, creo que se hace en términos de máximos, por todo lo que se le pide. Creo que es un equipo increíble y que aunque puedan hacer cuatro o cinco cambios contra nosotros, aun así harán un buen partido. Vamos sin ningún miedo, a competir, pero sabemos lo que hay y que va a ser muy complicado.
P. ¿Cree que su rendimiento despista, que es indescifrable?
R. Los partidos contra el Madrid son difíciles de explicar porque hay momentos en los que te ves tocando el balón y disfrutando, pero de repente miras al marcador y ya vas por abajo. En las transiciones te revientan. Recuerdo que jugué mi cuarto o quinto partido en la Liga en el Bernabéu y me impresionó Kroos. Obviamente, sabía que era muy bueno, pero no tanto. Eso te hace darte cuenta de dónde estás. A veces, el analista te manda un vídeo y te dice que estés atento a Casemiro porque puede fallar en el control, pero luego va y no se le escapa uno…
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