Messi, en la casa del ‘football champagne’
El argentino debuta con el PSG en el estadio del Stade Reims, el mítico club que jugó dos finales de la Copa de Europa contra el Real Madrid en la década de los cincuenta
Leo Messi debutará este domingo con el PSG en la Ligue 1 (20.45, Telecinco) en un escenario con solera, el estadio Auguste-Dalaune, propiedad del Stade Reims, el mítico club galo fundado en 1931 y que tenía su origen en la Societé Sportive du Parc Pommery, nacida en 1911. En la década de los cincuenta fue el gran dominador del fútbol francés, llegando a perder dos finales de la Copa de Europa (1956 y 1959) contra el Real Madrid. La primera en el Parque de los Príncipes en la primera edición de la competición (3-4) y la segunda en Stuttgart (0-2). Por la espectacularidad de su juego, pleno de regates, paredes y jugadas asociativas y por ser considerada Reims la capital europea del “espumoso”, el equipo era reconocido entonces en todo el continente como el más genuino representante del football champagne.
Un guiño entre el pasado y el presente. El argentino estrenará camiseta en un escenario levantado a mediados de la década de los años treinta como un velódromo y que dio cobijo a un partido del Mundial de 1938, Hungría-Indonesia, (6-0) y ante el club con más pedigrí del país con sus seis títulos de Liga, dos Copas y cinco Supercopas conquistados entre 1949 y 1966.
Albert Batteux, primero jugador y después entrenador; Raymond Kopa, que después ficharía por el Real Madrid con viaje de ida y vuelta y cuyo apellido da nombre ahora a la Ciudad Deportiva del club; Just Fontaine, que todavía tiene el récord de goles en un Mundial, 13, en Suecia 1958; Michel Hidalgo, que después hizo carrera como seleccionador francés; Robert Jonquet, un defensa excepcional; Roger Piantoni, compañero de fatigas goleadoras de Fontaine… formaron parte de aquel legendario equipo que marcó una época.
Su prestigioso pasado poco tiene que ver con su complicado presente. Volvió a la máxima categoría en 2018 con el principal objetivo de mantenerse entre los grandes. La ciudad, en la que no se vive normalmente un ambiente muy futbolero, está, sin embargo, desbordada por el más que posible estreno en su estadio de Leo Messi con Neymar y Mbappé como lujosos compañeros de cartel.
En el único partido disputado en casa en este curso, ante el Montpellier, la asistencia fue de 8.887 espectadores, pero para la cita del domingo las 22.000 localidades se agotaron a las pocas horas de ponerse a la venta. La solicitud de acreditaciones de prensa también ha desbordado todas las previsiones. Doblándose casi el precedente de marzo de 2013 con la presencia del equipo parisino con Beckham e Ibrahimovic en sus filas en el que ya se vivió un pequeño terremoto, pero no de la dimensión del actual. El récord de asistencia, con el estadio ya remodelado, data de agosto de 2012 con la visita del Olympique de Marsella (21.044 aficionados).
Al frente del Stade Reims se encuentra ahora el técnico español Óscar García Junyet (Sabadell, 48 años), que ha firmado un ilusionante proyecto de tres años, pero que bien sabe por experiencia propia que son los resultados, no los contratos, los que mandan en la carrera del entrenador. Él está viviendo también en primera persona la locura colectiva que vive la ciudad. Cuenta por empates sus tres partidos de Liga y reconoce que la presencia de Messi en el PSG convierte el partido en algo especial para él.
“No puedo olvidar que he crecido y jugado en el Barcelona y que he disfrutado muchos años de Messi. Cuando salió la noticia de su marcha al PSG pensaba que era un fake news y hasta que no lo vi no me lo creí del todo. Se da la curiosidad que cuando debuté con el Celta como entrenador, en noviembre de 2019, también me enfrenté a Messi. Perdimos 4-1 y él hizo tres goles. Menos mal que fueron de falta y de penalti, que no es lo mismo que sean de jugada”.
García Junyet comenta a EL PAÍS que está preparando el partido pensando en que Messi, Neymar y Mbappé van a ser titulares. “Después ya veremos lo que pasa, pero si Leo quiere jugar, va a jugar los minutos que considere oportuno. No tengo pensado ningún planteamiento, ni marcaje especial para él. Es incontrolable. Trabajamos aspectos colectivos. Estamos jugando con una defensa de tres centrales. Nos tendrán que echar una mano los laterales, los centrocampistas, e intentaremos tener el balón cuanto más mejor, para que no lo tengan ellos. Con el Celta nos enfrentamos otras dos veces más además de la del día de mi debut. Empatamos una (2-2) y ese día pudimos ganar en el último minuto y perdimos la última (0-3)”.
El técnico es realista sobre la gran diferencia que existe entre su equipo y el PSG. “Con la plantilla que tiene, con el segundo equipo lucharían por ser campeón de Liga. Estos tres puntos no son de los que cuentas con ellos, pero los vamos a luchar. Siempre es una motivación. Estoy contento del rendimiento del equipo, le hemos cambiado la cara, somos más ofensivos, aunque nos hemos quedado sin delanteros”.
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