Simeone y Lopetegui retocan sus obras
Los entrenadores de Atlético y Sevilla han movido sus piezas con eficacia para sumar dos victorias
Dos partidos, seis puntos. Dos simples pasos. Cortos, pero lo suficientemente indicativos como para pensar que el Sevilla y el Atlético quieren seguir creciendo como equipos y no ponen límites a sus aspiraciones. Ambos se están acostumbrando a ganar. Lo hacen cuando juegan bien y menos bien. Marcan pronto y saben gestionar después su renta con oficio, o en el último minuto, como los hispalenses en Getafe. Los dos son cada vez más cuadros de autor. La influencia de Lopetegui y Simeone va cada día más allá de la de un técnico al uso.
El técnico vasco ha tirado de pizarra en estos dos encuentros. En el primero, contra el Rayo en el Sánchez Pizjuán, salió con una defensa de tres centrales (Koundé-Diego Carlos-Rekik) para colocar a los laterales (Navas y Acuña) por delante de los mediocentros (Fernando y Jordán) y tres hombres más avanzados también en diferentes alturas (Óscar-En-Nesyri-Idrissi). Tras el descanso hizo debutar a Lamela y el argentino le respondió con dos goles.
El lunes, en Getafe, Lopetegui cambió al portero, Bono por Dmitrovic, volvió a su clásica defensa de cuatro elementos y se ajustó al 4-2-3-1 para terminar el partido casi con cuatro delanteros (Lamela-En-Nesyri-Rafa Mir-Idrissi). Otra vez los cambios tuvieron influencia directa en el marcador: el gol del triunfo lo fabricaron entre Rafa Mir, remate al poste, y Lamela, aprovechando el rechace, que entraron en la segunda parte.
Su plantilla no está cerrada. Ante la más que posible marcha de Koundé, Monchi ya tiene preparado otro central de su fábrica y se anuncian la llegada de otros dos jugadores contrastados. También tendrán que salir algunos para no dejarle al técnico una plantilla demasiado larga e ingobernable.
El experimento de Kondogbia. El campeón pretende pisar sobre sus propias huellas. Son las que le llevaron hasta el título. Simeone ha apostado en los dos partidos por la defensa de tres centrales que parece que ha llegado para quedarse definitivamente como primera opción defensiva y a partir de ese posicionamiento escalona hombres por delante en varias alturas. Mantiene su costumbre de ir poniendo en escena a los nuevos poco a poco para que no se ahoguen en un mar desconocido. Es el paso de su gran fichaje: De Paul. De suplente en Vigo con media hora en la segunda parte a titular contra el Elche, con la última media hora de descanso. Apunta a titularísimo al lado del capitán Koke.
Con Felipe en plena recuperación y Hermoso sancionado, se inventó un central: Kondogbia. Consciente de que el joven Nehuén ocupa plaza de extracomunitario (se va cedido al Udinese) y que en la zona central tiene jugadores suficientes para elegir entre Koke, Herrera, De Paul, Llorente y el propio Kondogbia, coloco a éste de central zurdo. Ya había hecho una prueba en un amistoso contra el Feyenoord. El futbolista francés nacionalizado centroafricano cuajó un partido casi perfecto. Tiene cualidades y físico para jugar ahí. Se lo permiten su sentido de la anticipación, su buena salida de balón en conducción y su facilidad para recuperar balones divididos con sus tentáculos alargados. Es una buena variante como quinto central, aunque deberá mejorar su poder de concentración. Casi siempre comete algún error grave.
El aviso de Pellegrini. Interesante y oportuno el mensaje de Manuel Pellegrini después del Betis-Cádiz. El técnico chileno denunció que la Liga es la competición más lenta de Europa y que tiene menos tiempo efectivo de juego. Las estadísticas le dan la razón. De los cinco grandes campeonatos es donde menos tiempo real se juega: 50 minutos 57 segundos por encuentro. En la Bundesliga se cronometran 53m 26s; en la Premier, 54m 15s; en la Serie A, 54m 20s; y en la Ligue 1 es donde más se juega, 55m 41s.
En manos de los árbitros está el remedio a tal situación que se ha agravado desde la llegada del VAR, pero que ya existía en el fútbol español antes de su implantación. Contra el pecado de perder tiempo, simular en el más amplio sentido de la palabra y alargar los prolegómenos de los lanzamientos a balón parado, está la virtud de los colegiados de recuperar todo el tiempo perdido con prolongaciones ajustadas a lo ocurrido hasta entonces. El reglamento les avala.
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