Lobete pone líder a la Real
Un gol del canterano en el descuento premia a los vascos ante el Mallorca, después de jugar la segunda parte con diez
De celebración en celebración, al principio y al final. La Real Sociedad festejó antes del partido la conquista de la Copa del Rey de 2020, que se jugó en abril sin público y en Sevilla. Decidió hacerlo en el primer partido con el aforo completo en Anoeta. Para el final estaba prevista la vuelta de honor de los futbolistas para recibir el calor de los aficionados, pero esa fiesta parecía que iba a quedar un tanto apagada, con sordina, con el resultado que reflejaba el marcador del coliseo donostiarra.
Pero apareció Lobete y la celebración fue más sonora todavía de lo previsto. El chaval sustituyó a Isak, un tanto apagado, y cuando el cuarto árbitro levantaba el tablero para indicar el tiempo extra, rebañó una pelota al borde del área, disparó, golpeó el balón la pierna de un rival y consiguió despistar a Reina, que se lanzaba hacia el otro lado. Otra victoria realista en casa, otro partido más sin encajar un gol en el Reale Arena, donde sólo ha marcado el Mónaco en competición europea.
Está tocado el equipo de Imanol por la varita de un estado de gracia que le hace convertir el agua en vino. Los dos últimos partidos en casa resultaron ásperos, pero los solventó en los instantes finales. Frente al Elche fue un error garrafal de un defensa; ante el Mallorca todavía con más mérito, porque con un jugador menos desde la primera parte, la Real se pone líder. Lobete, un chico de la cantera, nacido en Lezo (Gipuzkoa), de 21 años, obró el milagro en el descuento, cuando el Mallorca parecía tener más papeletas para ganar, porque a los donostiarras se les complicaron mucho las cosas en la recta final de la primera parte, cuando Aihen Muñoz no midió las consecuencias de su patada a Galarreta y vio tarjeta amarilla, que era la segunda, y dejó a su equipo con diez jugadores.
Hasta ese incidente, el partido parecía uno más de los que acostumbra la Real a jugar en su campo y en los que va macerando al rival, que acaba cociéndose en su propio jugo. La ausencia de Oyarzabal, castigado por una lesión después de encadenar partido tras partido desde la temporada pasada, le había quitado mordiente al ataque donostiarra, pero Imanol seguía con su plan con otros nombres, y al técnico de Orio siempre le responden, juegue quien juegue.
El Mallorca no había sido capaz hasta entonces de otra cosa que de defenderse con orden, pero después del descanso tomó la iniciativa. En superioridad numérica, adelantó las líneas y se puso a correr, intentando anchar el campo. Consiguió marcar Ángel en el minuto 52, pero el árbitro vio mano en el control y lo anuló. La Real optó por salvar los muebles y activó el modo supervivencia. Retrasó las líneas y se estiró lo que pudo, que no fue demasiado, sobre todo cuando Isak abandonó el campo.
Estuvo inteligente Imanol con los cambios, que refrescaron al equipo y consiguieron atascar al Mallorca, que perdió vuelo cuando Ruiz de Galarreta fue reemplazado a falta de un cuarto de hora para el final. Pese a todo, el Mallorca apretó y pudo marcar en los instantes finales, en un remate de Abdón Prats que se marchó alto, pero en la siguiente acción apareció Lobete para marcar en el descuento y elevar a la Real Sociedad a los cielos.
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